Los periodistas no pueden estar vinculados con el poder: Enrique Serna

San Luis debe ser la única ciudad del país con una calle dedicada a Iturbide, dice el autor de El seductor de la Patria y El vendedor de silencio.

José de Jesús Ortiz

Su novela El vendedor de silencio, sobre la figura envilecida del periodista Carlos Denegri exhibió, desde la ficción, las prácticas corruptas de un oficio. La extorsión, las complicidades con el régimen y el enriquecimiento a cambio del silencio.  Gran narrador, dice que la diferencia entre el historiador y el novelista es que el historiador plantea ‘así fueron las cosas’, mientras que el novelista histórico dice ‘así pudieron ser’.  

Enrique Serna (Ciudad de México, 1959), considera que la figura de Denegri —a quien Julio Scherer definió como “el mejor y el más vil de los periodistas”—, correspondió a una etapa histórica en la que el régimen ejercía una censura férrea y la corrupción periodística era parte del sistema.

“Ahora los mejores en la actualidad son los periodistas independientes porque a partir de que se liberalizó la prensa en México fue muy evidente quienes reciben línea del poder y quiénes en cambio tenían su propio criterio”.

Afirma también que el papel del intelectual en la sociedad moderna debe ser el de exponer su voz frente a los problemas de su tiempo, más allá de su obra, “el intelectual es el que participa en el debate público y para participar en el debate público necesita ser independiente y arriesgarse a emitir opiniones impopulares, que incluso le puedan quitar lectores”.

Egresado de la Licenciatura en Letras Hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),  en sus inicios publicista, guionista de telenovelas y colaborador de la productora Clío de Televisa, además de asiduo en suplementos culturales como el de Sábado, que dirigió Huberto Batis, es también  autor de una amplia obra literaria que inició a finales de la década de 1970, en ella están El seductor de la patria sobre Antonio López de Santa Anna (Premio Mazatlán de Literatura), y la novela El vendedor de silencio (Premio Xavier Villaurrutia, 2019), quizá sus trabajos más conocidos.

Entrevistado poco antes de su participación en un recital en el Festival de Letras de San Luis realizado la semana pasada, Serna habla del ejercicio del periodismo en México, del papel de los intelectuales y de la etapa de Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de México, “fue un retroceso terrible”, considera.

Astrolabio: Dos de sus novelas más conocidas, El seductor de la Patria y El vendedor de silencio, son novelas históricas sobre personajes reales ¿cuál es el proceso que sigue para la escritura y la investigación? 

Enrique Serna: Para El seductor de la Patria se produjo de una manera curiosa porque yo iba a escribir una telenovela histórica sobre la vida de Santa Anna, pero  finalmente canceló ese proyecto Televisa, que es que es la compañía que lo iba a producir, y como a mí ya me había gustado mucho el personaje entonces tuve que emprender por mi cuenta una investigación para escribir una novela a partir de cero, aprovechando eso sí los materiales que había en el archivo de la editorial Clío para que me sirvieran en mi novela; en el caso de El vendedor de silencio, pues desde hace 25 o 30 años había un oído y leído algunas leyendas sobre la vida de Carlos Denegri, contadas por sus contemporáneos, me pareció que ya existía una leyenda negra en torno de este personaje, yo creo como los románticos alemanes que las leyendas son la materia prima de la literatura porque cuando un personaje logra tener una aura legendaria es porque es una figura emblemática de una época y pues me pareció que sería muy interesante, era un personaje novelesco porque en él hay una perfecta compenetración entre vida pública y vida privada, él era prepotente en su oficio periodístico y era igualmente prepotente con sus parejas. Entonces, me lancé después de mucho tiempo porque se me atravesaron otros proyectos a emprender una investigación hemerográfica, a recabar testimonios y por supuesto mi novela también tiene muchos elementos de ficción porque hay cosas sobre su vida que no todo se puede averiguar.

A: ¿La investigación es un trabajo individual o tiene gente que lo apoya en el proceso?

ES: Sí, es un trabajo casi totalmente individual, en un momento tuve un ayudante, pero solamente dos o tres meses.

