CAJA NEGRA: Víctimas del delito, nadie se ocupa de ellas

Ruth se encuentra desaparecida desde hace mes y medio y en la Procuraduría General de Justicia del Estado eso parece tenerles sin cuidado.

Diego murió hace cuatro meses y en la Procuraduría eso no es algo que les quite el sueño.

Es la misma gata, pero revolcada:

El caso de la muerte de Diego en un parque acuático a donde lo llevó personal de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí lo tuvo en sus manos el entonces procurador, Miguel Ángel García Covarrubias.

 

El caso de Ruth compete a la actual administración de Federico Garza Herrera.

 

Dos procuradores distintos, pero los mismos resultados: nada.

 

Peor aún, en donde coinciden las dos procuradurías es en el maltrato a las víctimas, su ya proverbial desdén al dolor de los ciudadanos. Eso es lo más grave.

El caso de desaparición de la señorita Ruth, cuyo testimonio publica hoy Astrolabio Digital en palabras de su mamá, no deja lugar sino a la indignación, pues ante el pesar de una madre, la respuesta policíaca es la corrupción: si quieres justicia, te va costar.

 

Esa es la nueva Procuraduría.

 

Mes y medio después de la desaparición de Ruth no se sabe nada porque la instancia encargada de procurar justicia no cumple con su labor. Pero también cuatro meses desde la tragedia de Diego y esa institución que no busca a Ruth, sigue protegiendo a un grupo de burócratas universitarios.

Garza Herrera no entiende el dolor de la gente, no conoce el significado de los delitos en la piel de las víctimas, él ha sido apenas un académico que batalla horrores para contextualizarlos en la sociedad.

La sociedad quisiera que la policía vigile y cuide a los ciudadanos, que los ministerios públicos y las policías investigadores persigan y detengan a los criminales o a quienes violan la ley y luego, que los jueces apliquen con rigor la ley y emitan sentencias.

Sin embargo la terca realidad sepulta cualquier anhelo y cualquier ideal de justicia, pues quienes están al frente de las instituciones no ofrecen ni hacen nada distinto a sus antecesores.

 

Es una pena.

 

Pero también es una pena que la Comisión Ejecutiva de Atención a las Víctimas tampoco demuestre sensibilidad para dedicarse a su razón de ser, como son las víctimas; al menos a la madre de Ruth no la atendieron ni han seguido su caso como es su obligación.

Hoy se cumplen cuatro meses de la absurda muerte del niño Diego de solamente doce años de edad y la Procuraduría no tienen responsables. Para ellos, Diego ni siquiera es un nombre sino una mera cifra o quizá ya solamente un anécdota.

Lástima por el procurador que dijo que iba a cambiar a la Procuraduría y no haga nada al respecto, lo cual no está mal puesto que así ha sido siempre, pero al menos tengan la decencia de no seguir victimizando a las víctimas.

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