O los ejecutados en mayo.
Por: Antonio González Vázquez.
La crónica de los homicidios en el octavo mes de gobierno de Juan Manuel Carreras quedo marcado por las declaraciones del secretario de Finanzas, José Luis Ugalde quien para justificar su negativa a que se publique su declaración patrimonial, dijo que eso es muy peligroso porque “en San Luis te ponen una pistola por 20 mil pesos”. Los hechos le dan la razón al funcionario pues los últimos días de abril hasta hoy 26 de mayo, confirman que el estado es muy inseguro y que las ejecuciones están a la orden del día.
En un camino de la Tercera Grande a donde los malos hábitos de la gente han convertido en auténtico basurero, se comprobó por la mañana del 29 de abril que además de toda serie de desperdicios también se pueden tirar cuerpos humanos, como el localizado ayer entre la basura. La policía confirmó que se trataba de un hombre no identificado de aproximadamente 30 años de edad. A primera vista, la policía detectó que tal vez lo mataron a golpes de ladrillo, pues había de esas piezas en el lugar y el desconocido estaba molido a golpes, con particular saña, los de la cabeza.
Nabor y Urbano compartían una refrescos bien helados para apaciguar el calor que se venía sintiendo en el municipio de El Naranjo. Puestos de pie cerca del mostrador de un tendejón conocido como Mini Súper Juanita, ambos refrescaban la garganta cuando de pronto un sujeto se acercó y sin más les disparó con una pistola, para luego de su obra, huir con paradero desconocido. Era la víspera del Día del Niño, es decir, el 29 de abril, fecha en que los dos fueron asesinados, según la policía por un presunto ajuste de cuentas con alguien que no supieron quien y en cuyo caso, la Policía Ministerial aseguró que se investigaría puesto que para eso están, para investigar los crímenes, resolverlos y se castigue a los responsables de violentar, vulnerar o faltar a la ley.
David Meza Colorado era policía y murió acribillado. Se diluía la medianoche del primero de mayo para dar paso a los primeros minutos del día dos, cuando el agente estatal llegaba a su casa, estacionó su vehículo y apenas había descendido unos sujetos fuertemente armados lo acribillaron casi a quemarropa. El policía Meza vivía en Soledad de Graciano Sánchez, Cerrada del Bosque, casi esquina con Negrete y Avenida San Pedro. Su crimen causo revuelo porque afirmaban que era un alto mando, director de Inteligencia o algo así, pero luego dijeron que no, que solo era un policía, un operativo, un escolta, vamos, un policía más. Con esos directivos en la Estatal de plano para que quieren amigos.
Yahir y Francisco murieron muy jóvenes. Alguien debió odiarlos casi salvajemente porque a decir verdad, se ensañaron con ellos. Una vez que los golpearon con la persistencia de un torturador, los acribillaron. Caía la tarde el cuatro de mayo cuando la policía recibió un reporte acerca de la ubicación de dos cadáveres en la comunidad de Las Morenas, ya cerca de Ciudad Satélite. Los encontraron maniatados de pies y manos en de medio camino terregoso y seco, ahí yacían sus cuerpos maltrechos con suficientes heridas de proyectil como para que alguien se diera cuenta de que no andan de broma. Yahir de 17 años y Francisco de 20 años de edad vivían en Villas de San Lorenzo del municipio de Soledad de Graciano Sánchez y como es natural, la policía no supo bien a bien qué ocurrió, su única certeza es que se trataba de dos ejecutados más, pero de eso, pues ya se “investigara” porque dice el coro oficial “en San Luis Potosí no podemos tolerar que sucedan ese tipo de cosas”.
Ya entrada la noche del día ocho de mayo, Luis de 27 años de edad salía de una fiesta a la que acudió a divertirse junto con unos amigos, la pachanga fue en la colonia Las Flores del municipio de Soledad de Graciano Sánchez. Parecía que todo había salido bien y alegres, salieron del lugar con bastante cerveza encima, de súbito salieron a su encuentro unos sujetos que a todas luces parecían ser parte de una pandilla de esas tan violentas que existen en ese municipio. Al verlos, Luis intentó huir mientras sus amigos corrían ya en busca de un lugar seguro, pero los pandilleros querían a Luis y fueron tras él y en la persecución de lanzaban cuanto se encontraban en el camino, básicamente piedras, pero como la corrediza no podría durar toda la noche, uno de los pandilleros sacó su pistola y le disparó en varias ocasiones y exactamente, a unos metros de su caza, en la calle 74, Luis fue alcanzado y quedo tendido, víctima de heridas de arma de fuego en tanto que los de la pandilla se esfumaron con la misma sorpresa de cómo llegaron. Luis murió desangrado, fue lo único que podo corroborar la policía: solo Luis supo quienes lo asesinaron.
Cecilia Guadalupe no pudo felicitar a su mamá el Día de las Madres porque la mataron cuando en la madrugada del 10 de mayo, andaba de serenata junto con varios amigos en la delegación municipal de Bocas. Un grupo de amigos se habían organizado para ir a cantar las Mañanitas a sus mamás y para ello se trasladaron en una camioneta Explorer gris. La madrugada se extinguía cuando pasaron por la comunidad de El Mezquital y al escuchar el estruendo de los disparos prefirieron salir de ese lugar sin darse cuenta que a Cecilia Guadalupe había sido mortalmente herida, la llevaron al médico en Bocas pero ya había fallecido. Nadie supo quién fue ni tampoco por qué los agredieron; la policía llegó al lugar tres horas después de los hechos y como lo dicta la promesa trillada, se aprestarían a investigar para dar con los responsables. Por cierto Cecilia Guadalupe tenía solo 19 años de edad y vivía en la comunidad de Rancho San Rafael.
