Por Antonio González Vázquez
Grises como ellos solos. Grises los dos, el uno y el otro; grises como un cielo nublado y plomizo que presagia desesperanza.
Ahí los tienen, Los Hombres de Gris; de un gris aburrido y soso, igual que el gobierno del que forman parte desde septiembre de 2015.
Es su color favorito porque en el gris se siente como con piel propia, su gris es una extensión de la piel, se atraen.
Los Hombres de Gris, el color del aburrimiento. Nada sucede con este gobierno taciturno y somnoliento, sin histamina ni impulso. Son los Hombres de Gris, vestidos para aburrir.
Los poderosos del sexenio pasado gustaban de la queja y el lloriqueo, pero los de Gris no lloran, de hecho, al Gris Mayor le encanta poner la otra mejilla y de todos modos pide perdón. Como en la rola de Los Caifanes: “Mátenme porque me muero”.
Sin fortaleza ni potencia ha ido día con día el sexenio, como quien pasa una semana de aburrimiento sin celular ni tele ni redes sociales. El gobierno de los Hombres de Gris no despertaría el frágil sueño de un crío de dos meses.
Ni ruido hacen.
Gandalf El Gris dignificó ese color y lo identificó con la inteligencia, la sagacidad, la prudencia, la madurez y la confiabilidad, pero Carreras El Gris le ha dotado de un significado muy suyo, el del Bonachón, tibio y blandengue.
Sino que le pregunté al diputado Segovia.
En territorio de Los Hombres de Gris todo puede pasar, pero ellos se encargaran de hacer creer que no pasa nada y, en un descuido, les reprenderán por quitarles el sueño, actividad en la que se ocupan todo el día imaginando la prosperidad para todos.
-Señor, alguien ha dicho por ahí que usted no tiene huevos.
-No importa, no es más que una percepción y yo respeto las percepciones de todos.
-Pero señor, es una afrenta a su altísima investidura de gobernador.
-Y qué, yo solo soy doctor y en mis días de solaz soy un simple ciudadano.
-Ya veo, usted no se ocupa de los sótanos de la grilla barata ni hace caso a palabras tan nacas como necias.
-En efecto, Los Hombres de Gris tomamos las cosas con calma hasta que se nos olvidan, así como pasa con el tema de los ejecutados; moraleja: si no les hacemos casos es como si ni sucedieran.
-Brillante.
-Gracias, en esta administración respetamos la opinión de todos, hasta la de aquellos que no son grises.
Perdón por el petardo discursivo, pero sucede que al gris se le asocia sin pensárselo dos veces con la indiferencia, con la inseguridad y con el inconformismo.
Tal vez sea por eso que los Hombres de Gris son reconocidos por su ausencia de carácter y su incontestable medianía. Ahí los tiene, ni más ni menos, los grises de palacio de gobierno.
