Curiosidad y casualidad. Alondras Huastecas

ALONDRAS

Por: Eduardo Delgado

 

“Nunca pensaron ni ser músicos ni formar un trío. Comenzaron por la simple curiosidad de Dana, de ver qué se sentía tocar un violín”, contó Manuel Enrique Limón Villalaz, papá biológico de Dana y Rebeca, que junto con Diana -a quien también considera hija- integran el grupo potosino de música regional “Alondras Huastecas”, condecorado el pasado 12 de agosto con el Premio Nacional de la Juventud 2015, en la modalidad de Expresiones Artísticas y Artes Populares.

En entrevista con astrolabio.com.mx el padre de las Alondras externó un “orgullo inmenso” por el éxito alcanzado por sus hijas en tan solo siete años. Su talento las ha llevado a exponer el huapango en Cuba, Panamá y Colombia.

“El trato que nos dio el Instituto de la Juventud, durante los días que pasamos en México con motivo de la entrega del galardón, me hizo entender que yo tampoco asimilaba la importancia del premio, que todavía no lo alcanzo a dimensionar”, comentó.

“Es algo tan extraordinario que quiero, a través de esta entrevista, hacer extensivo mi agradecimiento y felicitación a todos los miembros del Instituto de la Juventud”, añadió.

Detalló: Dana Sofía Limón Cordero toca el violín y Rebeca Limón Cordero la jarana. Ambas sus descendientes biológicas, “pero hemos convivido tanto, pasadas tantas cosas, que a Diana Laura Hernández Villa –oriunda de Coahuila- que toca la guitarra quinta huapanguera, la considero hija. En ocasiones me dice papá. El huapango nos ha integrado como una familia”, comentó con emoción.

Cuando empezó esta historia, comentó, Dana y Diana tenían 10 años; Rebeca 7. “En mi opinión las cosas que valen la pena en la vida comienzan por casualidad”. Nunca imaginaron integrarse como trío. “Comenzaron por la simple curiosidad de Dana, de ver qué se sentía tocar un violín”.

Una tarde Dana y Rebeca le pidieron llevarlas al Centro Cultural de las Huastecas en Ciudad Valles, donde ambas nacieron y las tres radican. “Querían estudiar pintura pero la más pequeña no tenía la edad requerida para tomar las clases y Dana no aceptó”.

Ello, resaltó, “muestra que esto, en el fondo, está basado en lealtad y cariño, porque cuando Dana vio que no admitieron a su hermana me dijo. “Si no aceptan a mi hermana yo tampoco me quedo”.

Aquel día, “cuando salíamos, al pasar frente al taller de música folclórica, que dicho sea de paso lo ofrecía el profesor Mario Chávez Solís, Dana me dijo: “Tráeme… quiero aprender a tocar violín”.

A la semana empezó a tomar clases y acompañado por Rebeca pasaba a recogerla para llevarla a casa. “A veces todavía la encontrábamos ensayando con sus compañeros y Rebeca, aunque era una pequeñita, corregía a los muchachos. Les decía: “Así no…canta bien”.

Al escucharla el maestro de música, Mario Chávez Solís le pidió: “A ver canta tú”. Después de escucharla me pidió que se quedara. Le dije: “Maestro, no tiene…” a lo que el instructor objetó determinante “que se quede”.

“A la primera semana sólo cantaba. A la siguiente el maestro le dio una jarana, que no podía tocar porque sus brazos no alcanzaban las cuerdas y por iniciativa propia Don Mario le mandó hacer una jarana a su medida”.

Todos los días van al Centro Cultural de las Huastecas. Salen de la escuela, comen, hacen su tarea y enseguida se van a sus ensayos. Después, si tienen tarea pendiente, regresan a terminarla. “Dicho sea de paso son muy buenas estudiantes”, aseveró.

Dana y Diana fueron compañeras en prescolar, estudiaron la primaria en escuelas distintas y se rencontraron en las clases de música.

Trascurridos el tiempo el Premio Nacional de la Juventud ha sido lo más satisfactorio. “Ha sido la cereza en el pastel”, describió.

Una de sus primeras presentaciones, rememoró, fue en la Primera Jornada Iberoamericana de Niños y Jóvenes Poetas, Troveros y Versadores, celebrada en 2008 en un municipio enclavado en la Sierra Gorda de Querétaro.

“No sabíamos a qué íbamos. Nada más nos dijeron que iban a tocar en un evento y llegando allí nos dimos cuenta que era de talla internacional. El evento tenía varios días y la primera noche les avisaron que ya no iban a tocar”.

“Y honor a quien honor merece, mi esposa, sin que yo no me diera cuenta, encaró al organizador: “¿Cómo que no van a tocar?…ellas vienen preparadas… ¡dígales usted en su cara que no van a tocar!”. “No, no, está bien”, respondió el coordinador.

