Droga es droga: Arquidiócesis potosina

Red-No.-120

 

Por: Jorge Luis Rodríguez.

 

A través de su semanario “La Red”, la iglesia potosina fija su postura sobre el debate previsto en la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la aprobación del uso de la mariguana para fines medicinales y recreativos; de aprobarse, será únicamente “un placebo para apaciguar las dolencias de la destrucción social”, advierte.

Los clérigos consideran que esta discusión la encabezan “paladines”, que buscan colocarse en el grupo de los racionales, justos y buenos y que creen que con la mariguana estaríamos consolidando un estado democrático, sin embargo, los argumentos que esgrimen son producto de “mentes torcidas y deformadoras de la verdad”, al considerar que de esta forma disminuirán los efectos de la violencia que genera la guerra contra las drogas.

Estiman que la situación de México compromete y devalúa muchos aspectos de la vida de cualquier persona, condenándola a porvenires cada vez más inciertos y miserables.  “Siendo una realidad el que cada día, muchos jóvenes se inician en el consumo de las drogas y no precisamente por decisiones autónomas, libres y responsables”.

La pobreza, subraya, es un detonador del consumo y tráfico de drogas y ahora este debate pretende desplazar los principales problemas de justicia y bienestar para posicionar mediáticamente las presuntas bondades de la adictiva planta.

Aseguran que paulatinamente los “peritos” en derechos de nuestro país encaminan a México hacia la destrucción individual, que se toma de la mano con la descomposición social para justificar a un país ¡asesino, trasgresor, solapador, enfermo, adicto y destructor, como el mejor ejemplo de libertad y de justicia”.

“Los malos copistas mexicanos” siguen los pasos de los vecinos para poner en la mesa de la “sana democracia” un debate desesperanzador, absurdo y contraproducente.   La mariguana lúdica es placebo para apaciguar las dolencias de la destrucción social en la que nos sumimos irremediablemente.  Y, concluyen, la iglesia enseña que este uso irresponsable de la libertad conlleva efectos opuestos a los que se buscan.

Se admite fácilmente que lo que es ilegal podría ser normal y, por tanto, moral.  “cuando se permite la droga, no se apuesta sólo por un producto, lo que esta en juego es la vida y destino de las personas.

El país asesino, desintegrador, solapador, enfermo, adicto y destructor que tenemos, busca una justificación en el libertinaje emulado de nuestros vecinos para legalizar la mariguana.

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