Regeneración/MVS
Aunque es un hecho sin precedentes que la PGR haya dado disculpas públicas por el mandato de un aparato de justicia nacional, para una de las mujeres afectadas, las disculpas no bastan.
Las mujeres indígenas que recibieron reconocimiento de inocencia y disculpa pública de autoridades federales consideraron una victoria la decisión, pero lamentaron el sufrimiento que el proceso les generó.
En tanto Alberta Alcántara Juan, otra de ellas, sostuvo que con la disculpa pública “no me devuelven el tiempo perdido”, mientras que Jacinta Francisco destacó el apoyo que en todo momento recibió de su familia.
Las tres mujeres recordaron que el 26 de marzo de 2006 un grupo de policías de la Agencia Federal de Investigación llegó al tianguis del municipio Santiago Mexquititlán, Querétaro, a realizar un decomiso de discos.
Meses después, el 3 de agosto del mismo año, fueron detenidas acusadas del secuestro de seis agentes de seguridad.
Ante el ahora titular de la PGR, Raúl Cervantes, Teresa González Cornelio señaló que su familia sufrió por no tener los medios para defenderse, no saber cómo hacerlo, ni tener los recursos económicos para ello.
“La vida nos cambió por completo porque no sabíamos qué era lo que estaba pasando”, manifestó.
“Para mí esta disculpa pública es una gran victoria”, porque cierra estos 11 años de lucha, con el acompañamiento de algunos medios, de abogados del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, y con gente que creyó en la inocencia.
Teresa González dejó un mensaje “a mujeres víctimas como nosotras” para que luchen y no se queden calladas hasta que las autoridades escuchen y la sociedad sepa la verdad, porque “sí se puede pero a veces por miedo es que nos quedamos calladas”.
En tanto, en un mensaje más breve, Alberta Alcántara Juan relató que en los tres años ocho meses que estuvo en prisión vivió “cosas difíciles”, como estar separada de su familia y tocar muchas puertas para ser escuchada.
Con la voz cortada por el llanto recordó que al principio “nadie nos hacía caso”, y cuando obtuvieron su libertad “no fue nada fácil volver a la sociedad”.
Confió en que este reconocimiento de inocencia y disculpa pública “no sea la última, ni la primera, porque hay muchas como nosotras”.
En su oportunidad Jacinta Francisco narró brevemente la fortaleza que le transmitió su familia en el tiempo que estuvo detenida, porque se trata de personas que estaban bien unidas y en ningún momento la dejaron sola.
A su vez Estela Hernández, hija de Jacinta, criticó a quienes les “fabricaron el delito del secuestro”. Advirtió que este caso es ejemplo de arbitrariedades que provocan desgaste económico, emocional, físico y psicológico.