A: En El seductor de la Patria, hay un pasaje que usted recrea desde la ficción de una estancia de Santa Anna en San Luis Potosí en el que dice sobre la ciudad: “es una ciudad levítica donde las mujeres visten de luto y hasta las putas parecen monjas de clausura”. ¿Es la imagen de una ciudad absolutamente conservadora y cerrada a principios del siglo XIX?

ES:  Sí (risas), yo creo que tal vez no haya cambiado mucho. Estoy viendo que aquí hay una calle Agustín de Iturbide, eso me llamó mucho la atención, creo que debe ser la única ciudad de México donde hay una calle dedicada a Iturbide que en el resto del país está considerado un villano execrable, pero pues supongo que aquí lo admiran mucho.

A: Hay también una calle Hernán Cortés y José de Gálvez.

ES: ¿Sí? Fíjate, en eso son únicos.

A: El vendedor de silencio es una novela sobre Carlos Denegri, “el mejor y el más vil de los periodistas”, según lo definió Julio Scherer García ¿de dónde surgió su interés por este personaje, comentaba que fue por la leyenda negra que se había construido sobre él, pero en qué momento decide abordarlo?

ES: Pues cuando decidí que ya me iba a lanzar a escribir, es una idea que me venía rondando la cabeza durante mucho tiempo y en el momento de ya, pues me puse manos a la obra, no me acuerdo cuál fue el detonante.

A: En alguna entrevista después de la publicación de la novela planteaba la idea de que un personaje como Denegri solo pudo ser posible en el contexto de un régimen corrupto y autoritario como el mexicano de aquella época, su figura no es una excepción o anomalía, pareciera que era la regla del periodismo de aquella época.

ES: Sí, exacto, pero pues creo que esas condiciones no se van a volver a repetir en otras épocas de la historia, porque ese era finalmente un gobierno que ejercía una censura férrea, que controlaba el monopolio del papel para los periódicos y que utilizaba la corrupción y el embute como una manera de granjearse las simpatías de todo el medio periodístico. Entonces, en ese mundillo donde los periodistas eran portavoces del régimen, un personaje como Denegri supo encontrar muy bien su camino y se convirtió en una celebridad porque tenía ventajas sobre otros colegas suyos, él por ejemplo hablaba muy bien inglés, francés alemán y eso pues le daba más lustre a los políticos que querían pararse el cuello cuando los entrevistaba.

A: ¿Era un periodista ilustrado?

ES: No, no muy ilustrado, porque no creo que fuera muy culto. No fue ni remotamente, un intelectual, tampoco me parece que haya sido un buen prosista, si uno compara por ejemplo su periodismo con el de Salvador Novo pues está a mil años de distancia: Novo era un extraordinario escritor que a vuelo pluma podía escribir artículos extraordinarios, mientras qué, decía Monsiváis que Denegri tenía una prosa de cilindrero (risas), eso decía de él.

A: Dice sobre Denegri en la novela que “para disipar cualquier predicamento moral empleaba un lema acuñado por los decanos de oficio: embute que no te corrompe, tómalo”, ¿esa era su premisa de trabajo?

ES:  Sí, era un lema cínico que había en aquella época, pero eso no lo inventó Denegri, ya existía desde antes de él.

A: En alguna parte de la novela recrea un pasaje de una conversación de Denegri en la que Rodrigo de llano, director de Excélsior, dice que “en este negocio no solo vendemos información y espacios publicitarios, por encima de todo vendemos silencio”, ¿qué tanto de eso que narra es ficción o información que está respaldada en fuentes documentales?

ES: Lo que trata de hacer cualquier novelista es que el lector crea que todo lo que está diciendo es verdad, no puedo hacer un deslinde de decir esto es histórico o esto es ficticio porque voy en contra de mi propio deseo de que el lector crea que todo es verdad, pero por supuesto que hay una buena cantidad de ficción en esta novela. O sea: este es un es un diálogo que pudo haber ocurrido, yo creo que pudo ocurrir, la diferencia entre el historiador y el novelista es que el historiador dice ‘así fueron las cosas’, mientras que el novelista histórico dice ‘así pudieron ser’.  

