Tultepec: Pierde a su esposa e hija en 3 días

 

Ciudad de México (23 de diciembre de 2016).- La doble pena embarga a las familias Romero y Villanueva, ya que en vísperas de Navidad tendrán que sepultar a Pamela, de 13 años, quien no resistió las quemaduras que cubrían casi la totalidad de su cuerpo tras la explosión en el mercado de San Pablito en Tultepec, Estado de México, y a su madre Erika, fallecida el día de la tragedia.

La menor luchó por su vida hasta el último momento en el Centro de Investigación y Atención a Quemados localizado en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR). Con 92% de su cuerpo quemado, sufrió severas afectaciones renales y cardiacas.

Mario Romero, padre de Pamela, recibió la noticia del fallecimiento de su única hija en su casa ubicada en la colonia La Concha 2, en el Municipio de Nicolás Romero, las primeras horas de ayer.

Durante su espera en el Instituto Nacional de Rehabilitación, cuando Pamela estaba con vida, declararon que el padre de la menor sentía culpa y dolor por no haber acompañado el domingo pasado a la menor y a su mamá a comprar la pirotecnia debido a que tenía trabajo,  por lo que ambas decidieron acudir sin él día de la desgracia.

Los familiares informaron que Mario fue acompañado por sicólogos durante el tiempo en que Pamela estuvo internada en el instituto, para sobrellevar la pena.

 El miércoles el cuerpo de su esposa, Erika Villanueva, había sido reconocido por una de sus cuñadas en el Servicio Médico Forense (Semefo) de Barrientos.

El tío de Pamela,  Alberto Pacheco, informó que la familia decidió que la pequeña y su mamá serán sepultadas en el panteón de San Isidro, en el municipio de  Nicolás Romero.

Ambas habían ido al mercado de San Pablito para comprar fuegos artificiales y vendérselos a sus primos y amigos en Navidad.

“Queremos sepultarlas al mismo tiempo. Sería en el cementerio de San Isidro, en Nicolás Romero. Sólo esperan que llegue el cuerpo de Pamela, iba ser por la mañana, pero se complicó y será en la noche”, declaró el tío.

El familiar declaró que el cuerpo de Erika Villanueva Ramírez ya fue entregado a la familia por parte del Semefo de Barrientos, en el Estado de México.

Los familiares de Pamela dieron con ella hasta las 02:00 horas del miércoles, primero había sido trasladada a la Cruz Roja de Polanco y ante la gravedad de sus quemaduras fue llevada al INR. Estuvo durante el día en calidad de no identificada.

Pam, como le decían de cariño, era uno de los cuatro heridos que por la gravedad de sus quemaduras era candidata a ser trasladada al Hospital Shriners de Galveston, Texas, en caso de que su estado de salud se hubiera estabilizado.

El  cuerpo de Pamela sería entregado en su domicilio a las 22:00 horas.

La niña tenía la ilusión de festejar sus 15 años, incluso le había pedido a su prima Anel Adriano Ayala que su hijo pequeño fuera uno de sus chambelanes.

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Localizan a los padres de Dany.

La joven Daniela Montero Herrera, lesionada en la explosión del mercado San Pablito, ya está acompañada por sus padres en el Hospital Regional “Bicentenario de la Independencia”, luego de que se difundiera su foto en redes sociales.

El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) informó que la paciente es atendida por quemaduras en vía aérea (respiratoria), en ojo y ambos brazos.

Además, se le realizó una broncoscopía, se llevó a cabo limpieza y colocación de injerto en brazo, y su estado de salud se reporta como grave.

Tultepec se viste de luto: los despiden con música y globos.

El dolor y la tristeza invadieron las calles de Tultepec al salir la gente a darle el último adiós a ocho de las 35 personas que perdieron la vida tras la explosión del mercado de San Pablito.

Desde el mediodía las puertas de la iglesia de la Virgen de Loreto y la capilla de San Antonio se abrieron para recibir los cuerpos de Desideria Socorro Sánchez, Claudia Francisca Rodríguez, Evelia Urban, Sandra Vargas, Martina Almazán y Verónica Sánchez, así como la menor Angélica y un bebé de tres meses, quienes se encontraban en el mercado el día de la explosión.

Con su música preferida y globos, cientos de vecinos los acompañaron hasta sus últimas moradas en los panteones municipales.

A la iglesia debían entrar en grupos de tres, pues la mayoría de los familiares querían realizarles misas de cuerpo presente.

El primero en salir de la iglesia fue el cortejo de Angélica, una niña de 11 años que se encontraba con su mamá vendiendo en el mercado.

Ella no murió por quemaduras, sino al tratar de salir huyendo del lugar, por la onda expansiva, algunos objetos salieron volando y la golpearon en la cabeza, provocándole traumatismo craneoencefálico.

Sus compañeros de escuela le llevaron globos blancos y rosas para despedirla, y al considerarla como un ángel colocaron su foto en una cruz que encabezaba su cortejo.

De la iglesia, los cortejos salían caminando hacia los diferentes panteones, donde los aguardaba su última morada.

