Tijuana, Baja California (04 de enero de 2017).- Cuatro mil 708 kilómetros de Puerto Príncipe, los sueños y la esperanza de niños, mujeres y hombres desplazados por la pobreza forman los cimientos de una pequeña Haití.
En albergues, iglesias, cuartos rentados, o incluso, en hoteles, la comunidad poco a poco mezcla sus raíces con los habitantes de una ciudad que se ha edificado a base de migrantes.
En la línea divisoria entre México y Estados Unidos, la comida, el lenguaje y la música unen a dos culturas en las casas hogar, en las calles, o a través de la convivencia entre connacionales y haitianos que laboran en restaurantes, descargando mercancía o en obras de construcción.
“Mi meta es tener una vida mejor. Buscar una vida para mis hijos, para mi mamá, papá y mi hermanito. Siempre estoy buscando una vida mejor. Yo tengo la meta de llegar a Estados Unidos, pero hoy en día sí encontrara aquí (México), algo que me ayudara, y me diera sustento para vivir, me quedo aquí. Me quedo en México”, comenta Edris Louis, habitante de Haití, quien se encuentra a la espera del asilo en la Unión Americana.
“Si no tengo oportunidad de cruzar, y puedo quedarme acá (México), con mucho gusto lo haría. No quiero un país para apropiarme de él. Necesito un país mejor que el mío para trabajar, ganar algo de dinero para ayudar a toda mi familia. No un país para quedarme definitivo. Necesitamos un país donde podamos trabajar y ayudar a los demás en Haití”, explica Nancy, quien busca llegar a Estados Unidos.
Tijuana, una ciudad de sueños y desilusiones, es una mezcla de mexicanos y personas de diferentes partes del mundo que llegaron a este punto fronterizo en la búsqueda del sueño americano o de mejores oportunidades de vida.
“Así se ha formado Baja California. La mitad de los que aquí vivimos, prácticamente han venido de todos los rincones de nuestro país, y de muchas partes del mundo. Estamos acostumbrados a recibir todos los días a gente que viene a este estado de fuera. La otra mitad de la población somos los hijos de los migrantes de los que hemos nacido aquí”, explica Francisco Rueda, secretario de gobierno de Baja California.
Desde el pasado 26 mayo pasado, cuando llegaron a la ciudad las primeras 100 personas de Haití, en la búsqueda del asilo político en Estados Unidos, Tijuana ha recibido a 20 mil migrantes.
“A partir de mayo que se presentaron los primeros 100 ciudadanos extranjeros de origen afrodescendiente en la frontera de Tijuana; hasta el día de hoy, hemos recibido un promedio de 20 mil ciudadanos extranjeros de alrededor de 20 nacionalidades. En un 90% de origen haitiano”, comenta.
La espera.
El éxodo que emprendieron algunos de ellos, los llevó a recorrer diez países desde el momento en que salieron de Brasil, luego de trabajar en inmuebles para la celebración de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Los más afortunados, partieron de Puerto Príncipe. La esperanza nunca se perdió; sin embargo, al llegar a línea, la realidad los sorprendió, al tener que esperar entre 30 y 45 días para ser recibidos por las autoridades migratorias del vecino del norte para argumentar su ingreso.
“Uno está en la calle, pero en el albergue nos dan comida por la mañana a las 08:00. Salimos a las 06:00 y a las 17:00 tenemos que estar de regreso. Tengo una cita -autoridades migratorias de Estados Unidos- en enero”, explica Elani, habitante de Haití.
“Mi cita es el número tres mil 546 y me comentaron que era en diciembre pero como va será en enero, porque son 20 personas por día. Ayer mandaron a 10 personas a la cita. Entonces imagínate, si van 20 por día. Para llegar a tres mil 546 es mucho”, menciona Nancy.
“Hoy tenemos a esta población en 14 albergues en Tijuana, 11 en Mexicali, y uno en Ensenada. El gobierno de Baja California ha ofertado una bolsa de trabajo que decidan entregarse a la vida productiva del estado, con la coordinación del Instituto Nacional de Migración para estar atentos, a que, si alguno de estos ciudadanos solicita su regulación migratoria, pueda hacerlo”, explica Francisco Rueda, secretario de Gobierno de Baja California.
Agrega: “Los podemos ver integrados en algunas labores productivas, en tareas de construcción, en obras que se están llevando a cabo, en trabajos de albañilería. Entendemos que algunos de ellos traen experiencia por haber trabajado en obras de Brasil, en tareas de construcción. Los vemos trabajando como meseros, como lavaplatos. Están buscando cómo salir adelante”, explicó el gobierno.
Mininación.
Desde el pasado mes de mayo, Tijuana ha comenzado a mutar. Sus calles han recibido a cientos de migrantes en la búsqueda del sueño americano. En las últimas semanas, algunos lo han logrado, otros, lo han comenzado en la ciudad.
Leslie Eduard se casó con Laura Jazmín, una habitante de esta frontera. Ellos son parte del inicio de un nuevo barrio que emerge en este cruce fronterizo, donde personas de China, Alemania, Italia y Rusia han decidido vivir.
Junto a ellos, Phalange Milius, originaria de la República del Congo, registró a dos gemelos en la Ciudad de Mexicali, quienes nacieron en Tapachula, Chiapas. Ambos casos, se suman a las personas que han solicitado al gobierno, que sus hijos puedan acudir a escuelas públicas.
“En el estado dio a luz una mujer de Haití, tuvo gemelos; son bajacalifornianos de nacimiento; sin embargo, ellos conservan sus derechos de origen. Han nacido un par de bebés. Esta población ha comenzado a convivir en el estado. Ya hubo solicitudes de matrimonio con mexicanas. Ya hay una propuesta de un ciudadano haitiano y una mexicana. Es un indicativo de que algunos de ellos están pensando quedarse en el país”, comenta el secretario.
Cada día, Tijuana, da la bienvenida a cientos de personas haitianas.
Ellos buscan el sueño americano. La espera es larga, sin embargo, poco a poco, niños, mujeres y hombres van dejando los cimientos de la pequeña Haití.
Fuente: Excélsior. (Por Marcos Muedano)