Ciudad de México (23 de enero de 2017).- Cuando Yanet Rodríguez se enteró de que estaba embarazada les dijo a todos que quería un parto natural.
Acostumbrada a la medicina homeopática, Rodríguez estaba decidida a sentir las contracciones. En sus planes no estaba tener a su hijo con ayuda de una cirugía.
Pero cuando llegó al consultorio privado de la clínica Nuestra Señora del Rayo, en Cuautitlán, Estado de México, con apenas siete semanas de embarazo, todas las opciones que le presentaron terminaban en una cesárea.
“Desde el inicio le dije a la doctora que yo quería un parto natural y se burló de mí. Me dijo que no tenía idea de lo que era un parto primerizo, que era algo muy viejo, muy tardado, que dolía muchísimo, que me podía desgarrar y que hasta se me iba a caer la vejiga”, recuerda. Ese día salió con el ánimo por los suelos. Jamás pisó de nuevo ese hospital.
En México casi la mitad de las mujeres que dan a luz de todos los estratos sociales tienen partos por cesárea. El país ocupa el cuarto lugar en el mundo con el mayor número de cesáreas sin urgencia médica, después de China, Brasil y Estados Unidos.
De 2010 a 2015 nacieron 12 millones 947 mil mexicanos, de los cuales 5 millones 900 mil llegaron al mundo por medio de una intervención médica, según las cifras de la Secretaría de Salud.
Pero el problema no son las cesáreas, sino que se abusa de ellas. “Nueve de cada 10 bebés pueden nacer solitos; el médico ahí está, pero nada más vigila. Sólo entre 13% y 16%, aproximadamente, requieren de la ayuda directa del ginecobstetra”, explica Norberto Reyes Paredes, subdirector del servicio de ginecología del Instituto Nacional de Perinatología (Inper).
La falta de información sobre las opciones de partos naturales, el interés económico de hospitales privados y doctores por obtener altas ganancias y el poco personal médico en el sector salud causan que un alto porcentaje de los partos sean por cesárea. De 2010 a 2015 ocho de cada 10 nacimientos en hospitales privados (2 millones 51 mil) y cuatro de cada 10 en hospitales públicos (3 millones 504 mil) fueron por cesárea, de acuerdo con datos de la Ssa.
“En el sector público hay un problema entre el número de médicos y pacientes. Cualquier ginecólogo te va a decir que el nacimiento por parto es la mejor opción, pero si tienes a un doctor con 10 mamás en trabajo de parto puede ser un problema”, explica Reyes.
A pesar de que para el gobierno es más económico practicar un parto que una cesárea, la falta de camas y de doctores en las instituciones son un factor predominante. Para lograr una atención total los hospitales tienen que completar partos rápidos y con poco tiempo.
Si el IMSS, ISSSTE y Ssa, que atienden a siete de cada 10 madres que dan a luz en el país, lograran reducir esta práctica a dos de cada 10 nacimientos, como lo marca la Norma Oficial Mexicana 007-SSA2-1993, se generaría un ahorro de 5 mil millones de pesos anuales. Cada cesárea le cuesta al Estado un aproximado de 17 mil 500 pesos, según datos con los que cuenta el especialista del Inper.
Las cesáreas se idearon para ayudar a las madres en riesgo. En México, sin embargo, existe un boom de esta práctica. Entre 2010 y 2014 el número de procedimientos iba en aumento. Cada año, en promedio, se registraban cerca de 30 mil nuevas cirugías. En 2014 tocó su punto más alto: un millón 14 mil 336 niños nacieron por cesáreas. En 11 estados del país 50% de las madres optaron por este rápido método.
Los datos de 2015 muestran una ligera disminución: 966 mil 607 partos por cesárea, 45% del total de registros. En Sinaloa, Nuevo León, Tlaxcala, Tamaulipas y la Ciudad de México este método todavía conserva un amplio porcentaje ya que 50 de cada 100 nacimientos se realizaron mediante este procedimiento.
Fuente: El Imparcial.