En el panteón de Xahuento, la tragedia fue mayor para la familia de Verónica Sánchez, pues además de ella, perdió la vida su bebé de tres meses.

Los vecinos comentan que, como todos los días, Verónica fue a vender al mercado y se llevó a su niño, pero cuando se presentó la explosión tomó a su pequeño y trató de salir, pero la onda expansiva la arrojó perdiendo al bebé.

Sus familiares lo buscaban y después se enteraron que el niño también estaba muerto.

Ahora, en completo silencio, recorrieron los 500 metros que separaban la capilla de San Antonio hasta el panteón, para despedir a Verónica.

Casi nadie quiere hablar y pocos comentan que ese es el riesgo de los que se dedican a la pirotecnia, que por eso todos los días se encomiendan para salir a las calles.

Algunos de los familiares no dan crédito de lo que pasó, pues todavía convivieron el fin de semana en una posada, como fue el caso de Clara Francisca, de 50 años.

Según recuerda Maribel Padilla, cuñada de Clara, el domingo todavía la vio muy sonriente, disfrutando de la familia y preparándose para la reunión de Navidad.

Los funerales continuarán. Se espera que Mayra Flores Rodríguez, quien murió ayer, sea sepultada hoy.

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Amplían rango de edad para ir a Galveston.

Ante la cantidad de personas que resultaron con quemaduras graves tras la explosión en el mercado de San Pablito, en Tultepec, se amplió el rango de edad a 22 años para que sean trasladados los pacientes que requieren atención especializada en Galveston, Texas.

El secretario general de gobierno mexiquense, José Manzur Quiroga, explicó que la Fundación Michou y Mau aprobó ampliar el rango de la edad a las personas que resultaron heridas.

“De los 34 personas que se encuentran hospitalizadas se considera que 15 puedan ser trasladadas, pero serán los médicos que determinen si puede ser atendidas en ciudad de Galveston, Texas”.

“Se está valorando médicamente las personas de menos de 22 años que puedan ser trasladadas de Galveston a un hospital de especialidad, ya se han ido dos personas una de nombre Juan Carlos y otra chiquita que no tiene que ver con Tultepec que fue trasladada, Sara”, señaló.

La organización presidida por Virginia Sendel de Lemaitre informó que los pacientes que requieren la atención médica especializada son los dos menores Daniel y Aurelio, quienes permanecen en el Hospital de Lomas Verdes.

Así como Liliana Aguilera Urban, de 22 años, con 85% de su cuerpo con quemaduras, quien está internada en el Centro de Investigación y Atención a Quemados (CENIAQ), ubicado en el Instituto Nacional de Rehabilitación (INR) de la Secretaría de Salud.

Mientras tanto, en las próximas horas se determinará si podrá ser trasladado a Galveston el pequeño Aurelio, de 14 años, quien presenta quemaduras en 50% de su cuerpo, luego de que se encontraba en el mercado de San Pablito cuando se registraron explosiones.

La Secretaría de Salud había informado que tres menores de edad requerían ser trasladados a Texas para recibir atención médica en el Hospital Shriners, por lo que este miércoles Juan Carlos, de 13 años, fue trasladado en una ambulancia aérea; el caso de Aurelio está pendiente, y Pamela, también de 13 años, quien falleció en la madrugada del jueves por las quemaduras que cubrían 92% de su cuerpo.

Otros aún no hallan a sus desaparecidos.

Mientras algunos familiares ya sepultaron a las víctimas de la explosión del Mercado de San Pablito de Tultepec, otros continúan una incansable búsqueda, pues a casi tres días de la tragedia, todavía hay desaparecidos.

Luego de casi dos días sin tener noticias sobre su abuelita y su tío, Lesli Monserrat Hernández Alvarado por fin los encontró entre los 20 cuerpos que fueron trasladados al Servicio Médico Forense (Semefo) de la Fiscalía de Tlalnepantla. La última vez que ella los vio fue justo al instante del estallido, sólo que por su rápida reacción para proteger a su bebé de dos años, alcanzó a cargarla, echarse a correr y escapar del fuego.

Lesli platicó que cuando escuchó la gran detonación estaba a punto de marcharse del mercado con su abuelita y su tío. Doña Eva Báez Palacios tenía en mano la nota para pagar los cohetes que había comprado con la intención de llevarlos a vender en su tienda de abarrotes llamada “Casablanca”, ubicada en el municipio de Nicolás Romero, Estado de México.

Fue en la madrugada, alrededor de las dos de la mañana, cuando en el Semefo le entregaron a la familia Báez a doña Eva y a Yasmani González, de 29 años. Hasta la noche del jueves, de los 20 cuerpos que se trasladaron a este sitio, 18 ya habían sido entregados a las familias. Sólo faltaban dos por identificar: un hombre y una mujer.

Rubén Martínez, nieto de doña Eva, contó que por lo lastimados que quedaron los cuerpos de su abuelita y tío, decidieron realizar una misa e inmediatamente después ir al cementerio a enterrarlos.

Ahora madre e hijo, Eva y Yasmani, están sepultados en el panteón Colina del Descanso, de la colonia Independencia del municipio Nicolás Romero.

