Lo condenan a cadena perpetua en Reino Unido por terrorismo… Y tiene 15 años

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Reino Unido (03 de octubre de 2015).- “El niño, vestido con una camisa elegante y corbata a rayas, permanece sentado de forma tranquila durante la audiencia. Rara vez gira la cabeza hacia sus abogados o hacia los familiares que le flanquean. Con su pelo arreglado y engominado, tiene el aspecto de cualquier niño de 15 años. Excepto por las evidencias que prueban lo contrario”.

Así describía el corresponsal de la BBC, Dominic Casciania la vista preliminar del incómodo proceso que el viernes dejó una sentencia para la historia: ese niño tranquilo de corbata a rayas ha sido condenado a cadena perpetua tras reconocerse culpable de un cargo de incitación al terrorismo.

El adolescente, cuya identidad se mantiene en secreto por motivos legales, se acaba de convertir en el condenado por terrorismo más joven en la historia de Reino Unido. A sus 15 años. Y por un delito no consumado.

Durante el proceso, su abogado defensor ha reconocido que las ofensas de su protegido eran serias. Aún así, sostiene que su cliente no debería ser considerado una persona peligrosa. Al menos ya no. Pero el Tribunal de la Corona de Manchester opina lo contrario.

El adolescente de 15 años ha sido condenado a cadena perpetua tras reconocerse culpable de un cargo de incitación al terrorismo.

Internet radical.

Al condenado, natural de Blackburn, se le acusa de planear un ataque terrorista que “con toda probabilidad” hubiera causado un buen número de víctimas mortales, de no haber sido abortado. El joven había decidido que el ataque se produciría en Austrialia, durante la celebración del Anzac Day, día en que se conmemora la Batalla de Galípoli en la Primera Guerra Mundial, donde decenas de miles de soldados de las Fuerzas Armadas de Australia y Nueva Zelandia (ANZAC), y del Reino Unido, perdieron la vida.

La amenaza era seria, y las pruebas irrefutables.

El condenado, crecido en el seno de una familia musulmana moderada, ha reconocido ante el juez su deseo de convertirse en terrorista suicida, declarando que, puestos a elegir dónde detonar su bomba, un avión sería su principal lanza, por aquello de “maximizar el número de víctimas”.

Sin embargo, él no pensaba ensuciarse las manos. Radicalizado por obra y gracia de la propaganda del Estado Islámico en Internet, el acusado había entablado contacto con un yihadista de Melbourne llamado Sevdet Besim, por mediación de Abu Khaled al-Cambodi, un conocido reclutador de ISIS.

Los más de tres mil mensajes encriptados intercambiados entre ambos, demuestran que fue el británico el que diseñó el plan e instigó al australiano de 18 años, a cometer el atentado.

En una comunicación ocurrida el pasado 19 de marzo, el acusado le ofreció a Besim tres posibilidades: un ataque con arma de fuego contra las fuerzas policiales, un ataque con coche bomba o uno con arma blanca. Según el fiscal del caso, Besim expresó su preferencia por usar el coche y cuchillo en combinación.

“Asegúrate de que los perros recuerden esto tanto como a sus ‘héroes caídos'”, comenta el australiano durante la conversación en la que se decidió el Anzac Day como día D.

El acusado británico respondió con un consejo: “Deberías entrar en una casa cualquiera y tener tu primera experiencia con la decapitación”.

“Estás en mi lista de decapitados”.

A su manera, el acusado venía avisando desde hace tiempo. En los últimos años había hecho ostentación de sus fuertes convicciones religiosas, había loado en público a Bin Laden y expresado su deseo de convertirse en yihadista.

Uno de sus profesores había detectado comentarios del joven en Internet, en los que se jactaba de estar preparando un plan para matar a alguien. En su último colegio, había amenazado a otro de los docentes, haciendo correr la voz de que le iba a “cortar el cuello y ver cómo se desangraba hasta la muerte”.

Sus encontronazos con sus maestros no pararon ahí. El año pasado, uno de sus profesores denunció que el joven le había colocado su teléfono en la cara para hacerle ver un video que mostraba cuerpos ensangrentados tirados en el suelo. A otro directamente le espetó: “Estás en mi lista de personas a decapitar”. Normal que en la escuela sus compañeros le apodaran “El terrorista”.

A la vista de las evidencias, el juez ha decidido que la edad no sea eximente.

Se ha condenado a un niño a cumplir la pena de un hombre”.

Fuente: Play Ground.

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