Hay estudios que demuestran que el estómago vacío aumenta el grado de impulsividad de nuestros actos. Cuando tenemos hambre todo resulta un poco más difícil y pequeñas molestias que normalmente no nos importan demasiado pasan a convertirse en grandes problemas.
1.- Comprar comida.
Resulta que cuando compramos con hambre acabamos llenando el carro de la compra con muchos más productos que no teníamos pensado comprar.
Es por ello, que si aún no has comido debes alejarte del supermercado, ya que será muy probable que vuelvas con bolsas llenas de la comida más apetecible pero menos sana.
2.- Cocinar.
Aunque pueda sonar raro, debemos evitar cocinar con hambre. ¿Por qué? Porque cuando cocinamos con hambre tendemos a preparar alimentos que sean rápidos de cocinar y muchas veces esto es sinónimo de comida rápida. Una pizza congelada al horno suele ser nuestra primera opción.
Además, si cocinas con hambre platos un poco más elaborados, es posible que los dejes algo crudos por culpa de la prisa que tienes por comerlos.
3.- Discutir.
Si discutes con el estómago vacío es el estómago quien habla por ti.
Si quieres discutir un tema con alguien, espera a haber comido ya que el ayuno afecta a nuestro humor y a nuestra paciencia convirtiéndonos en personas mucho más irascibles e impulsivas.
4.- Juzgar a otros.
Si van a presentarte a alguien o vas a estar rodeado de gente nueva, asegúrate de no tener hambre. Muchas veces ocurre que por estar hambrientos nos enfadamos y lo vemos todo negro.
Podemos llegar a soltar toda esa frustración y pagarla con alguien que no tiene la culpa. Una primera impresión con el estómago vacío no es la mejor impresión.
5.- Tomar bebidas alcohólicas.
Tomar bebidas alcohólicas con el estómago vacío es todo un clásico de las cosas que no se deben hacer. Nuestro estómago absorberá una mayor cantidad de alcohol, la intoxicación será más fuerte, la borrachera poderosa y la resaca infernal.