Abrir la UASLP a las campañas y candidatos

Antonio González Vázquez

Las aulas y espacios de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí deberían abrirse a los candidatos que buscan cargos de elección popular.

La autonomía huele a viejo, sabe a fundamentalismo extremo.

Ayer, el candidato del Partido Revolucionario Institucional al Senado de la República, Luis Antonio Mahbub estuvo en la Facultad de Derecho y muchos se han escandalizado.

Que habría entrado por una puerta trasera, que se convocó bajo engaño a los estudiantes, que debería hablar de economía y que terminó haciendo proselitismo, que mostró emblemas de campaña, que detrás de la invitación al candidato habría docentes que ejercen cargos en el Poder Judicial. Esto y más se ha dicho.

Violación, violación a la bendita autonomía. Pamplinas.

Hay estridentistas más papistas que el papa.

El problema es que el que ingresó al Aula Magna es del PRI y hay quienes juzgan que todo lo priísta es lodo, cochinero y corrupción. La cosa sería distinta si algún docente cita a sus alumnos a una clase magistral y el que sale de la chistera es Andrés Manuel López Obrador o  Xavier Nava Palacios.

Entonces sí sería genial.

Cualquier ciudadano siempre puede decir no a algo, pero en la Universidad, los estudiantes no solo saben eso, sino que actúan. Los universitarios no están para que se les tome como ingenuos a los que se les puede burlar en su cara.

Si hubiesen sido objeto de un perverso engaño de algún maestro, simplemente se habrían salido todos del aula. Cuando a un estudiante no le gusta una clase, abandona el aula, tiene libertad para hacerlo.

Pero este tipo de casos tan ridículos, se presentan porque el rector Manuel Fermín Villar Rubio no acaba de entender que su concepto de autonomía está caduco y por decirlo de manera ilustrativa, presenta señales inequívocas de descomposición.

Debería tomarse ya una decisión histórica para que quienes buscan cargos de elección puedan entrar a cualquier escuela o facultad de la Universidad a exponer sus proyectos. No es posible que la principal institución pública de educación superior en el estado se aleje de la realidad política del entorno.

Que los universitarios reciban a los candidatos y los cuestionen e inclusos los critiquen, que les digan todo aquello que no les parece, que los comprometan públicamente con la educación superior.

Los universitarios no son oficiosos ni aplaudidores, son críticos y saben lo que pasa en las elecciones.

Que entren los candidatos, pero no en el anonimato, que entren y asuman el riesgo de de enfrentarse a una comunidad inteligente.

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