“¡Lásssstimaa Margarito!”

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Por: Eduardo Delgado.

 

El reparto anticipado de invitaciones a la entrega de la presea “Plan de San Luis” a Manuel Fermín Villar Rubio, así como la presencia de funcionarios y directivos universitarios en la sesión extraordinaria del Congreso del Estado, encabezados por el Secretario General, David Vega Niño, perfilaban la aprobación del dictamen, pero el resultado de la votación fue negativo y el rector pasará a la historia local como el primer potosino propuesto en ser rechazado para recibir esa condecoración.

“En contra”, reportó el diputado Jorge Alejandro Vera Noyola tras verificar el sentido del voto de la primera de las 20 cédulas que sacó de la urna. De la segunda repitió “en contra” y de la tercera consignó “abstención”.

En los rostros universitarios que antes mostraban jovialidad, seguridad y alegría empezaron a surgir signos de evidente preocupación: ¿Qué pasa? Se preguntaban, ¿Qué está pasando? Parecían repetir en lo que se apuntaría pronto como la tarde más triste para el señor rector.

La cuarta fue la primera “a favor”, las siguientes tres se acumularon en sentido adverso, enseguida se sumó otra abstención, seguida de otro favorable y el décimo fue “en contra”. El conteo, a ese momento, sumaba seis desfavorables, dos abstenciones y dos a favor.

En la parte alta del área destinada al público la elite que conforma el grupo de “servidores” del rector se mostraban sorprendidos, desconcertados, sin alcanzar a comprender qué diablos pasaba.

Ya para entonces, las huestes universitarias habían pasado del estupor a la seguridad de que no estaban soñando. Un grupo de ocho diputados votarían en contra del rector de la excelencia.

Sobre todo después de que llegaron con la plena, absoluta, confianza de que el reporte final al “jefe” sería positivo. Máxime luego de que los diputados avalaron, por unanimidad, declarar a la Universidad como institución “Benemérita”.

En los votos restantes se acumularon otros dos negativos, tres abstenciones y cinco positivos. El resultado del escrutinio le fue reportado al promotor de la condecoración, Crisogóno Sánchez Lara, en su función de presidente de la Directiva.

Con cara de “¡Qué demonios está pasando!”, los colaboradores del rector escuchaban el fatídico conteo de votos: fue demoledor. Quienes volteaban a ver a los universitarios aseguran que no habían visto tanta desesperación y ánimos pesarosos desde que Mario García Valdez fue eliminado como candidato a la gubernatura por el PRI.

“Habiendo resultado siete votos a favor, cinco abstenciones y ocho votos en contra no se aprueba el dictamen y en consecuencia devuélvase a la dictaminadora para los efectos legales procedentes”, ordenó “Chógono”, a quien más le habría valido recular, aunque seguro también podrá decir que errar es cosa de humanos.

Los “villarubistas” salieron disparados del recinto legislativo, a ofrecerles sus “condolencias” a un Villar Rubio abatido en la oficina de rectoría. En fila, cabizbajos, siguieron los pasos de Vega Niño al edificio universitario.

En vano resultó el intento de Magdalena Miranda Herrera, Secretaria Administrativa de la UASLP, por distraer a la mamá de Diego, Socorro Ruiz Medellín, mientras en la tribuna “Chogono” pedía a sus compañeros votar a favor del dictamen para condecorar a Villar Rubio; sólo le habría faltado calificar como “el rector más chingón en toda la historia de la Universidad”.

La madre de Diego acudió al recinto legislativo a exponer a los diputados que la institución representada por Villar Rubio le ha mostrado a una postura inhumana e insensible tras la muerte de su hijo de 12 años.

Asistió acompañada por María Guadalupe Gayosso Arellano, una maestra de Diego, que en entrevista con periodistas reprochó la postura de “quienes no han dado la cara ante la familia”.

Horas después, también ante periodistas, Juan Manuel Reynoso Sandoval, abogado general de la Universidad, reafirmó que el deceso del niño fue derivado de “un trágico accidente”, que la Procuraduría debe deslindar responsabilidades y que el rector pugnara para que ese trágico acontecimiento no quede “sepultado”.

Villar Rubio, justificó, no ha buscado un acercamiento con los papás de Diego “porque tampoco de parte de ellos se ha procurado” y transcurridos los días menos “porque se vino el periodo vacacional”.

Pero, subrayó, la institución “ha cargado, ha apoyado, más bien” –corrigió-, con los gastos de los servicios médicos y funerarios, de lo cual “los padres están conscientes”, remarcó.

Como también “el señor rector está consciente de la situación y de que es importante que la imagen de la Universidad no se manche”, con la que catalogó como “una situación aislada”.

A pregunta expresa de si no le ha faltado sensibilidad a Villar Rubio, sostuvo que “no es que como persona no sea sensible” y “más él como padre”.

De si entonces los padres de Diego son quienes deben solicitar la audiencia con el rector, Reynoso Sandoval sólo remarcó que la institución está en la mejor disposición de apoyar y escuchar a los afectados.

Estimó que por ahora “todo lo hemos manejado por redes sociales o por otros medios, pero una relación directa, a través del área legal, que es mi responsabilidad, no he tenido ningún contacto con ellos”.

Así, además de haberse quedado en la antesala para pasar a integrar la larga lista de potosinos condecorados, Villar Rubio habrá vivido uno de los días más trágicos para quienes se consideran de una selecta casta galáctica.

“¡Lásssssstimaaa Margarito!”, dirían los clásicos en consuelo a los soñadores frustrados.

Amargo día para el rector y para su pléyade burocrática universitaria. “Ya merito” o como diría el Perro Bermudez: “La tuvo, era suya, pero se la dejaron ir”.

 

 

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