No queremos tortillas ni garrafones, queremos respeto, increpan al gobierno municipal

Antonio González Vázquez

“¡Aquí no es Soledad, tenemos dignidad!”, gritaron con enjundia, con garras y dientes; “¡Gallardo, entiende, el Saucito no es tu rancho!”, exclamaron con pasión. “¡Respeto al Señor del Saucito!”, exigieron con firmeza mientras caminaban de la plaza de Armas a la Unidad Administrativa Municipal. “¡Cultura sí, puente no!”, corearon una y otra vez durante el trayecto.

Al frente, un grupo de colonos del Saucito, con una gran lona exhibían públicamente su rechazo a la construcción de un puente por parte del ayuntamiento capitalino. No queremos puente, queremos conservar el cementerio y el templo, decían.

La caravana inició la marcha contra el Puente de los Gallardos; los danzantes del grupo Chichimeca Guadalupana bailaron y no pararon hasta llegar a la explanada de la sede administrativa municipal. El estandarte de la virgen de Guadalupe les guiaba; niñas y niños danzantes seguían el ritmo de los abalorios que les colgaban en los pies. Las maracas, el violín y las percusiones marcaron el ritmo del paso.

Sus chalecos tapizados de cuentas brillantes y la estampa de la virgen en la espalda, sus penachos y los niños con sus arcos con flechas de madera y plumas. Danzaban y la gente volteaba a verlos.

¡No queremos garrafones ni tortillas, queremos respeto!, fue el mensaje que se repitió con la misma consistencia de un reclamo cargado de enojo.

Caminaron por el andador de Zaragoza y desde el primer momento, elementos de la policía vial se daban gustos tomando fotografías y video de los manifestantes. Todo directo a sus centros de control. Desde ese momento ya estaban todos identificados.

Luego, tomaron por un lado del jardín Colón y siguieron por la Calzada de Guadalupe, siempre lanzando consignas: “¡Cultura si, puente no!,¡futuro si, puente no!, Gallardo que te vayas, que respetes al Saucito”. No descansaban en su clamor contestatario ante el previsible abuso de la autoridad municipal.

Y de nuevo: “¡Gallardo, entiende, el Saucito no es tu rancho” lanzaban al aire mientras caminaban y confirmaban que “¡viva el Señor del Saucito!”.

Al pasar por el jardín de niños Eva Wong, decenas de infantes salieron y en las rejas de la escuela saludaron y aplaudieron a los danzantes a los que veían con risas y asombro.

Apenas dejaron atrás el santuario de Guadalupe y ya próximos a la Unidad Administrativa, la banda grupera BWMM se arrancó con la sarcástica “Sacaremos ese Buey de la Barranca y no la soltaron sino hasta que llegaron a la UAM”. En ese momento, el contingente era objeto de consignación mediante fotografías y videos de las orejas municipales que enviaban los datos a diestra y siniestra. ¿Con destino a quién?, solo ellos saben por qué y para qué.

La patrulla 3280 de la policía municipal se atravesó en la entrada del estacionamiento para evitar el ingreso de vehículos, así que la caravana le dio la vuelta y se plantaron a las puertas de la UAM que ya estaban custodiadas por decenas de policías. La fuerza del orden la encabezaba un agente con pinta de consumidor de anabólicos que le marcaba músculos en un apretado uniforme a punto de explotar.

Con mirada retadora, se paró frente al barandal de la entrada, pero los del Saucito lo ignoraron por completo y reiteraron la proclama de “¡garrafones ni tortillas, queremos respeto!”.

Por si las dudas, un contingente de policías se posicionó en la entrada de las oficinas del alcalde y agentes municipales vestidos de civil se infiltraron en la manifestación para tomar más fotografías de cerca de los manifestantes.

Los habitantes del Saucito entregaron un documento en el que afirman categóricos que no quieren la construcción del puente, además de que demandan que se les entregue toda la información técnica del proyecto.

Emplazaron al ayuntamiento a que acudan al Saucito y ahí se reúnan con la gente, ya ahí se darán cuenta de que no se va a dar marcha atrás en la defensa del patrimonio histórico del lugar.

Salió un funcionario de nombre Gerardo de la Rosa y los invitó a formar una comisión para escuchar sus demandas y bla-bla-bla…

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