Subieron al escenario y tocaron una pieza. “Como no hay mal que por bien no venga, cuando ellas tocaron y cantaron estaban representantes de todas las naciones en el escenario y de todos los estados huastecos”.

Les aplaudieron muchísimo y al bajar del escenario fueron a invitarlas a un programa de radio que se iba a transmitir en Jalpan al día siguiente”.

Fueron las únicas menores y fue transmitido con alcance internacional. “Estuvieron, si mal no recuerdo, argentinos y cubanos”.

Este domingo regresan de Medellín, Colombia, a donde acudieron representando a México en otra edición de la Jornada Iberoamericana de Niños, Poetas, Troveros y Versadores.

El papá, originario de Jalisco, se declaró incapaz de describir los sentimientos de sus hijas tras una trayectoria musical corta pero vertiginosa.

“Las veo muy orgullosas, muy contentas. La música las ha ayudado a superarse como personas. Han tenido una formación extraordinaria al convivir con personas de unos 15 países; les ha dado una visión de las cosas que nunca hubieran podido lograr de otra manera”, opinó.

En ello también, destacó, influyó de manera determinante Don Mario, “quien les inculcó la modestia y el gusto por la música, pero además por la regional”.

“Han participado en muchos eventos de huapango, donde han llegado a tocar 20 o 25 piezas en una noche. Las ha formado “convivir con tanta gente, la sencillez que hay, el ver que un acto de ese tipo no tiene la distorsión de lo que da Televisa, Tv Azteca, a sus eventos”, añadió.

“Han tocado con gente genuina, huapanguera, sencilla y eso les ha servido mucho. Aman su música y a donde quiera que van visten su indumentaria con motivos huastecos”, como el día que fueron galardonadas en México.

En perspectiva al futuro, comentó, “siempre les he dicho que de la música, aun cuando les ha dado tanto, aparentemente no es lo de lo que van a vivir. No que la dejen pero que no descuiden lo demás”, les ha recomendado.

Comparte con mucho orgullo que Dana ganó un lugar para estudiar en la escuela de Lauderia en Querétaro, del Instituto Nacional de Bellas Artes. De una importante cantidad de aspirantes “sólo hubo tres espacios y uno fue para Dana, la más joven de los estudiantes. Así se va encaminando por la música”.

Diana quiere estudiar ingeniería en mecatrónica y Rebeca desea ser veterinaria, agregó.

“Pero la música la van a llevar el resto de su vida, independientemente de su actividad complementaria, aunque no se cual vaya ser ésta: si la música o su actividad profesional. Ya lo dirá el destino”, planteó.

De la razón del nombre del grupo musical recordó: “Así como Don Mario ha sido fundamental en su formación han tenido otros maestros, como Los Camperos, que les han dado consejos y ayudas”.

“Como ellos hay una maestra, también famosa, Paty Chávez, originaria de Tamaulipas. Un día, luego de escucharlas cantar les pregunto: “¿Cómo se llama su trío?”.

“No, no tenemos nombre”, le respondieron. “Les queda bien Alondras…, cantan muy bonito”, les sugirió. Luego, por su origen, le añadieron Huastecas.

Manuel Limón, catedrático de profesión pero dedicado a la ganadería, recordó que el trío obtuvo el Premio Estatal de la Juventud y luego “personal del instituto estatal nos dijo que venía la premiación nacional y ofrecieron asesorarnos para mandar la información y así se hizo”.

Sin embargo “tengo entendido que de más de 2 mil propuestas las seleccionaron y lo único que nos dijeron en México (el día de la premiación), fue que en el país hay 45 millones de jóvenes y aquí hay 17 de los mejores”.

Fue algo… bueno… dejémoslo así. Hay muchas cosas de las que tengo opiniones personales pero las omito de momento”, añadió emocionado.

Este domingo las Alondras Huastecas regresan de Colombia y mañana retornan a clases.

  • ¿No está programado una presentación en la feria potosina?
  • Eso no está en nuestras manos, pero a todas las presentaciones que han acudido ha sido por invitación, nosotros nunca las hemos buscado. Siempre han tenido la suerte de ser distinguidas con invitaciones.
  • ¿Qué estudian?
  • Tanto Diana como Dana van al primer año de licenciatura. Rebeca al primero de preparatoria.
  • ¿El estudio las va a separar?
  • Físicamente sí pero su unión es tan sólida… se pelean como hermanas y se reconcilian tan bonito que no hay posibilidades de una separación. La separación la tenemos contemplada, ellas también, pero creo que la tienen resuelta.

ALONDRAS2Dana, Rebeca y Diana con su profesor Mario Chávez Solís.

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