En este mundo moderno y avanzado, los seres humanos carecemos muchas veces del contacto con otros congéneres. La vida virtual en múltiples ocasiones, sustituye a la vida real, y nos pasamos horas conversando con gente a miles de kilómetros de distancia, mientras que a nuestro alrededor estamos solos. Hay días en que estamos tristes, deprimidos y agobiados por el estrés. Para eso, no hay remedio más eficaz, que un abrazo. ¡Sí!
El poder de los abrazos.
Un abrazo no es solamente la manifestación del afecto que sentimos hacia otra persona, es una fuente impresionante de bienestar físico. De hecho, la terapeuta uruguaya Lía Barbery, a través de su libro El lenguaje de los abrazos, creó un sistema de abrazoterapia, una increíble e innovadora técnica que usa los abrazos como herramienta terapeútica y que permite integrar cuerpo, mente y emociones de una forma armónica y equilibrada.
En primer lugar, te hace sentir bien, pero físicamente, un abrazo ayuda a liberar oxitocina (lo que conocemos como hormona del amor) y endorfinas, las hormonas de la felicidad, lo que fue corroborado por estudios en la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos.
¿Y cuántos abrazos se recomiendan?
En principio, todos los que quieras, mientras más mejor, naturalmente. Por fortuna nos podemos abrazar en cualquier lugar y en cualquier momento, pero el doctor Paul J. Zack, del Centro Médico de la Universidad de Loma Linda, California, comenta en su libro La molécula de la felicidad, que tan solo 8 abrazos al día nos harán sentir felices y conectados con los otros.
Y que cuando abrazas a tu pareja 20 segundos, será suficiente para que en ambos, los niveles de oxitocina se incrementen de forma rapidísima.
Y hay más: en las parejas que duermen abrazadas, las posibilidades de infidelidad se reducen. ¿Increíble, no?
Otros beneficios.
Resulta sumamente curioso que cuando sentimos el contacto de otras personas, la presión arterial disminuye, pues se activan los receptores llamados corpúsculos de Pacini, que son terminaciones nerviosas ubicadas en la piel.
Estos corpúsculos de Pacini envían señales al nervio vago, en nuestro cerebro, que es el responsable de regular tanto el ritmo cardíaco, como la presión arterial.
Al tener contacto físico, las personas desarrollan un ritmo cardiaco más acompasado y lento que aquellas que no gozan de compañía y abrazos. También disminuye el estrés porque cuando nos abrazan, el cerebro reduce la producción de cortisol, (la hormona del estrés), así se libera la tensión y se envían mensajes de tranquilidad al cerebro. Y claro, recuerda que la oxitocina y las endorfinas también se liberan, haciéndonos sentir mucho mejor.
Un analgésico muy efectivo.
Suena increíble, pero así es. El doctor David Spiegel, de la Universidad de Stanford, California, realizó una investigación que arrojó datos asombrosos: a las pacientes con cáncer de mama metastásico, a quienes se les “administraba” una sesión de abrazos, les disminuyó el dolor hasta un 50% y aumentó su calidad de vida. Pero no sólo eso, sino que también vivieron el doble de tiempo.
Más abrazos, más defensas.
Al liberarse oxitocina, se contrarrestan los riesgos de sufrir infecciones o enfermedades y se estimula la producción de anticuerpos para combatir bacterias y virus.
Lo que en realidad sucede, según la doctora Dolores Krieger de la Universidad de Nueva York, experta en la terapia de contacto, es que el abrazo estimula el nivel de hemoglobina que transporta el oxígeno a los tejidos.
Buenos al inicio y final de la vida.
Si a un niño no se le abraza en los primeros años de vida, puede causársele muerte neuronal, por lo tanto, el contacto físico es imprescindible para el desarrollo de las neuronas. Y también por supuesto, para su desarrollo emocional.
Al envejecer, el contacto físico cobra aún mayor importancia. Abrazar a los ancianos los hará sentirse más queridos, aceptados y necesarios.
Un abrazo es energetizante, fortalece el corazón, combate el insomnio y favorece el desarrollo de la inteligencia en los niños. ¿Qué más podemos pedir de una terapia? ¡Comienza a abrazar a quien tengas!