Un gobierno entre lo superfluo y lo necesario

Por Victoriano Martínez

“En la Arena [Potosí] se gastaron más de 400 millones de pesos; no somos tontos”, dijo un padre de familia a Juan Carlos Torres Cedillo, secretario de Educación del Gobierno del Estado al reclamarle la intención de cerrar la Escuela Técnica Industrial No. 1 (ETI-1) y la primaria Tipo 21 de agosto.

La expresión, en medio de una protesta de padres de familia de ambos planteles y los niños, deja ver que en el fondo el pan y circo que ha adoptado como política el gobernador Ricardo Gallardo Cardona tiene sus límites y no basta en tanto no se atiendan cuestiones importantes por necesarias.

Dejar en el abandono dos planteles de larga tradición en la comunidad y el deterioro por ello provocado está muy lejos de ser una buena razón para cerrarlos. Más bien representa una traición a los intereses de la sociedad y a la protección, fomento y permanencia de un modelo educativo vigente por más de 62 años.

El lunes, Torres Cedillo señaló como razones para desalojar los inmuebles que el de la ETI-1 estaba colapsado y con problemas en el sistema de drenaje, en tanto que el de la Tipo presenta afectaciones por una falla geológica, lo que los convertía en focos rojos.

Este martes, en plena manifestación de los padres de familia que rechazan el cierre de los planteles, cambió su versión.

“Estamos explicando a los padres de familia cuáles son las circunstancias de estas instituciones que ya no tienen los suficientes alumnos y que tienen que aprovecharse los espacios”, dijo.

Las condiciones de los inmuebles son responsabilidad de la autoridad estatal que, a través de la Secretaría de Educación de Gobierno del Estado (SEGE), debió prever inversiones para su mantenimiento y reparaciones. Una irresponsabilidad ante la que parecen ver en la Universidad Nacional Rosario Castellanos una oportunidad de deslindarse.

El hecho de que ahora señale insuficiencia de alumnos en las dos escuelas parece más un argumento espontáneo que surge ante la urgencia que tiene por justificar algo que tiene más de ocurrencia que de acción basada en estudios y valoraciones serias.

Una comunidad de más de 800 estudiantes no es una insuficiencia de alumnos, sobre todo cuando la posibilidad de que ambos planteles atiendan a más alumnos tiene que ver, otra vez, con la falta de apoyo por parte de autoridades que no parece importarles mantener e incrementar la oferta educativa.

Una comunidad de más de 800 estudiantes que representa una razón mayor que lass forzadas respuestas del titular de la SEGE y que le da más sentido a la consigna que los padres de familia corearon en el trayecto de Torres Cedillo de la ETI-1 a la Tipo: “La Tipo y la ETI no se desalojan”.

Una manifestación que por segundo día consecutivo exhibe la improvisación de las determinaciones gubernamentales que se toman a espaldas de los sectores de la población afectados, a los que al final simplemente se le tratan de imponer medidas perjudiciales. Ejemplos sobran.

Una actitud que contrasta con lo ridículo que resulta que para cuestiones frívolas y populacheras como los conciertos gratuitos en la FENAPO se lancen consultas a través de Facebook para que se propongan a los artistas que se deban contratar.

Un populismo que se pretende afianzar con lo superfluo, pero al que lo necesario lo comienza a exhibir en su inoperancia como un gobierno que efectivamente trabaje por el bien común. En el reclamo por la inversión en la Arena Potosí resuena una pregunta: ¿Le deben agradecer lo superfluo a quien los priva de lo necesario?

Es como si se hiciera presenta la advertencia del escritor español Santiago Posteguillo: “Muchos que se autoproclaman lideres confunden lo superfluo con lo esencial, no se ocupan de lo que es en verdad importante y conducen a todos al fracaso absoluto”.

Skip to content