Thomas Alva Edison es conocido por sus inventos, el más importante, la bombilla o foco. Pero de entre sus inventos, hubo muchos que no vieron la luz, o no se les dio la importancia que debiera. ¿Por qué? Bueno, quizá no tuvieron tanta importancia, o no fue posible su puesta en práctica.
El día de hoy te vamos a hablar de uno de estos inventos. Uno misterioso que pocos conocen y que no tuvo la “repercusión deseada”. Es lo que se llamó: el teléfono para hablar con los muertos.
La decisión de Edison.
Durante una entrevista, concedida por parte de Edison a su amigo Edward Marshall para el New York Times, nuestro inventor afirmó que lo sobrenatural no existía. Como consecuencia, la existencia del alma era más que cuestionable, cuánto más la inmortalidad y la existencia del cielo.
Recordemos que esto sucedió en el siglo XIX, cuando la mayoría, por no decir casi todos, creían en la existencia de Dios, mientras que Edison se consideraba agnóstico.
Sin embargo, esta idea se vio modificada en otra entrevista que le concedió a la revista Scientific American, donde Edison reflexionó sobre la posible existencia de algo que poseía el ser humano. Algo inexplicable que no era material ni químico.
Como persona dada a los inventos y con esta curiosidad, Edison quiso responder a esta duda, con la ocurrencia de un teléfono para comunicarse con el “más allá”.
El teléfono de los muertos.
Edison decidió construir un teléfono (aparato cuya invención fue de Alexander Graham Bell), que permitiese entablar comunicación con aquellas personas que habían muerto.
Curiosamente, esta idea coincidió con el fin de la Primera Guerra Mundial, y el desarrollo del “espiritismo”. La preocupación por el más allá, por la continuidad de la vida, fue una reacción natural, debido a la cantidad de muertes que dejó este acontecimiento.
Pero Edison no fue el único que se interesó por contactar con los muertos. Nicola Tesla y Marconi, científicos de alto prestigio, también se mostraron interesados en llevar a cabo esta idea.
La incógnita del teléfono.
A pesar de que Edison mencionase en varias ocasiones la existencia de esta máquina, la verdad es que nunca se halló ninguna existencia de la misma.
Se dice que fue una invención, una forma de reírse de las creencias de la gente. Otros, los más supersticiosos, dicen que Edison dejó por escrito cómo se debía construir y proceder para la construcción y funcionalidad de este invento.
A la fecha no se sabe si Edison llegó a pensar en la posibilidad de realizar o no este invento. Al confesarse agnóstico, poco creíble es que perdiese su tiempo investigando algo en lo que supuestamente no creía… Pero muchas dudas aún siguen en el aire.