Ciudad de México (09 de septiembre de 2015).- Ibrahim Almohmmad huyó de la guerra civil en su país natal, Siria, y tras su paso por un campo de refugiados en Líbano, aterrizó en Uruguay, dentro de un programa de acogida del gobierno sudamericano.
Pero un año después de su llegada a Montevideo, Ibrahim se quiere ir.
Como él, otras cuatro familias que conforman un grupo de cuarenta personas, acampan desde hace dos días frente a la sede del gobierno en una plaza de la capital.
“Queremos volver a Líbano. El futuro para nosotros aquí es muy negro”, expresa el hombre a BBC Mundo. En un precario español, el hombre que consiguió trabajo en un centro médico del país, tiene tres hijos menores de cinco años y asegura que con el sueldo de 370 dólares mensuales no le alcanza para vivir. Las familias piden más apoyo para poder volver a Líbano, su antigua casa.
“Urugay es muy bueno y lindo, pero la vida es difícil; es muy caro y tenemos una familia grande. Hay familias de 13 o 15 personas. No hay problema con el gobierno del Uruguay, con la gente… Tengo miedo del futuro, quiero soluciones”.
Otros sirios, que llegaron en octubre de 2014 a Uruguay por iniciativa del entonces mandatario José Mujica, también se han quejado del alto costo de vida e incluso de la seguridad, ya que algunos sufrieron robos este último año.
Las familias confían en que, de volver a Líbano, les será más fácil emprender el viaje hacia otros destinos como Europa, como más de 350 mil compatriotas han hecho ya, atravesando el Mediterráneo.
Algunos otros refugiados no descartan permanecer en el país, siempre y cuando se les garantice un futuro más prometedor.
Fuente: BBC Mundo.