Sin embargo, todavía existe una familia, Urban Rodríguez, quienes a casi tres días de la explosión continúan recorriendo de un extremo a otro la Ciudad de México y el Estado de México para encontrar a doña María Angélica Rodríguez Rendón, quien trabajaba en el local número 22 de San Pablito. Este jueves, del hospital Villada de Cuautitlán Izcalli se dirigieron al Semefo de Tlalnepantla, de ahí se fueron a la Cruz Roja de Polanco y luego al Hospital Rubén Leñero de la delegación Miguel Hidalgo, donde a Nayeli Urban, hija de doña María, le aseguraron que había tres pacientes aún sin identificar.

“Si alguien nos pudiera ayudar con información más certera se los agradeceríamos, porque solamente nos están dando falsas informaciones, no se vale jugar con nuestros sentimientos”, reprochó su esposo, José Alfredo Urban.

De los cuatro Semefos que habilitaron para trasladar a las víctimas: Texcoco, Tultitlán, Cuautitlán y Tlalnepantla; en los primeros tres, de plano esta familia descartó que ahí pudieran encontrarla, porque luego de ir, las autoridades de estos sitios les confirmaron que ya habían sido entregadas todos los cuerpos de Tultepec.

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Por eso, la familia Urban Rodríguez aún alberga la esperanza de que entre las dos víctimas que aún faltan por reconocerse en la Fiscalía de Tlalnepantla, pudiera hallar a María Angélica.

“Ahorita mi hija ya se hizo la prueba de ADN y esperemos que nos den los resultados lo más pronto posible. En 70 u 80% creemos que sí es, pero vamos a esperar los resultados, para no especular más cosas”, explicó don Alfredo.

“Escuché un tronido, pero nunca me imaginé…”

Maribel Estrada Carbajal, quien tiene quemaduras en su rostro, manos y pies, está desesperada por ver a su hijo Aurelio, de 16 años, internado en el Hospital Lomas Verdes con quemaduras graves en 50% de su cuerpo y que  llegan hasta su garganta.

Madre e hijo son víctimas de la explosión en Tultepec y fueron separados por el caos que originó la desgracia. Mientras ella fue llevada al Centro de Investigación y Atención a Quemados (CENIAQ), Aurelio lucha por sobrevivir en el Hospital Lomas Verdes del Seguro Social.

Ayer afuera del Instituto Nacional de Rehabilitación, donde está el CENIAQ, María de la Luz Carbajal Franco y Gonzalo Estrada, de 60  años, esperaban informes de su hija Maribel, ingresada con quemaduras en 12% de su cuerpo.

El matrimonio indicó que su hija está angustiada por el estado de salud de Aurelio. “La había acompañado a comprar cohetes para vender”, dijo Gonzalo, dueño de una tienda de abarrotes.

“Está muy desesperada, lo que más le duele es no saber nada porque a ella la trajeron en diferente momento y no supo si estaba bien o no su hijo. Ahorita ya le informamos que está bien, está estable”, dijo.

Los abuelos, que ya lograron hablar con su hija, dijeron que ella siente temor por la vida de su hijo.

“Lo que ella recuerda es que iba llegando cuando escuchó tronar algo, ella no se imaginó que fuera la explosión”, dijo María de la Luz, con el rostro desencajado.

“Ella se siguió y corrió atrás de una pared de los cuartos y se quedó parada ahí. Agarró a su hijo. Lo traía agarrado para no desapartarse, pero resulta que cuando escuchó la explosión ya no pudo correr porque se vino la humareda fuertísima”, añadió.

La señora afirmó que su hija tiene quemaduras en rostro, manos y pies. “Todo, y lo que es de la cadera tiene un cinturón ancho, tiene su quemadura fuerte”, describió.

El matrimonio, que vive en Villa Nicolás Romero, pasa la noche en vela, mientras su yerno acompaña a Aurelio en Lomas Verdes.

Médicos del CENIAQ,  informaron que Maribel podría ser dada de alta en dos días.

Aurelio, a quien los abuelos definen como un joven alegre, está sedado y los médicos luchan por estabilizarlo, aunque de momento han descartado su traslado a Galveston, Texas.

En el Hospital de Lomas Verdes también estaba Bárbara Cabrera, de 13 años, quien resultó herida por la explosión del mercado de San Pablito y ayer fue dada de alta luego de haber sido intervenida quirúrgicamente.

También atienden a Isabel Carpio, de 39 años, que es el caso más grave en este nosocomio pues tiene quemaduras en 90% de su cuerpo.

Otros casos son los de un joven de 25 años con quemaduras en áreas especiales y vías respiratorias; Paula Rosales, de 70 años, tiene quemaduras en áreas especiales; otra mujer de 70 años también, con trauma severo, y finalmente Florencia Ramírez, quien este viernes podría recibir el alta hospitalaria.

En el hospital Magdalena de la Salinas ayer fue operado Luis Ángel Soto, quien tiene quemaduras en los brazos porque en la explosión alcanzó a cubrir a los hijos de su pareja para salvarlos. Buscan estabilizarlo para que no pierda una de las extremidades.

Fuente: Excélsior.
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