Por Leonel Serrato Sánchez
La pasada entrega le pedí no perder de vista unos temas, porque darían de qué hablar, y no nos defraudaron, hubo hasta copeteado.
Seguro vio Usted el vídeo que circuló ampliamente en las llamadas “redes sociales”, correos electrónicos, mensajes de celular y reseñado en periódicos y noticieros, en el que presenciamos por vez primera un asalto a pasajeros en un camión de transporte urbano; nótese que puse “presenciamos por vez primera”, porque eso lo vienen padeciendo los usuarios desde hace mucho tiempo, y desde luego ocurre muy seguido, sólo que hasta ahora queda en vídeo.
Pero va usted a creer que la difusión de ese asalto motivó a las fuerzas del orden bajo el mando del secretario “de diez”, el retirado general Arturo Gutiérrez García, o a los aún más eficaces oficiales de las policías municipales al mando del Teniente Garza y del Inspector Arredondo, y que así motivadas se lanzaron con hambre y sed de justicia hasta atrapar a los asaltantes… ¡Obvio no! Que se friegue la gente, los pobres potosinos que viajan en camión, los jefazos andan en vehículos blindados, con escoltas armadas, o en helicópteros.
Bueno, pero no pensemos mal, quizás estén poniendo en práctica toda una elaborada estrategia de inteligencia policial sacada de lo más profundo de su “expertise” militar… ¡No, desde luego que tampoco les ha pasado por la mente! Que se joda el asaltado, total para qué se sube a los camiones si ya sabe que son inseguros, por qué no se compran una camioneta blindada, ¡Falta de imaginación que tiene la gente!
Mientras los oficiales policiacos de a pie claman y hacen manifestaciones para que les paguen sus aumentos salariales que les deben desde hace meses, o se hacen bolas para cumplir con sus obligaciones sin uniformes ni implementos de protección adecuados, o por lo menos equipo de comunicación para pedir ayuda, los asaltantes son los dueños de la ciudad, porque los jefazos son sus cuates… o sus socios.
Si el retirado General Gutiérrez no piensa ponerse a trabajar, por lo menos que se ponga a rezar, que nos diga dónde se reúne su grupo de oración para que los ciudadanos vayamos a plañir, porque el teniente Garza Nieto o el Inspector Arredondo Mata no moverán un dedo, a ellos los traen cuidando negocios de otro tipo, de mayor calado, digamos.
El tema del transporte privado mediante el uso de aplicaciones en celulares, que entra y sale de la agenda porque lo tratan y lo destratan en el Congreso del Estado (esa asamblea que a nadie representa, que a nadie toma en cuenta y que a nadie rinde cuentas, pero que a todos nos perjudica), no se destraba ni se avanza en una posible regulación; entre tanto los inspectores de la Secretaría de Comunicaciones bajo la férula del hijo de Juan Ramiro Robledo “aplican” la ley vigente, arman grescas y luego dejan sin efecto sus “sanciones”, como la reciente zacapela en avenida de la Paz.
Mientras la ley no cambie, es absolutamente ilegal el servicio que prestan algunos particulares a través de aplicaciones como la de la trasnacional Uber, perjudicando a los taxistas, desde luego, y dejando en el limbo a los propietarios de automóviles privados que los inscribieron en la plataforma de Uber, y a los conductores de esa “App” en grave peligro de ser víctimas de violencia y de extorsión; los usuarios parecieran los menos perjudicados, pero no es así, probablemente sean los más, ya que viven en la incertidumbre sobre si al abordar un auto de Uber no serán agredidos por taxistas, concesionarios, o afines, o que su viaje sea interrumpido violentamente por el hijo de Juan Ramiro, tratándolos cual viles delincuentes, y lo peor, desgraciándoles en camino a sus trabajos; por eso muchos preferimos viajar en taxi, no por ser mejores que Uber que no lo son, desde luego, sino porque no queremos ser parte de una gresca, o ver cómo extorsionan o golpean a un ciudadano que se anda ganando la vida honradamente al manejar un auto.