A: Más allá de las transformaciones que ha habido el periodismo en México en las últimas décadas, pareciera que en muchos medios sigue vigente esa premisa de ser vendedores del silencio, simples negociantes o comerciantes de la información.

ES: Pues siempre ha habido ese tipo de lacras en el mundillo periodístico, pero creo que ya no se puede decir como decía Scherer de Denegri que era el mejor y el más vil de los periodistas, yo creo que los mejores en la actualidad son los periodistas independientes porque a partir de que se liberalizó la prensa en México fue muy evidente quienes reciben línea del poder y quiénes en cambio tenían su propio criterio, de modo que ahora creo que los mejores periodistas ya no pueden estar tan vinculados con el poder.

A: ¿En qué etapa considera que se da esta liberación de la de la prensa? ¿coincide con el proceso de democratización del país en las últimas décadas o en qué momento se da?

ES:  Bueno pues en mi novela le rindo homenaje a dos personajes que abrieron brecha en la libertad de expresión, que fueron Jorge Piñó Sandoval, director de la Revista Presente, y también Julio Scherer. Se fueron abriendo pequeños espacios y después eso contribuyó a que hubiera una apertura democrática que llegó a la transición, sobre todo creo que a partir del año ´97 ya empezó a haber una libertad plena en todos los medios de comunicación e incluso la televisión y el radio.

A: ¿Es cuando el PRI pierde la Ciudad de México y la mayoría de la Cámara de Diputados?

ES: Exacto, que es cuando empieza realmente la democracia en México.

A:  En el caso de Jorge Piñó Sandoval, que fue director de la Revista Presente que se enfrentó al gobierno de Miguel Alemán, dice al final de la novela que hay que honrar a periodistas aguerridos como él para entender de dónde venimos en materia de ética periodística ¿sería un referente de la prensa independiente en México?

ES: Sí, sin duda alguna.

A: En el caso de Julio Scherer en particular ¿es la antípoda de ese periodismo corrupto de Carlos Denegri?

ES:  Sí y de hecho tuvo una participación muy importante en los últimos años de Denegri porque de haber empezado él como office boy del Excélsior, que lo mandaban a comprar tortas los periodistas estrellas del periódico como Denegri, fue ascendiendo, ascendiendo, ascendiendo hasta llegar a ser director del periódico y como él quería adecentar  el periódico entonces empezó a arrinconar a Denegri, ya no le publicaba en primera plana y eso lo llevó a la desesperación también, y contribuyó a que se tuviera ese episodio psicótico de los últimos años de su vida. Lo empiezan a relegar algo que fue muy doloroso para él después de haber sido tantos años el reportero estrella del periódico…Scherer era el director del periódico en los últimos años de Denegri, es indudable que es muy importante.

A: ¿Quiénes serían los Carlos Denegri de la época actual?

ES:  No podría decirlo porque no tengo pruebas de que fulanito de tal o mengano sean corruptos, pero de que sigue habiendo chayoteros no me cabe la menor duda.

A: En Genealogía de la soberbia intelectual dice que “hasta el ciudadano que nunca se quiere meter en política tiene que hacerlo cuando la política se mete en su vida y los intelectuales no son la excepción a la regla”. ¿El papel del intelectual, más allá de su obra, debe ser también asumir posiciones públicas frente a los problemas de su tiempo?

ES: Sí, eso es justamente lo que define al intelectual porque hay escritores que nunca asumen esas posiciones públicas y pueden ser algunos de ellos, tener una alta calidad literaria, pero el intelectual es el que sí participa en el debate público y creo que para participar en el debate público necesita ser independiente y arriesgarse a emitir opiniones impopulares, que incluso te puedan quitar lectores.

A: ¿Ese sería también el caso, por ejemplo, de los académicos, que pueden hacer un trabajo intelectual, pero si no asumen posturas públicas no estarían cumpliendo con ese papel?

