¡Respeto ya! a la libertad de expresión

Por Antonio González Vázquez

No está de más recordarlo.

Un periodista tiene derecho a cubrir un hecho sin ser molestado o increpado por nadie dado que la Constitución protege la libertad de expresión.

Un periodista tiene derecho a observar, escuchar y tomar nota de lo que ocurre sin que nadie se oponga; sin que nadie intente impedírselo. Observar, escuchar y luego escribir, es la esencia del periodismo.

Un periodista tiene derecho de tomar testimonios de un suceso, ya sean imágenes, sean fotografías o en video o en audio. Más, si ese hecho sucede en la vía pública. Nadie puede cancelar ese derecho, menos por la vía de la agresión física, la intimidación o la amenaza.

Un periodista tiene derecho a ejercer su oficio libremente, dado que su interés es solamente el de informar a la sociedad.

Un periodista tiene derecho de trabajar libremente sin ser objeto del hostigamiento de grupos políticos o militantes fanatizados.

Un periodista tiene derecho a reportar un acto político con independencia de presiones, amagos o amenazas de aquellos a los que no les es grata la presencia del periodista.

Un periodista tiene derecho a expresar sus críticas y opiniones libremente, sin que por ese hecho, resulte una agresión.

Un periodista tiene derecho de informar a la sociedad sin someterse a ninguna presión o interés.

En la capital de San Luis Potosí, apenas iniciadas las campañas electorales, parece ser que esos derechos no son nada.

Golpear, perseguir, insultar, hostigar parece ser lo que las hordas irracionales tienen para los periodistas.

Ayer en el Saucito, ocurrió ejemplo claro de ello. El periodista Eduardo Delgado Torres fue agredido por simpatizantes del candidato Ricardo Gallardo Juárez. Reportear un acto de protesta contra el perredista, trae como consecuencia la agresión física y la intimidación.

No hay razón para agredir a un periodista que hace su trabajo.

Lo deseable es que candidatos y partidos, así como sus simpatizantes, entiendan que la violencia no es el camino correcto. No hay cabida a la intolerancia ni al uso de la fuerza del todo irreflexivo y desmesurado.

Toca a las autoridades locales y electorales hacer lo que les corresponde para proteger el libre ejercicio del periodismo. Ojalá se haga algo ya.

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