La Venus de Milo es una de las esculturas más famosas del mundo, y de las más representativas de la antigua Grecia. La historia de su descubrimiento es muy curiosa y entremezcla hechos reales con partes de leyenda popular. Peor ¿Dónde empieza la historia y dónde la leyenda?
En la isla griega Milo (antes conocida como Melos), vivía un campesino llamado Yourgos. Este campesino se encontraba un día trabajando el campo cuando, entre la tierra encontró algo duro; al desenterrarlo, se dio cuenta de que se trataba de una estatua de mármol con forma de mujer.
A Yourgos le gustó tanto que decidió llevársela a su casa. La guardó durante mucho tiempo, pero pronto se corrió la voz en el pueblo de su hallazgo, el cual se hizo famoso, y comenzó a recibir muchas visitas de coleccionistas interesados en comprar dicha escultura.
Un día, el gobernador de la isla decidió vender la escultura a un Sultán de Constantinopla sin el conocimiento de Yourgos, pero en el mismo momento que la estaban embarcando, se encontraron con una expedición de franceses que también habían intentado comprar sin éxito la escultura en varias ocasiones. Cuenta la leyenda que ambas expediciones combatieron por la estatua y que ésta, que ya estaba en el barco, cayó contra el embarcadero y se partió ambos brazos.
Finalmente, los franceses consiguieron llevarse la estatua, pero decidieron que no era aconsejable intentar recuperar los dos brazos, ya que aun quedaban enemigos en la zona. Según algunas fuentes, la expedición del Sultán se hizo con ambos brazos y los enterró por despecho en algún lugar desconocido.
Ahora, la Venus de Milo se encuentra expuesta en el Museo de Louvre de París, y recientes estudios dicen que cuando el campesino Yourgos se encontró la estatua, ésta carecía de brazos. Para decir eso, se basan en unos dibujos que podrían haber pertenecido a uno de los franceses, los mismos dibujos que enseñó en Francia para conseguir una expedición para comprar la estatua.