ES: Sí creo que también y me da la impresión de que en México ha habido una grave falta de valor civil para expresar lo que piensa la gente, en la cátedra y en el mundo intelectual.

A: ¿Qué piensa del papel intelectual moderno en el caso de México, cree que ha logrado esa independencia para asumir la crítica?

ES: Algunos han logrado mantenerla, otros no, se convierten en voceros de un régimen, de un partido, de grupos de empresariales.

A: ¿En el caso de México pareciera una tradición de los intelectuales mucho más cercana al poder más que de independencia?

ES: Lo fue durante gran parte del siglo veinte porque había esa tradición de que los escritores o losintelectuales importantes tenían puestos, por ejemplo, en el servicio exterior, varios de ellos que fueron embajadores, algunos llegaron también a ser ministros como Torres Bodet, José Gorostiza, Agustín Yáñez, etcétera, entonces era una época en donde eso, pero yo creo que a partir de ´68 empezó a haber un deslinde y  una gran parte del mundillo intelectual no quiso estar vinculada de esa manera con el régimen.

A:  En los 90´s con el gobierno de Salinas se da un modelo de cooptación a los intelectuales a través de apoyos a la creación artística.

ES: Sí, que es una de las cosas que yo quise ridiculizar en mi novela El miedo a los animales, justamente.

A: Fue muy crítico con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, firmó diversos desplegados uno de ellos en particular de septiembre del 2020 titulado en defensa de la libertad de expresión, donde decían que “la libertad de expresión estaba bajo asedio en México y con ello estaba amenazada la democracia” ¿cuál sería su evaluación general de ese gobierno que recién concluyó?

ES: Creo que es un gobierno que ha hecho un retroceso terrible en la vida democrática de México, ha destruido las instituciones democráticas con el afán de eternizarse en el poder y que para colmo también destruye instituciones como el INAI (Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información) que eran una salvaguarda contra la corrupción, porque ahora ya no va a haber la posibilidad de que una institución autónoma e independiente dé información sobre las cuentas públicas y eso les va a permitir seguramente saquear las arcas de la nación con absoluta impunidad.

A: ¿Tan negativo fue ese gobierno?

ES: Yo lo veo nefasto, en todos los aspectos, creo que es un retroceso terrible.

A: ¿Y cuáles serían sus críticas a la etapa del neoliberalismo en México, en los gobiernos del PRI y del PAN?

ES: Las hice en su momento, yo critiqué mucho a los gobiernos de Calderón, de Peña Nieto, de Fox,  porque por ejemplo no pudieron detener la escalada criminal, sobre todo eso, creo que fue lo más terrible y lo más grave de ellos, tampoco pudieron frenar la corrupción y me da la impresión de que en el pecado están llevando la penitencia ahora, crearon tal descontento que le facilitaron el acceso al poder a Morena.

A: ¿Fue el huevo de la serpiente?

ES: Pues el huevo de la serpiente es lo que estamos viviendo ahora, porque este régimen autoritario ya tiene muchos rasgos dictatoriales, la manera como lograron la mayoría calificada en el Congreso por ejemplo mediante esta mayoría artificial que les dio el INE que no tuvieron en las urnas, eso me parece un fraude tan terrible como el fraude electoral del 1988.

A:  A propósito de ´88 ¿usted tuvo una postura de simpatía y apoyo hacia el movimiento que encabezaba Cárdenas?

ES: Sí, estuve participando en muchas marchas y de hecho recabé firmas para un desplegado entre hijos de exiliados españoles porque como era Cuauhtémoc Cárdenas el candidato de la izquierda, pues nos parecía que por solidaridad con el hombre que permitió la llegada del exilio español a México había que apoyarlo; le mandamos una carta a Felipe González (presidente de Gobierno de España) diciéndole que no aceptará a Salinas de Gortari, no nos hizo caso Felipe González, pero en fin, sí estuve participando muy activamente.

A: ¿Conoce la literatura que se hace en San Luis? ¿hay algún escritor en particular que le interese, de ahora u otras etapas?

ES: Realmente no la conozco, no podría opinar.

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