Por Victoriano Martínez
Aunque lo que ocurra el próximo domingo en el Ejido La Pila pudiera parecer un conflicto interno entre los ejidatarios por la posesión de parte de su territorio, en el momento en que involucra la venta de esas tierras a un empresario y a funcionarios del Registro Agrario Nacional (RAN) para facilitar esa maniobra es una muestra del acoso que enfrenta la propiedad social.
El hecho de que se señale que un personaje como Armando Cuauhtémoc Zárate Arvizu, quien se apropió –con un grupo de 30 ejidatarios– de diversas parcelas que puso en renta y de las que finalmente vendió a Juan Carlos Payán Hernández 51.48 hectáreas de manera irregular a espaldas de su propio grupo indica hasta qué están dispuestos por hacer negocio con la propiedad ejidal.
Zárate Arvizu no sólo traicionó a su grupo de 30 ejidatarios que ahora exigen que ese territorio se reintegre a la posesión del Ejido, sino que tuvo la capacidad de ser apoyado por funcionarios del RAN para intentar desincorporar tierras ejidales sin el consentimiento de la asamblea ni cubrir los trámites obligatorios.
¿Cuántas naves industriales se han construido dentro del territorio del Ejido La Pila con este tipo de maniobras como respaldo a la posesión de facto, aunque se trate de una ocupación irregular?
¿Cuántos casos habrá similares a la empresa de Gas LP Termicentro, que instaló unas esferas gigantes de Gas LP en un área de 40 hectáreas a un costado de la carretera 57, amparados en una escritura pública de una fusión de predios realizada con un notario del municipio de León, Guanajuato?
La vecindad del Ejido La Pila con la zona industrial ya es tal que no son pocos los casos en los que la expansión empresarial ha invadido territorio ejidal sin que se tome el parecer de los ejidatarios en su asamblea y, en muchos casos, con arreglos irregulares entre integrantes del Comisariado Ejidal y los industriales que ven en esas tierras y maniobras la oportunidad de negocios.
Se trata de maniobras en las que existe colusión entre autoridades ejidales, empresarios y autoridades agrarias en perjuicio de los derechos de los ejidatarios, quienes se ven obligados a realizar indagatorias para poder defender su territorio e iniciar litigios como el que llevan contra Zárate Arvizu.
Una situación similar enfrentan los ejidatarios de La Pila con el caso del intento de compra de 30.26 hectáreas por parte del grupo empresarial Mexicana de Técnicos en Autopistas (META) para la construcción de una autopista.
El embate mayor que ha recibido el ejido La Pila fue el intento de intento de despojo de mil 888.99 de sus tierras para venderlas a un grupo de empresarios que pretendían utilizarlas para un parque logístico junto a la actual zona industrial.
Una serie de intentos con simulación de asambleas, escrituraciones irregulares sobre los predios y hasta expropiaciones con la confabulación de autoridades de la Secretaría de Infraestructura y Comunicaciones y transportes forman parte del catálogo de intentos por despojar a los ejidatarios de sus derechos para usufructuar sus tierras.
Este domingo, a todas esas formas de atentar contra la propiedad ejidal en La Pila se podría sumar el sabotaje de una asamblea convocada por el Consejo de Vigilancia para remover al secretario, al tesorero propietario y su suplente del Comisariado Ejidal, por negarse a firmar un acuerdo ante el Tribunal Unitario Agrario (TUA) para que se les reconozcan y doten de sus parcelas históricas a los ejidatarios.
Los ejidatarios estiman que podrían existir en torno a 100 casos similares al de Zárate Arvizu, pero se les dificulta documentarlo por lo difícil que resulta acceder a la información sobre esas ocupaciones ilegales de su territorio.
El caso es que cada vez se conocen más casos y formas en las que el acoso contra la propiedad ejidal y comunal se manifiesta.