En el Congreso del Estado, los diputados tendrán apenas una docena de días efectivos para ¿estudiar?, ¿analizar?, ¿revisar? Las iniciativas de Ley de Ingresos y de Presupuesto de Egresos de Gobierno del Estado para 2016. Estudiar, analizar y de menos, revisar no son habilidades ni aptitudes que caractericen a los diputados a la hora de atender esas iniciativas.
Las iniciativas fueron turnadas a comisiones en donde se espera que para la semana entrante puedan entrar en materia. La Comisión de Hacienda del Estado es la encargada de revisar el tema.
Históricamente ha quedado demostrado que las iniciativas que envía el ejecutivo en turno se aprueban sin modificación alguna, pero también se ha dado cabal cuenta de que salvo unos cuantos diputados que intervienen en el diseño del dictamen final, el resto no suele saber absolutamente nada.
Es decir, por lo general, el Presupuesto se aprueba sin conciencia de lo que se vota, salvo en casos excepcionales, como fue en el caso de la tenencia o cuando se trata de meras posturas antagónicas por cuestiones de partido. En sí, es regla que la mayoría de diputados vote sin apenas haber leído las propuestas del ejecutivo.
Puede haber discusiones en la tribuna y hasta cierto escándalo y mucha demagogia, pero eso no indica que los diputados, los 27, hayan cumplido con su obligación de estudiar, analizar y debatir el contenido de las iniciativas de ambas iniciativas.
Lo anterior resulta ser muy grave, pero esa es la realidad pues en el Congreso la técnica legislativa se limita a sentarse en la curul y cuando escuchan su nombre ponerse de pie y levantar el dedo sin saber a ciencia cierta lo que están votando.
No hay razón para pensar que en esta ocasión será diferente: se hará escándalo con la intervención de varios diputados folclóricos y luego van a votar a favor. Tal vez los de la oposición voten en contra, pero tal vez les lleguen al precio y les llueva algo en su milpita.
El presupuesto de aproximadamente 40 mil millones de pesos será el más grande de la historia. Todos tendrán más dinero, no el que deseaban, no el que habían solicitado, pero al fin y al cabo tendrán más.
Esa es la gran tragedia potosina: cada año el gobierno y el resto de instituciones tienen más recursos públicos pero los resultados siguen siendo los mismos en toda su precariedad.
