A propósito de las bajas temperaturas de los últimos días, que a duras penas nos dejan salir de ese lugar tan calentito que son las cobijas en nuestra cama, hoy te presentamos este post, para entender que, por más frío que sintamos, nunca llegaremos a los extremos del lugar más frío del planeta, un pueblo con las temperaturas más bajas del planeta Tierra.
¿Cómo debe ser la vida en un rincón del mundo donde se rozan en invierno los 68ºC bajo cero? Acompáñanos en este curioso y gélido paseo.
La temperatura más baja registrada.
El 10 de agosto de 2010, un equipo de científicos registraron en un punto de la meseta antártica, una temperatura de 93ºC bajo cero. Fue la temperatura más baja detectada hasta entonces, desde que en 1983, la estación rusa Vostok detectara unos 83ºC bajo cero en el mismo sitio, justo donde ellos tenían sus instalaciones.
Después de esta llamativa cifra, podemos remitirnos también a la registrada en el 2005 en el Domo Argus (también en la meseta Antártica), con unos 82,9ºC negativos.
Estas zonas se inscriben en los que se conoce como el “polo frío” del Hemisferio Sur. Zonas donde nadie, a pesar de existir alguna que otra base científica, como es el caso de la rusa, son en realidad espacios completamente deshabitados. Lo cual resulta curioso, porque en el hemisferio norte se rozan en ocasiones los 80ºC bajo cero, y sí se encuentran núcleos poblados.
El pueblo más frío del planeta.
Oimiakón es un pueblo al este de Siberia con condiciones tan inclementes, que las personas que construyeron la carretera que lleva a este lugar, murieron congeladas a las pocas horas.
Es un lado de Siberia tan extremo, que el invierno dura en ocasiones nueve meses, rozándose los 68ºC bajo cero.
En ocasiones, los congeladores rozan los 30ºC bajo cero, y con sólo introducir la mano unos instantes, nos quejamos. Ahora, ¿Te imaginas lo que debe ser vivir en Oimiakón? Porque sí, aunque parezca sorprendente, aquí viven unas 500 personas, una población habituada a estas temperaturas tan extremas.
Los días en que el frío no es tan agresivo, es sobre el mes de febrero, cuando se alcanzan unos “aceptables” 17ºC bajo cero. No obstante, los que visitan solo por casualidad el pueblo de Oimiakón, dicen que aquí, duele incluso el respirar, pues se siente como si cientos de pequeñas agujas entraran por la garganta y perforaran hasta los pulmones.
Cuando se alcanzan los 50ºC bajo cero, las clases se suspenden y todo el mundo se queda en sus hogares.
También se dice, que en el momento en que se logra sacar un pez del agua, este se congela a los pocos segundos. La leche, por ejemplo, se reparte en bloques de hielo, y lo peor, sin duda es intentar tener agua corriente. Siempre está congelada.
Incluso te sorprenderá saber que en los colegios, sólo se utilizan lápices. ¿Por qué? La tinta de los bolígrafos siempre acaba congelándose…