Por Antonio González Vázquez
Hoy hace veinte meses que Juan Manuel Carreras López inició su período sexenal de gobernador y aseguró ese primer día que mantendría a San Luis Potosí con una incidencia delictiva a la baja. No lo ha cumplido. Está es la crónica de los ejecutados del sexenio, en su vigésimo mes.
Anochecía el 29 de abril en la colonia Don Miguel, cuando un hombre cruzó la calle San Virgilio para entrar a una estética, tenía la intención de cortarse el pelo y quizás, hasta se rasuraría; se sentó y de frente vio a través del espejo a dos sujetos que entraron y le apuntaron con pistolas. No alcanzó a hacer nada porque ya le estaban disparando y murió en el instante. Cuando llegó la policía, sucedió lo de siempre: los asesinos habían huido y no se sabía tan siquiera el nombre del ejecutado de ese día.
José, de 51 años de edad, fue brutalmente asesinado a golpes y a puñaladas la mañana del 30 de abril. Había decidido caminar a su casa de la colonia La Constancia de Soledad de Graciano Sánchez, así que tomó camino por el tendido de las vías, pero pasando el puente Naranja sobre el Acceso Norte, habría sido atacado a mansalva y le quitaron la vida con al menos diez viajes de navaja y con golpes contundentes en la cabeza.
En la colonia Morales de la capital potosina, un joven de 24 años de edad, fue acribillado por presuntos delincuentes que transitaban a bordo de una motocicleta. Era la madrugada del 30 de abril cuando en la calle de Prolongación Azufre, la víctima que según la policía, se dirigía a un velorio en la Plaza del Fundidor, fue alcanzado por sus agresores que le dispararon para darle muerte.
El día primero de mayo, en un camino sin pavimento y lleno de basura entre el Libramiento Oriente y la colonia Jardines del Campestre unos paisanos se encontraron a medio arroyo el cuerpo sin vida de un hombre. Al avisar a la policía aseguraron que tenía heridas de disparo de arma de fuego en la cabeza y según la Procuraduría General de Justicia: Peritos de la PGJSLP buscaron indicios en la zona y posteriormente se ordenó el levantamiento del cuerpo para enviarlo al Servicio Médico Legal para la necropsia de ley, con el objetivo de conocer las causas reales de su muerte y poder identificarlo. Mientras que los agentes de la Policía Ministerial realizaron entrevistas con vecinos y posibles testigos en la zona, para continuar con la investigación y poder identificar al o a los presuntos responsables de este homicidio. Sobra decir que no encontraron nada.
Amanecía para el tres de mayo, que es como se sabe, el Día de la Santa Cruz y unos adolescentes de la colonia Primero de Mayo se disponían a lanzarse a una cascarita de futbol mañanero, por lo que a la casa de Juan Diego, en la calle de 16 de septiembre, alguien tocó la puerta para “invitarlo” a jugar, pero en realidad los desconocidos lo recibieron a tiros de pistola; solo tenía 19 años cuando le quitaron la vida. No hubo cascarita, si luto.
A unos vecinos de la comunidad de Rancho Nuevo en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez les pareció extraño ver junto a un banco de arena abandonado, los restos esqueléticos de una camioneta. Era la mañana del cuatro de mayo cuando dieron aviso a la policía. Llamaron al sistema de emergencias y les dijeron que habían visto una camioneta quemada muy cerca del aeropuerto. Decenas de policías y patrullas al por mayor llegaron al sitio y en efecto, había una camioneta tipo Van quemada y en su interior, en la parte trasera, los restos de un cuerpo incinerado. Lo ejecutaron y luego le prendieron fuego con todo y vehículo.
En una covacha de la comunidad de El Sabino del municipio de Pisaflores en la Huasteca hidalguense, fue ubicado el cadáver de un ganadero que había sido levantado y desaparecido. El cuatro de mayo, unos campesinos que se dirigían a la comunidad, se percataron de la presencia de buitres a la entrada de una cueva, se acercaron y captaron el fétido olor de la carne podrida; ingresaron a la oquedad y vieron los restos de un hombre. Enseguida denunciaron el hecho a la policía que confirmó que se trataba de un hombre y que según indicios, habría sido ejecutado hacía ya una semana. El ganadero era de Xilitla, se llamaba Ismael y tenía 40 años de edad.
