Hace poco te hablamos sobre tres casos de personas que fueron enterradas vivas, y te mencionamos de paso este término, sobre el cual profundizaremos el día de hoy: la catalepsia.
¿Qué es la catalepsia?
Podemos definir este trastorno raro como una perturbación en el sistema nervioso que hace que se pierda momentáneamente la movilidad voluntaria e involuntaria del cuerpo, haciendo que permanezca totalmente paralizado.
La persona yace inmóvil y sin signos vitales, lo cual a todas luces se confunde con la muerte. Puede presentar un estado consciente o inconsciente que varía en intensidad: hay casos en que los individuos no pueden percibir sino vagamente lo que ocurre, y en otros sucede lo contrario, pueden ver y oír perfectamente todo lo que pasa a su alrededor.
Este trastorno puede observarse en cuadros agudos y graves de esquizofrenia, y diversas psicosis, y ser producido por el mal de Parkinson, epilepsia, la misma esquizofrenia o por habitual uso de la cocaína. En casos todavía más raros, la catalepsia es desencadenada por un choque emocional muy extremo.
Ocurre también que la persona cataléptica presenta signos vitales, pero resulta incapaz de controlar sus manos y piernas. Usualmente, los síntomas son: rigidez corporal, falta de respuesta a estímulos, la respiración y el pulso cardíaco se vuelven sumamente lentos y la piel palidece “mortalmente”, todo lo cual lleva a suponer que esta persona ha fallecido. Es un estado de durabilidad muy variable: puede durar minutos, horas, o en los casos más extremos, días.
En tiempos pasados, la catalepsia hizo que se enterrara a un número no determinado de gente viva que no presentaba signos vitales.
Brazo cataléptico.
Entre los hipnotistas, se llama catalepsia al estado al que inducen a una persona hipnotizada a mantener brazos, piernas o espalda rígida. El brazo cataléptico (así se conoce) lo usan como prueba prehipnótica, para lograr luego un estado hipnótico aún más profundo.
Angustia de morir y no estar muerto.
No sólo por la idea humana de la muerte, sino porque literalmente a las personas catalépticas las han enterrado vivas. ¿Te imaginas el terror de despertar en un ataúd, gritar y no ser escuchado, dar de golpes sin que el mundo se entere?
Pues algunas personas lo sufrieron, y trágicamente, volvieron a morir.
Ataúdes seguros.
La frecuencia de casos en el pasado y el temor subsecuente y lógico al ser enterrado vivo, hizo que a los fabricantes de urnas se les ocurriera diseñar ataúdes que incluían sistemas algo complicados de campanas (mediante un tubo largo con un cordón), de manera que se pudiera avisar de ‘la falsa alarma’. Sin embargo, no hay registros de que hayan sido exitosos.
Hoy en día, por fortuna, la tecnología hace prácticamente imposible que alguien que sufra de catalepsia pueda ser enterrada viva, así que no hay motivo de preocupación.