Por Antonio González Vázquez
Nuestra solidaridad con Juan Carlos, periodista gráfico hostigado por elementos de la Policía Municipal de la Capital
Personajes de bajísimo nivel como Manuel Barrera Guillén y José Luis Romero Calzada nunca más deberían ocupar un cargo público: son nefastos.
Cuando un servidor público con su actuar se convierte en alguien detestable lo ideal es mandarlo a su casa y si amaga con regresar a las boletas electorales, entonces lo prudente es cerrarle la puerta en la narices.
La Ecuación de Corrupción y su secuela de escándalos dejan ya una lección para la ciudadanía e incluso para los partidos políticos.
Ya no hay margen para el error, votar por sujetos como Barrera (o por el Verde, dado que su dueño fue plurinominal) y Romero es un error garrafal, una equivocación tremenda porque se corre el riesgo de llevar a las instituciones públicas a gente tan deshonesta como irresponsable.
Para todos los partidos políticos, la lección es, si no quieren recibir el repudio de los electores, seleccionen mejor a sus candidatos y no se pulan en escoger lo peor.
Es increíble, pero Romero no conforme con el ridículo que hizo el jueves en el pleno, ahora ha ido más allá y ha llegado al plano de la amenaza.
Según el diputado del PRI (partido que parece estar muy orgulloso de los desatinos del legislador), va a investigar a cada uno de los ciudadanos que han solicitado la renuncia de Manuel Barrera y ha amagado con pedir informes al Seguro Social y al SAT para corroborar que los comerciantes y empresarios que están en el Frente Ciudadano Anticorrupción cumplen con el pago de impuestos.
El diputado Romero no conoce la cordura sino que más bien parece ser especialista en comicidad, de ahí que en la cartulina del “Todos Somos Barrera” pintó una carita feliz (Uff, qué tierno) y al mismo tiempo se burló de todos los asistentes al salón de plenos.
Igual hilaridad despierta su amenaza de “investigar” a quienes en el pleno ejercicio de sus derechos ciudadanos critican a los servidores públicos deshonestos.
Da risa: imagine el amable lector que José Antonio Meade está muy atento a recibir la llamada del pueblerino diputado potosino para recibir la petición de que le aviente a los del Frente Anticorrupción a los del SAT.
¿En que estará pensando el diputado o mejor, acaso piensa?
Si antes atraía buena parte de los reflectores por sus excesos y desmanes, con su pueril e irracional iniciativa de Todos Somos Barrera, se ha ganado ya el calificativo de politiquillo y payaso que le ha asignado con certeza parte del sector privado.
Ayer, una docena de diputados en declaraciones a la prensa censuraron de manera categórica al diputado Romero y éste, en lugar de reflexionar sobre lo que hizo, terminó atacándolos y acusándolos de corruptos.
A la diputada Josefina Salazar Báez que desde la tribuna legislativa le exigió disculparse con los ciudadanos, también la atacó y le faltó al respeto. Como si fuera igual a él como legisladora, le dijo socarronamente que ella no podía decir nada porque no es de mayoría.
La diputada lo puso sencillamente en su lugar al contestar que de lo que se trata es de trabajar. No por mil iniciativas de ley que se presente se es mejor que los demás.