La madrugada del cinco de mayo, en la violenta y peligrosa colonia Hogares Populares Pavón, del también peligrosísimo y violento municipio de Soledad de Graciano Sánchez, fue ejecutado un hombre de unos 30 años de edad que se dirigía a su casa en la calle del Agua. Apenas a unos cientos de metros de las instalaciones de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, ocurrió que se escucharon voces de alarma y pedidos de ayuda porque una persona yacía en la calle con un disparo de arma de fuego en el vientre. Alguien llamó a la policía y a la Cruz Roja, pero antes de llegar al hospital, Alejandro ya había muerto.
Junto a un cacto de nopales, un cuerpo embalsamado en bolsas negras, atado con cinta de color azul. El cuerpo inerte de un joven ejecutado y antes, torturado. Nadie sabe cómo llegó ahí, entre las piedras y el sol cayendo a plomo a las tres de la tarde del siete de mayo. La policía acordonó el lugar, apenas a un par de metros de la carretera estatal a Villa de Zaragoza. No muy lejos del cuerpo embolsado, una cartulina maltrecha y medio destruida tenía un mensaje de advertencia de un grupo de la delincuencia: para que vean que no es un juego, decía el mensaje mortuorio.
David tenía 42 años de edad y era dueño de un taller mecánico en el municipio de Matehuala. Por la mañana del ocho de mayo, sus empleados entraron al taller y estaban por empezar su diaria labor, cuando se encontraron con el cadáver de su jefe; lo habían ejecutado a fuerza de llegues con arma blanca. El cuerpo yacía en la parte trasera del taller ubicado en la colonia Altamira y estaba maniatado de pies y manos.
A las cuatro de la tarde del día diez de mayo, la policía recibió una denuncia que daba cuenta de que había un hombre muerto en la carretera que va de la capital potosina a la Delegación municipal de Bocas. Un hombre de unos 30 años había sido ejecutado por un sujeto armado que primero lo había seguido en un vehículo y luego de alcanzarlo, descendió del auto y le disparó en reiteradas ocasiones cuando la víctima bajó de su camioneta.
Durante la madrugada de catorce de mayo en la colonia Los Tamarindos, del municipio de Tamazunchale, se escucharon ráfagas de armas de fuego, además de que por calles de esa colonia se paseaba un auto blanco con vidrios polarizados, al parecer, con hombres armados a bordo, por lo que alguien dio aviso a la policía. Como a las dos de la mañana la policía se presentó en la calle Mártires de Cananea, de donde surgieron los disparos; en un callejón de ese lugar fue localizado un vehículo que presentaba múltiples orificios por proyectil y en su interior, el cuerpo de un hombre que había sido masacrado a balazos.
Al pie de un árbol, frente a las oficinas de la Policía Ministerial fue abandonada una bolsa en color negro con una cabeza humana en su interior. Estaba sobre una cartulina en color verde fosforescente en la que un presunto grupo delictivo se atribuía el crimen. El hallazgo ocurrió cuando corrían los primeros minutos del 16 de mayo en la esquina de la calle Xóchitl, lugar en donde en recientes ocasiones han aparecido restos humanos.
Julián salió de su casa el lunes 15 de mayo y ya no regresó; 24 horas después encontraron su cadáver en un camino de la comunidad de Tezapotla, municipio de Tamazunchale. Lo ejecutaron con dos disparos de arma de fuego, uno en la cabeza y otro en el pecho. Tenía 32 años de edad y lo último que se supo que hizo fue contestar una llamada que recibió en el celular, le dijo a su esposa que ya iba a trabajar y ya no volvió.
En un camino rural en la zona del Huizache un hombre encontró la muerte. Era el 16 de mayo a eso de la una de la tarde cuando en el interior de un vehículo fue localizado el cuerpo de un hombre de unos 35 años de edad. Se supo después que se trató de un hombre llamado Margarito a quien apodaban “El mago” y que vivía en la comunidad de San Gabriel. Cuando llegó la policía no encontraron pista alguna sobre el crimen, sólo el hecho irrefutable de que a Margarito lo habían acribillado.
