CAJA NEGRA: Nuevos Gobiernos, misma opacidad

 

El reino de la opacidad se cierne en San Luis Potosí. A siete semanas de haberse instalado, la legislatura local, los ayuntamientos a seis semanas de haber iniciado su ejercicio y el gobierno estatal, a siete semanas de su inicio, todos tienen algo en común: su desprecio por el derecho de los ciudadanos a saber.

En una vuelta a vuelo de pájaro por portales electrónicos de los ayuntamientos el usuario de la red se podrá percatar que no está toda la información que debería estar y que la está no es ni por mucho la que están obligados a presentar.

Igual sucede en el Congreso del Estado y en el gobierno estatal. No se pueden quejar de falta de recursos económicos ni técnicos que los tienen de sobra, lo que les falta es voluntad.

Aunque incompleta, la página del ayuntamiento de San Luis Potosí es de las pocas que están trabajando para estar listas al cien por ciento. Ya cuenta con buena parte de la información generada por la actual administración. Falta mucho, pero no está muerta como la de otros entes obligados.

Frente al enorme vacío de información, la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública brilla por su ausencia, lo cual no es ninguna novedad, pero sorprende que sigan sin darse cuenta que no hacen nada para desquitar sus elevados sueldos.

Se entiende que las instituciones públicas obligadas por la ley deberían actualizar su información de oficio cada mes, pero los nuevos servidores públicos no lo han hecho, en su gran mayoría, están incumpliendo la Ley, pero del órgano garante ni sus luces.

Podría decirse que no ha pasado mucho tiempo y que rediseñar o reconstruir un portal electrónico no es tarea fácil y que se lleva su tiempo y que más vale hacer las cosas bien y no al vapor y que en fin, informar a la gente no es hacer enchiladas. Pretextos no faltan sino que al contrario, sobran.

Desde que los alcaldes recibieron constancias de mayoría sabían lo que tenían que hacer en materia de transparencia, también los diputados y también el gobernador, pero nadie tomó previsiones y las consecuencias con evidentes ahora: opacidad y ocultamiento de información pública.

Se les olvidó o quizá no es de su interés el tema de la transparencia. Esta segunda posibilidad puede ser la que más se aproxime a la realidad. Es lamentable, pero a más de una década de que se inició a construir la cultura de la transparencia y la rendición de cuentas, ésta no ha sensibilizado la dura piel de servidores públicos acostumbrados a hacer de cuenta que la información pública es suya.

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