Mientras que las personas integrantes del Congreso del Estado se gritonean unos a otros, y se exhiben como maestros del drama y de la comicidad con temas que sólo a ellos les importan, el marco legal para temas muy sensibles es groseramente archivado; las diputadas y los diputados son capaces de mentarse la madre en medio de tumultuosas y vergonzantes funciones de circo, maroma y teatro, pero de legislar ni hablar, eso no.
No hubo avances en el culebrón que protagonizan –por las mismas causas, pero volteadas, y cada uno por su lado– los altos funcionarios judiciales Ponce Rodríguez y Pedroza Reyes, el primero sigue desgraciando diariamente y sin vergüenza alguna, desde que se levanta y hasta que se acuesta, el nombre de su padre; y la segunda sigue dando entrevistas (por cierto que la concedida a Juan Antonio González y publicada en Astrolabio Diario Digital es muy ilustrativa) en las que dice de todo, y en todos los tonos, puesto que quiere dejar en claro que es una víctima de violencia machista; ya abordaré esos dramones medievales, pero de uno le adelanto, esencialmente, creo que no le asiste razón a la señora Pedroza, ni aún después de leer esa magistral pieza periodística que escribió Juan Antonio… le aviso para que esté al pendiente y prepare usted sus catilinarias para callarme la boca.
Una admirada abogada, que además me honra con su amistad, me mandó su respuesta a la pregunta que hice sobre la risa de Juan Manuel Carreras en cuanto tantea que alguien lo está viendo, y ni se diga en los actos públicos o frente a los medios de comunicación “¿De qué se ríe el Gobernador”… Me contestó la jurista en dos palabras: “De nosotros”.
La política gubernamental sobre el proyecto de presupuesto que está en poder de los diputados, y que sin duda estaría mejor en manos de una asamblea de vagos, es que nadie diga media palabra, de hecho esa es la política institucional del gobierno sobre los temas de cada dependencia: Que nadie diga media palabra, para lucirse está el Gobernador, y si no ¿Qué objeto tiene ponerlo a reír tanto?
Pero mire usted, el poder es tremendo, si no lo ejerce el que debe, lo ejercerá el que puede, y en ese tenor de silencio sepulcral gubernamental sobre el dinero público para el año que entra –y sobre todos los temas públicos–, el que sí salió al tinglado fue el gobierno municipal capitalino, propone nuevos impuestos, aumento de ciertas tasas y tarifas –a las que llama actualización– y esboza que los seguirá gastando igual que hasta ahora, es decir exactamente como le da su regalada gana, y por supuesto sin rendir cuentas a nadie, ya hasta tienen preparada la lista de boberías que le presentarán a su contralor o a la Auditoría Superior del Estado para que se entretengan y hagan como que trabajan, total todos son cuates del mismo amigo, el dinero ajeno.
Temario
Aparte de los ya vistos, y los que dejé pendientes, a los temas en Pueblo Quieto sobre los que quisiera que Usted me ilustre para discutirlos, le incorporo estos otros, por si gusta darles una vista a media semana, checar cómo van, y en todo caso, si le place, mandarme un correo electrónico con sus increpaciones:
- El grupo de oración del secretario “de diez”… sí, de nuevo, pero ahora con un taller de cánticos para exorcizar las huelgas de policías.
- El fuero de los congresistas… como si a alguien le importara lo que hace la Asamblea de Vagos… Bueno sí, al diputado Gerardo Serrano Gaviño, quizás porque no es vago profesional.
- El matrimonio entre personas del mismo sexo… al que la Asamblea de Vagos le sigue dando vueltas y vueltas, como si fueran a ser los propios diputados los contrayentes, aunque quizás a uno de la fracción del PAN le pudiera interesar.
- El impacto de la elección presidencial en los Estados Unidos, porque con dos armadoras automotrices de ese país en Villa de Reyes, algo se empezará a mover.
- La remodelación municipal de la Calzada de Guadalupe, a la que el INAH le hace gestos porque cree que la harán al “inguesu”, ya ve que así pasó con la fuente de Aranzazú, y cuando le echaron chapopote al adoquín de las calles del centro.
Leonel Serrato Sánchez / unpuebloquieto@gmail.com