Por Victoriano Martínez
El primer paso se concretó: por unanimidad, los 27 integrantes del Congreso del Estado aprobaron el dictamen que elimina el fuero estatal para todos los servidores públicos.
Fue una sesión más en la que, desde las butacas, representantes de organizaciones sociales y empresariales les marcaron el paso a los legisladores. El ambiente de confrontación quedó perfilado desde la realización de la sesión de la Diputación Permanente, con Manuel Barrera Guillén al frente, unos momentos antes de iniciar la reunión plenaria.
Al diputado por el Verde Ecologista no le importó el manifiesto rechazo de la ciudadanía, y abrió la sesión mientras gran parte del auditorio le daba la espalda mientras hablaba.
A su derecha, Barrera Guillén podía ver cómo un grupo de mujeres hacía resonar sus cacerolas mientras coreaban el estribillo “¡Fuera Barrera! ¡Fuera Barrera!” que se alternaba con un “¡Fuera el fuero¡ ¡Fuera el fuero!”.
Al fondo se le presentaron dos grandes mantas: una con las figuras del Ché Guevara, Emiliano Zapata y Pancho Villa y, al lado, otra con un mensaje directo para él: “Manuel Barrera Guillén, eres una persona no grata en nuestro Congreso. Frente Ciudadano Anticorrupción”.
El legislador, insensible a las muestras de rechazo, encabezó la brevísima sesión solemne de apertura del Periodo Extraordinario, para enseguida llamar a la sesión extraordinaria más esperada en los últimos tiempos, porque en ella se aprobaría la desaparición del fuero.
Tras dispensar la lectura de todos los dictámenes programados para la sesión, el primero en ser sometido a la consideración del Pleno fue el correspondiente a la desaparición del fuero, para lo que se anotaron ocho oradores.
Esther Angélica Martínez Cárdenas, la diputada cetemista abrió el supuesto debate, con un discurso a favor entre el griterío de los asistentes, que seguían sin aceptar la presencia de Barrera Guillén, pero entre quienes se escuchó una voz que pidió silencio para estar atentos a los pronunciamientos.
El priísta José Luis Romero Calzada subió a la tribuna para pronunciar un discurso lleno de provocación. Tras dar su respaldo a Barrera Guillén, afirmó que “él tiene más agallas que todos los que gritan allá (entre las butacas) en bola”. Entre la ruidosa reacción que provocó entre el público alcanzó a decir que también daría su apoyo a la eliminación del fuero.
En lo que fue su primera intervención en tribuna, José Luis Miranda Torres, el suplente de Enrique Flores Flores, realizó un trastabillado posicionamiento, con cifras y referencias sobre la historia del fuero al que le tuvo que abrir paso con una leve súplica a los presentes. “Escúchenme”, dijo ante la impaciencia de los manifestantes, que comenzaron a gritar “¡Que se vote! ¡Que se vote!”.
Le siguió la intervención de Gerardo Serrano Gaviño, quien tras un “me permiten ciudadanos” dijo que el fuero debía eliminarse porque se convirtió en sinónimo de “injusticia, impunidad y corrupción”. Enseguida, la panista Josefina Salazar dijo reconoció el dictamen como un triunfo de la ciudadanía. “Esperamos cumplirles, es exigencia de ustedes”, le habló a los presentes.
La desesperación de los asistentes aumentaba, pero aún faltaban tres diputados anotados para figurar en el momento histórico. Alejandro Segovia Hernández subió a la tribuna para sumarse a quienes reconocieron la presión ciudadana. “Sí tenemos vergüenza”, reaccionó a un grito desde el público para después afirmar que “el enojo ciudadano es lo que logró esto”.
De manera sorpresiva, tras estar un momento en el presídium conversando con Barrera Guillén, Romero Calzada subió nuevamente a la tribuna, lo que provocó una rechifla y griterío permanente durante su intervención: “Me quise subir porque los vi apagados”, provocó.
Enseguida le manifestó su apoyo a Barrera Guillén y a los diputados con licencia. “Y ojalá con la eliminación del fuero ya regrese nuestro compañero José Guadalupe Torres y el compañero Oscar Bautista, y por supuesto que apoyamos al compañero Barrera, con agallas, más que las de ustedes”, dijo mientras señalaba al público en el salón de sesiones.
“Los espero de a uno por uno allá afuera”, los retó.
La diputada panista Xitlálic Sánchez Servín tomó la palabra para insistir en un triunfo ciudadano y advertir que “la batalla no termina el día de hoy. Gracias por haber despertado al Congreso del Estado”, concluyó.
En la intervención más breve de su larga historia como diputado, Oscar Vera Fábregat tardó más en llegar a la tribuna que en pronunciar lo que, de no ser por una palabra de más, podría haber terminado como un editorial al estilo Fernando Marcos: “¡Señor presidente, que se vote!”, gritó.
La votación comenzó y el griterío y los cacerolazos se desataron al escuchar el nombre de cada uno de los legisladores.
“¡Espérense por si hay un rajón!”, se escuchó de pronto. El ruido cedió y se comenzaron a escuchar los nombres, seguidos de la votación de cada diputado. “¡Más fuerte!”, fue el reclamo a los diputados para escuchar el sentido del voto. “¡A favor!”, comenzaron a corear algunos tras ser pronunciado el nombre de un legislador.
Barrera Guillén, el último en votar, se pronunció a favor, pero eso no lo libró de la rechifla, el repudio y los cacerolazos.
Tras la declaratoria oficial de la aprobación del dictamen por unanimidad y la instrucción de enviarlo a los 58 ayuntamientos para su ratificación en voz de Barrera Guillén, la reacción del público no se hizo esperar. Antes que celebrar la eliminación del fuero, la reacción fue contundente: “¡Faltas tú! ¡Faltas tú! ¡Faltas tú!”.
Tras dejar el mensaje de repudio claro a quien presidía la sesión del Congreso, vino el festejo con el tradicional grito “¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo!”.
Los diez dictámenes que siguieron en la sesión y el informe financiero del Congreso pasaron inadvertidos para los asistentes, quienes comenzaron a abandonar el salón de Plenos. El primer paso con la eliminación del fuero estaba dado. Los distintos grupos del Frente Ciudadano Anticorrupción parecían palomear una de sus demandas, revisar su lista… y a lo que sigue.
