Estados Unidos (19 de julio de 2016).- Un equipo internacional de astrónomos encontraron, gracias al telescopio espacial Kepler, de la NASA, cuatro planetas rocosos que podrían ser similares a la Tierra y que orbitan alrededor de un “pequeño Sol”.
“Estas estrellas pequeñas son tan comunes en la Vía Láctea, que podría ser que la vida ocurriera más frecuentemente alrededor de ellas. Es decir, que la vida fuera más frecuente en torno a estrellas frías y rojas que en torno a soles como el nuestro”, afirmó Ian Crossfield, investigador en la Universidad de Arizona y principal autor del estudio publicado hoy en The Astrophysicial Journal Supplement Series.
El hallazgo representa otras posibles formas de vida con una historia completamente distinta a las terrestres. Habrían sido guiadas por unas estrellas más frías y antiguas y por una luz completamente exótica.
Los cuatro exoplanetas descubiertos miden entre un 20 y un 50% más que la Tierra. Aunque giran alrededor de una estrella que visiblemente es menos luminosa que el Sol y que además tiene la mitad de su tamaño, los niveles de radiación que sufren son similares a los sufridos en la Tierra.
“Según nuestros análisis, al final de la misión que estamos realizando ahora podríamos duplicar o triplicar el número de planetas pequeños que conocemos y que orbitan las estrellas más brillantes”, explicó Crossfield. Para los especialistas, este tipo de descubrimientos abren las puertas a nuevas investigaciones.
La tecnología del telescopio espacial Kepler fue fundamental para el hallazgo. Pero mirar hacia el cielo con el Kepler no es tan sencillo como dirigir la vista hacia las estrellas. Para identificar los planetas candidatos a existir, puesto que su presencia solo se puede deducir de forma indirecta y no comprobada de forma inequívoca, ha sido necesario obtener imágenes de alta resolución en el Observatorio Keck y en el Gran Telescopio Binocular Géminis.
Luego se han cruzado estos datos con la información obtenida por espectroscopios y epectrógrafos de alta resolución. Estos permiten medir propiedades físicas de las estrellas, como su masa, radio y temperatura, y deducir las propiedades de los planetas que parecen orbitarlas. Todo para al final, ir elaborando un mapa y un censo poblacional de los planetas y estrellas que pueblan el espacio.
Fuente: El Diario México.