Eduardo caminaba hacia su casa, era la madrugada del 18 de mayo; transitaba por la calle Lirio, una vía sin pavimentar, con piedras y basura por todos lados en la comunidad de El Aguaje. De pronto, le salieron al frente desde la oscuridad unos sujetos que en minutos lo mataron a golpes y a puñaladas, lo hirieron especialmente en la cara y el tórax.
Eran las 7 horas menos 15 de la mañana del 19 de mayo, cuando la Policía Ministerial recibió el reporte de que en la orilla de la carretera a Ríoverde, justo frente al fraccionamiento La Florida, había un cuerpo tirado y lleno de sangre. Los agentes se presentaron en el lugar y confirmaron que un hombre de unos 40 años de edad presentaba dos disparos de arma de fuego, uno en la cabeza y otro en el brazo izquierdo. El cuerpo no fue identificado y todo hacía indicar que sus asesinos fueron a abandonarlo en ese lugar durante la madrugada.
En un camino que comunica la Delegación Municipal de Villa de Pozos con el ejido el Panalillo, muy cerca de Jassos, fue localizado el cuerpo de un hombre de aproximadamente 30 años de edad. Unos ejidatarios le avisaron a la policía a eso de la una de la tarde del 20 de mayo y luego, agentes de la Secretaría de Seguridad al llegar al punto donde estaba el cadáver, se percataron de que estaba maniatado de pies y manos, además de que tenía al menos tres disparos de arma de fuego; estaba también amordazado con cinta canela.
En la habitación número diez de un motel asesinaron a una mujer durante la madrugada del 21 de mayo, donde se hospedó junto con un hombre. Su cuerpo yacía en el piso de la regadera del baño, presentaba una herida profunda en la cabeza y golpes en diversas partes del cuerpo. Nadie supo del paradero de su acompañante, en la recepción del motel Del Río, no se dieron cuenta, o dijeron a la policía que no se percataron del momento en que el sujeto abandonó las instalaciones. La empleada de limpieza encontró el cuerpo cuando ingresó a la habitación a hacer el aseo, la policía presume un caso más de feminicidio.
Entre las yerbas que crecen a un lado de un camino de la comunidad de Los Gómez, municipio de Soledad de Graciano Sánchez, mataron a una mujer. A las ocho horas del 23 de mayo unos campesinos que caminaban por el lugar reportaon a la policía que en la calle estaba el cadáver de una mujer. Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública encontraron el cuerpo de una mujer con una herida en el cuello y otro en la cara; recibió dos tiros de arma de fuego, a su lado, su mochila, sus brazos cubrían su pecho. Según las autoridades sería el sexto feminicidio en lo que va del año.
Corrían los primeros minutos del 23 de mayo cuando en una solitaria calle de la cabecera municipal de Cerritos, un hombre de unos 25 años que viajaba en su motocicleta, fue alcanzado por unos sujetos que le dieron tres disparos; su cuerpo quedó tendido en el duro pavimento de la calle Aldama, cerca del centro de esa localidad donde la policía localizó al menos cinco proyectiles percutidos.
Entradas las primeras horas del 24 de mayo, en un predio cercano al Fraccionamiento Florida en la capital del estado con rumbo de la carretera a Ríoverde, fue encontrado el cuerpo de un hombre a quien antes de ejecutar, fue sometido a tortura pues su cadaver presentaba lesiones constató la Policía Ministerial.
En el fondo de un arroyo que lleva más basura que agua y que cruza por la colonia Cecilia Occeli de Salinas, lo cual de por sí ya es una desgracia, fue localizado el cuerpo de una mujer envuelto en una cobija. Aproximadamente a las 18 horas menos 10 del 24 de mayo, personal de la Procuraduría General llegó al lugar luego de que se recibió una denuncia telefónica. Entre las yerbas, basura y carrizos fue ubicado el cuerpo encobijado que fue trasladado al forense para su identificación. Otro feminicidio.
Había quebrado el mediodía del 24 de mayo en Matehuala cuando un sujeto conocido como el “Polinas” fue ejecutado por hombres armados. La víctima de unos 25 años de edad transitaba con una compañera en su motocicleta y estaba punto de ingresar al bulevar turístico, cuando otros que iban en motocicletas lo alcanzaron y le dispararon a mansalva; le dieron tres tiros calibre .9 milímetros por lo que su muerte fue inmediata y sorpresiva. Su acompañante fue reportada en estado delicado.