Zimbabue, África (12 de septiembre de 2015).- Caroline Vumbunu cree que ejercitarse entre los muertos le ayuda a prolongar su vida. Todas las mañanas, la mujer de 59 años, trota por el cementerio de Warren Hills en la capital de Zimbabue y no está sola.
El panteón se ha convertido en el escenario favorito para ejercitarse, debido a la escasez de gimnasios en muchos vecindarios de Harare. Vumbunu no solamente trota en medio de hileras de lápidas, sino también pasa junto a una cantidad de gente que practica gimnasia.
Desde las 5 de la mañana, las bien mantenidas secciones musulmana y judía del cementerio desbordaban de actividad. Los entusiastas del deporte tienden a evitar otras partes del cementerio, fundado en 1957, que está descuidado, con lápidas a punto de caerse y caminos agrietados.
Decenas de hombres y mujeres forman grupos para seguir las indicaciones de los instructores y hacen los ejercicios en un camino del cementerio bordeado por incontables lápidas.
“Vamos, seis más”, ordenó el instructor Stewart Chipato a un grupo de mujeres jóvenes.
“Quiero bajar esto”, dijo Chido Chindomu, joven de 23 años, mientras se señala el vientre. Agregó que una amiga le habló sobre los ejercicios en el cementerio, después de que se quejó de los silbidos y comentarios de los hombres cuando trotaba en su vecindario.
Antes de concurrir a su empleo como entrenador en gimnasios de suburbios más acaudalados, Chipato dirige en el cementerio un grupo integrado por sus vecinos.
Los deportistas que se ejercitan entre más de 20 mil tumbas disfrutan del apacible lugar. Hay pocas distracciones aparte de los ocasionales vehículos de servicio o familiares que visitan el lugar de descanso de sus seres queridos.
“El único sitio donde puedo ejercitarme sin problemas es aquí en el cementerio”, afirmó Vumbunu, quien señaló que en otros lugares hay mucho ruido.
Fuente: Milenio.