Camino al aeropuerto internacional Ponciano Arriaga fuer localizado el cuerpo de un hombre que habría sido ejecutado. Lo fueron a tirar por el rumbo de Rancho Nuevo, comunidad del municipio de Soledad de Graciano Sánchez. La víctima no portaba identificación alguna por lo que fue clasificado como un “occiso desconocido”. Primero lo maniataron, ya atado de pies y manos lo golpearon, lo torturaron y luego le dispararon. Lo hicieron unos sujetos que dejaron junto al cuerpo del desconocido, un mensaje en cartulina en donde se advertía que Soledad es solo un grupo y de nadie más. Eso no lo pudo entender el desconocido pues el mensaje era su muerte.
La tarde del 13 de mayo el agente Rubén Ramos Flores conducía su vehículo con absoluta tranquilidad y se diría, hasta con displicencia. A sus 37 años de edad parecía no haber nada de que preocuparse, no sabía que en cualquier momento sería ejecutado. Se dirigía a su casa pero sobre la avenida Morales.-Saucito unos sujetos a bordo de un auto compacto de color gris le cerraron el paso y le dispararon en repetidas ocasiones hasta darle muerte. El agente era miembro activo de la Dirección de Seguridad Pública del municipio de Soledad de Graciano Sánchez. Ramos Flores viajaba en un automóvil Jetta con placas UWA-290-J de San Luis Potosí. Fue atacado y según la policía, debió morir instantáneamente. La Policía Ministerial informó que luego del suceso se iniciaron las investigaciones sin que se tuviera pista alguna de los responsables de la ejecución.
La mañana del 14 de mayo en el camino al panteón de Peñasco, entre la capital y Soledad de Graciano Sánchez fueron abandonados dos cadáveres, los dos eran jóvenes, 18 y 21 años, calculó la policía que, lo primero que hizo al llegar al lugar de los hechos, fue retirar sendas cartulinas donde los asesinos habían dejado sus mensajes. Los dos cuerpos presentaban varias heridas ocasionadas por proyectil de arma calibre .9 mm. Código San Luis que fue el único medio que recuperó lo que decía una de esas cartulinas, lo presentó así: “Salele al topon. M500. Alias la tripa. Ahí esta toda tu gente. Callendo. Y sigue ese comandante rex. De la ministerial k tambien se cre blindado. Tarde k temprano vas a caer culero ya nos debes varias. Aber si el m500. Te blinda. Como a mesilla. Y faltan muchos ministeriales. Asi k. Alas vergas. Aliniense. Ate. CDN”.
A Ulises lo mataron de un disparo en la cabeza. Iba con su novia, la acompañaba a su casa en el Rancho de La Cruz. Iban juntos y acompañados de tres amigos porque ya era de noche y todos sabían que era muy peligroso andar por las calles de la colonia Plan Ponciano Arriaga. Andaban el camino con un sentimiento de inquietud y temor porque en las últimas horas se habían enfrentado pandillas lugareñas por el control de ese pedazo de tierra. De pronto, les salieron al paso unos jóvenes casi igual que ellos, pero solo querían al Ulises, la novia se hizo a un lado y los amigos salieron huyendo. Al quedarse solo y su alma, Ulises vio venir la marabunta sobre él y en eso sintió un ligero dolor que le adormeció la cabeza y pronto cayó al piso. Le había alcanzado un disparo y se desplomó en el piso, precisamente en la acerca que da a la Escuela Secundaria Técnica Número 58. Eso ocurrió cerca de la medianoche del 14 de mayo, al día siguiente, almas piadosas colocaron veladoras donde había muerto Ulises de tan solo diecisiete años. El charco de sangre lo cubrieron de cal para que la gente al pasar no se estremeciera de miedo.
En un lote donde solo crecen los chaparrales y mezquites en la comunidad de Santa Rita del municipio de la capital, unos jornaleros se encontraron un montón de huesos humanos regados, así que como pudieron le avisaron a la policía. Aproximadamente a las seis de la tarde del 20 de mayo, elementos del ejército, policías ministeriales, peritos y el Ministerio Público llegaron al lugar y en efecto, encontraron los restos de una osamenta, al parecer, de un hombre; el cráneo aún tenía algo de cabello y junto a éste se encontraron unas bermudas y una camisa negra. La policía estimó que alguien arrojó el cuerpo hace tiempo el cuerpo opuesto que no se localizó ninguna fosa.
Apenas había andado unos metros a su salida de un hotelucho conocido como “La Gavia” cuando fue acribillado a tiros. Estaban por dar las nueve de la noche del 22 de mayo cuando decenas de policías se presentaron en la carretera San Luis-Matehuala pues les habían alertado de que se encontraba un sujeto sangrante cerca del kilómetro 55 de esa carretera. En efecto, ubicaron el cuerpo de un sujeto cuyos datos no se supieron por lo que pasó a formar parte de la lista de ejecutados no identificados. Ni su edad, ni su nombre ni sus señas particulares, ni como iba vestido, la policía no reportó nada más salvo que fue herido mortalmente con una metralleta AK47. Tan certera afirmación resulta de que, en el lugar de los hechos, encontraron cartuchos percutidos calibre 9 milímetros.
Diez tiros le dieron a un hombre que para no variar, fue clasificado por la policía como un desconocido más que es ejecutado en el estado. Por la madrugada del 23 de mayo, en la cabecera municipal de Mexquitic de Carmona fue localizado el cuerpo de un hombre de aproximadamente 25 años de edad que yacía boca abajo en la calle. Vestía pantalón de mezclilla y camiseta amarilla con tenis bancos, en los brazos llevaba tatuajes, no se supo más.