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Puede ser que ahora mismo miles o cientos de miles de potosinos no tengan idea alguna de lo que sucedió en palacio municipal el primer día de 1986. El palacio del ayuntamiento fue incendiado y saqueado y en la Plaza de Armas, la ciudadanía fue golpeada con salvajismo. Así actuaban el Gobierno y su partido, el Partido Revolucionario Institucional.
Astrolabio recuperó la efeméride para recordar a las nuevas generaciones que la democracia que la violencia del gobierno en contra de la gente. Han pasado 30 años desde ese hecho ya histórico que muchos quisieran sepultar.
El artículo publicado por el periodista Victoriano Martínez Guzmán es una apretada reseña de lo ocurrido, pero concentra loas datos y personajes esenciales de un San Luis Potosí, que bien visto, no se ha ido.
Desde las esferas del poder público, político y económico, ha existido un propósito firme que se mantiene intocado: impedir a que la sociedad elija gobernantes que la representen genuina y auténticamente.
El PRI violento de hace 30 años, es el mismo que ahora está de regreso en Los Pinos y es el mismo PRI corrupto que se mantiene en el Gobierno del Estado y que tiene bajo pleno control los ayuntamientos y a los poderes legislativo y judicial.
Conviene decirle a quienes no habían nacido hace 30 años, que el PRI como se le puede ver ahora, es lo mismo de cuando la paliza a los navistas el primero de enero de 1986. No ha cambiado mucho, mantiene intacta la tentación autoritaria disfrazada de justicia social.
Ese mismo PRI que persiguió, amenazó y reprimió a los ciudadanos es el mismo que cinco años después, lo volvió a golpear incluso con mayor saña. Salvador Nava y Guillermo Pizzuto era para el PRI enemigos a los que habría que aplacar a como diera lugar.
Ese partido es el mismo 30 años después, aunque digan lo contrario, aunque digan que se han reformado y modernizado. Tan son lo mismo que Alejandro Leal, secretario general de gobierno en 1991 y punta de lanza del PRI desde el Consejo Estatal Electoral, encabezó el fraude electoral contra Salvador Nava.
Ese mismo Alejandro Leal Tovías es ahora secretario general de gobierno, en clara muestra de que es el mismo PRI, con los mismos personajes e iguales mañas y trampas que las de hace 30 años.
Pero ahora ese partido ha intentado dejar sus modales cavernarios para no volver a hacer lo mismo de manera tan burda como hace 30 años. Ahora actúan de otra manera, hacen alianzas (con partidos semejantes a ellos), pactan con empresarios poderosos y con grupos fácticos influyentes, utilizan la mercadotecnia y seducen con mensajes que luego se refuerzan con tarjetas de pago. Antes golpeaban el cuerpo de la gente, ahora golpean su conciencia y su inteligencia.
Conviene que los nuevos potosinos indaguen y se interesen de lo que ha sido el PRI antes de fiarse de ellos. Lo de hace 30 años es apenas una ligera muestra, aunque por supuesto, hay cosas más grotescas y brutales.
