Abelardo Medellín Pérez
Tanto se han vanagloriado y llenado la boca los morenistas con su auto engaño repetido de servir al “pueblo”, que en harás de servir a ese “pueblo” imaginario, los militantes del partido oficialista han perdido de vista la principal razón de ser de un partido (por que sí, son un partido): representar a la ciudadanía.
El mejor ejemplo del propósito descarriado de Morena lo vivimos justo aquí, en casa, en el Congreso de San Luis Potosí. ¿Dónde más si no en el congreso?, pensando claro que morena aún figura poco a nivel municipal y sus bases partidistas como institución, son una endeble masa dependiente de los acuerdos que a nivel federal se hagan con el gobernador Ricardo Gallardo Cardona.
En otros espacios no, pero en el Congreso vaya que se ha notado la presencia del morenismo, como un perfecto ejemplo de lo que ocurre cuando un partido (y esto ha pasado muchas veces en nuestro país), deja de representar intereses públicos, y pasa a representar únicamente sus intereses políticos.
A penas la semana pasada vimos cómo, cabizbajos y rabo-metidos, los diputados de la bancada guinda, por un lado, decían estar en contra del contenido de la Ley de Ingreso del Estado y las formas en que está fue procesada por la Comisión encargada dentro del Congreso, y por otro, en pleno, sin discusión ni contra tiempo, se les vio perfectamente alineados y a favor de lo que tanto criticaron.
Unos días antes de aprobar los nuevos impuestos del gobierno, los diputados acusaban su tratamiento a escondidas, las incongruentes formas de proponerlo, la manera en que fue una legisladora la que hizo el trabajo sucio del gobernador; y llegado el día de votarlo, la justificación del morenismo ante su complacencia con el ejecutivo, fue llamar al servilismo “una correspondencia política”. De ese tamaño el desdén por su propia fachada.
En el pleno aún, el diputado Carlos Arreola Mallol, ahondo en dicha “correspondencia” y explicó que el Partido Verde de México (PVEM) había tenido la amable consideración de aprobarle el paquete fiscal del gobierno federal en la cámara de diputados.
Para el diputado Arreola Mallol, las actuaciones públicas de quienes representan a ese “pueblo” en el que tanto soportan su moralismo incrédulo, no son la cristalización de acuerdos a través de principios comunes o el resultado de una valoración que dependen de las condiciones de sus representados.
No. Los votos de Morena a favor del incremento y nuevos impuestos del gobernador Gallardo Cardona, ni siquiera fueron en favor del Estado potosino; fueron votos de agradecimiento para el Partido Verde Ecologista de México, porque a nivel federal el Verde aún es una aliado útil, no cercano, no correspondido, no popular, solo útil.
Para efectos prácticos, Morena en San Luis Potosí, es lo que el PVEM es a la 4T; una alianza incómoda, impopular, con capacidad de agencia limitada y que debe responder a lo que se le pide, o le puede jugar en contra los designios del ejecutivo.
En esas condiciones, y según nos hicieron saber los propios diputados, el visto bueno a los nuevos impuestos por parte de la bancada, significó un acto que no estuvo respaldado por el apoyo al Estado, ni la consideración de mejorar las condiciones presupuestales del ejecutivo; simple y llanamente era un pago de favores.
El Verde sirve de relleno a la mayoría obscena de Morena en lo federal, y Morena sirve de tapete a los artificios presupuestales que requiera el ejecutivo local. A eso se refiere Morena cuando habla de correspondencia.
Y en medio de su estratagema para no incumplir con acuerdos políticos mayores (de los que no forman parte), los diputados morenistas de San Luis Potosí, como dijimos, se dejan ver como un buen ejemplo de lo que es legislar sin representar.
No hubo debate en pleno. No escuchamos los golpes en el pecho que siguen a la usual perorata de “primeros los pobres”; no vimos escenificaciones lastimosas de legisladores que se jactan del apoyo a la 4T, como si de un concurso de popularidad se tratara; nadie atestiguo al morenismo que siempre alardea su Humanismo, pero aprueba paquetes fiscales con el pragmatismo priista que ya bien conocemos; ni siquiera apareció la sombra de aquel cuento obradorista de la austeridad republicana, aquí solo apareció la apabullante traición al “pueblo”, ese que no saben definir, pero pueden perfectamente ignorar.
Hoy, es un hecho que el gobierno del Estado podrá cobrar nuevos y más caros impuestos el próximo año y todo con el aval de una fracción parlamentaria que ya no es obradorista, ya no es humanista, mucho menos sirve a los ciudadanos.
Alguien vaya y pregunte a la gente del distrito VII, XII y XIII; pregúntenles si ellos estaban de acuerdo con nuevos impuestos, porque si no, hay al menos tres diputados que deben una explicación ante su representados.
Nadie culpa a los legisladores de Morena por cuidar su cargo y próximo escalón político antes de pensar en representar efectivamente a la gente, o si quiera a su partido, solo señalamos aquí un hecho evidente. Y que a nadie sorprenda si Morena, como opción al Partido Verde, fracasa en el 2027. Ante tal nivel de sumisión, no se esperaba que Morena fuera un opositor, pero funesto resulta ver que ni siquiera su propio discurso pudieron mantener.
Esto a penas inició, y de “correspondencias políticas” todavía nos quedan tres años.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Maestrando en Estudios sobre la Democracia y Procesos Electorales en el posgrado de Derecho de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha trabajado como reportero y columnista en los medios digitales La Orquesta y Arco Informativo; actualmente es reportero de Astrolabio Diario Digital. Ha sido acreedor de dos premios estatales de periodismo en las categorías de Artículo de Fondo y Periodismo Regional.