¿Programas sociales o sobornos electorales?

San Luis Potosí y Soledad de Graciano Sánchez se gobiernan como un solo municipio; conforman una zona metropolitana enorme y compleja, muy diversa, pero reciben el mismo tipo de directrices políticas, acatan las mismas órdenes administrativas y de las mismas personas.

Ricardo Gallardo Juárez y su hijo, José Ricardo Gallardo Cardona, juntos, si se suman sus mandatos, habrán gobernado los dos municipios por una década, y aunque llevan poco más de seis años, ya empieza a notarse.

Ojalá se notara en la mejoría social en el municipio más marginado de ambos, que es Soledad, y en donde sin oposición valedera se han sucedido en la presidencia municipal tres periodos.

Cuando afirmo que en el vecino municipio de Soledad el gobierno no ha tenido oposición en los últimos tres periodos de gobierno es muy importante, porque quiere decir que poco o nada les han fiscalizado, y que han sido sus enemigos políticos los que han ido denunciando cuestiones que han suscitado escándalos y hechos realmente desagradables.

¿Cómo ha beneficiado a Soledad el llevar más de seis años continuos de aplicar “programas sociales” a un costo multimillonario?

No le propongo que veamos los indicadores, que como son levantados por los mismos gobiernos han de ser más falsos que un billete de tres pesos, veamos mejor un par de cuestiones que nos obligarán a querer conocer las cifras y, si se pudiera, los datos reales.

Los beneficiarios de los “programas sociales” no han decrecido tras más de seis años de aplicación intensiva, por el contrario, han aumentado; el número de personas que reciben dinero o bienes públicos vía el inscribirse a una lista –con su credencial para votar con fotografía por delante– y empezar a recibir garrafones de agua, tortillas subsidiadas, útiles y uniformes escolares, becas de maternidad y soltería, trastes para la cocina, pintura amarilla para sus fachadas, remodelación de sus edificios tratándose de unidades habitacionales, boda y fiesta de boda, ayuda para el campo, paquetes productivos, consultas médicas y medicinas gratuitas, grandes bailes con grupos famosos, y los demás beneficios que se me haya pasado; es decir asistencia total en todos los aspectos de la vida de la gente pobre y necesitada.

Que un gobierno destine dinero a la asistencia de los más pobres es una cosa buena, loable y digna de ser imitada por otros, porque muchas personas están sumidas en la pobreza por algo más que falta de dinero, la más grave carencia es la falta de oportunidades.

Pero seguro Usted se está preguntando si asociadas a esos “programas sociales” de asistencia a la gente más pobre hay algunas políticas públicas que tengan por objeto que la gente salga de la pobreza y ejerza oportunidades de vida que le mejoren; lamentablemente la respuesta es negativa; los gobiernos soledenses que han encabezado los dos Gallardo no implementaron una sola política pública que tuviera por objeto que con el tiempo los “programas sociales” dejaran de aplicarse por mejoría social verdadera.

Si bien es cierto que un gobierno municipal tiene muy poco presupuesto para lograr incidir, en más de seis años el ejercicio presupuestal ya no es tan menor, y el largo tiempo también es suficiente para impactar favorablemente, puesto que los primeros niños que recibieron útiles, uniformes y becas ya son jóvenes en edad productiva, y los que eran jóvenes seguramente ya han formado una familia.

¿Entonces por qué los “programas sociales” en Soledad de Graciano Sánchez no han funcionado?

¿Por qué sigue creciendo la pobreza y la necesidad de recibir los bienes y servicios que el municipio gobernado por los Gallardo entrega puntualmente a miles de familias?

Al parejo del número de beneficiarios de los “programas sociales” ha ido creciendo la aceptación y el número de votantes de los Gallardo, pudiendo extenderse al resto de la zona metropolitana, como bien pudimos ver en 2015.

Hay quien afirma que todos los bienes y servicios que han estado regalando los gobiernos municipales encabezados por los Gallardo han tenido la perversa intención de comprar voluntades electorales, y que evidentemente nunca quisieron abatir la pobreza ni combatir la desigualdad.

Que todos los “programas sociales” han estado orientados a captar votantes, y que nunca fueron diseñados ni operados para ayudar a la gente pobre en la emergencia económica que viven.

Una cosa es cierta, Soledad no sólo es más pobre hoy de lo que era hace más de seis años en que tomaron el poder los Gallardo, sino que es más desigual, y víctima de todo lo malo que trae ligado la pobreza, lo más grave, la inseguridad.

En Soledad han aumentado los crímenes en casi 500 por ciento, sólo en el último año, lo que choca frontalmente con la idea de bienestar que debiera estar viviendo ese municipio si atendemos las grandes inversiones municipales en “programas sociales” y de esparcimiento y sana convivencia.

¿Por qué si se gasta más en abatir la pobreza extrema, la desigualdad y la falta de oportunidades se ha disparado la inseguridad?

No tengo la menor duda de que el gobierno de ese vecino municipio tiene una respuesta que explique el fenómeno, y seguro será aleccionador conocerla, pero por lo pronto el dato sobre el aumento criminal debe alertar a todos de que algo se está haciendo muy mal.

Como sea, la preocupación debe hacernos reflexionar profundamente y modificar radicalmente la manera en que se están atendiendo los fenómenos sociales urbanos, porque evidentemente no es con regalos, subsidios y “programas sociales” como se atacan eficazmente.

Desde luego que la clientela electoral sube, y la popularidad de alcaldes que se convierten en santacloses se eleva como la espuma, pero en la realidad la gente sufre más, y el bienestar se desploma.

Debe ser la cosa más difícil del mundo ejercer el papel de regente como lo hace el ingeniero Gilberto Hernández Villafuerte, pero más complejo debe resultar ser quien pague para mantener aceitada una maquinaria electoral que se ha montado a lomos de la miseria y el terror a la inseguridad.

Que un gobierno haga todo lo posible por mantener el apoyo de sus electores y querer ganar las siguientes elecciones con el mismo proyecto o equipo de socios políticos está bien, de hecho eso impulsa a que todos hagan un buen trabajo en la administración, pero sigo asqueándome de que el fin último de llegar y ejercer el gobierno pudiera no ser la mejora integral del municipio y sus habitantes, sino el mantenerse en el poder y acrecentarlo.

Sigamos preguntando a los Gallardo, ¿Hacia dónde van? ¿Qué clase de modelo social y político están construyendo?

Y ahora otras preguntas llenas de preocupación, ¿Qué papel juega la gente pobre en sus proyectos? ¿De dónde sale el dinero para mantener ese ritmo de entrega de bienes y servicios gratis? ¿Qué pasará cuando a las personas que reciben todo lo que les dan no les baste, pidan más o lleguen otros con más dinero y peores intenciones?

Temario

Ponga Usted atención a los siguientes temas:

  • La policía metropolitana imaginada por Juan Manuel Carreras López el día que llegó tarde a un desayuno con empresarios, ese tema seguirá rondando estos días porque la violencia en la zona conurbada que gobiernan los Gallardo ha aumentado a niveles nunca vistos.
  • Los foros de la “reforma política” que llevan a cabo la Asamblea de Vagos, el CEEPAC y el Tribunal Electoral del Estado, una costosa pérdida de tiempo.

Leonel Serrato Sánchez

unpuebloquieto@gmail.com

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