A 5 años del feminicidio de Odalis Hipólito

Marcela Del Muro

La manta mostraba distintas fotos de Odalis Anahí Hipólito, en todas se veía a una niña y adolescente de amplia sonrisa, hasta llegar a la imagen del centro, donde se veía su tumba decorada con una gran variedad de flores. Dicha lona se colocó en la puerta principal del Palacio de Gobierno, en la Plaza de Armas de la capital del estado, al finalizar la marcha del 8M, Día Internacional de la Mujer.

Un día después, el 9 de marzo, don Carmelo Hipólito encontró la manta que había extraviado durante la manifestación. “Viendo las noticias, una de mis niñas me dijo: ‘Mire, abuelito, ahí está la lona”, narra el papá de Odalis.

Las poderosas imágenes de la lona en medio de un Palacio en decadencia tienen muchos simbolismos: primero, como una muestra gráfica del aparato estatal que ha sido incapaz de brindar verdad, justicia y reparación por el feminicidio de Odalis; pero también como la reivindicación de la narrativa sobre la muerte de la joven de 16 años, impuesta por el mismo Estado, que fue fuertemente revictimizada y declarada como suicidio, a pesar de las inconsistencias.

Ese mismo día, aprovechando que iría al centro a pasear a mi perro, me ofrecí a pasar por la lona de Odalis Hipólito al recinto estatal. La respuesta de las autoridades, como todas las que han tenido referente a este caso, fue inverosímil: la manta se perdió, los guardias del Palacio no sabían con quién tenía que preguntar sobre ella y tampoco estaban dispuestos a colaborar.

Esa lona formaba parte del memorial que la familia hizo para recordar a Odalis, que fue colocado en el barandal de la zona de transferencia del transporte público donde fue encontrado su cuerpo suspendido hace 5 años.

El 11 de marzo y lo que las autoridades no tomaron en cuenta

El pasado 11 de marzo fue un día triste para la familia de Odalis Hipólito, se cumplieron 5 años de su muerte, sin saber exactamente qué fue lo que pasó con ella y, por lo tanto, sin tener justicia.

Para Bere, el paso del tiempo no ha disminuido el dolor que siente por no tener a su prima y mejor amiga con ella.

“Estos 5 años no han sido nada fáciles, pero sigo pidiéndole a Dios y a mi santa resignación para entender que ya no estás. Espero que donde te encuentres tengas mucha paz y estés descansando tranquilamente. Gracias por darme tanta fuerza en los días difíciles y por hacerte sentir cuando te necesito”, dedicó su prima a Odalis en sus redes sociales.

La noche del 10 de marzo de 2018, Bere esperaba a su prima para dormir en casa de su abuela, pero la joven de 16 años no llegó. A la mañana siguiente, se enteró de su muerte por las fotos explícitas del cuerpo que circularon por redes sociales. La prensa llegó antes que las autoridades a la escena del crimen.

La relevancia mediática que se vivió en el inicio del caso provocó la respuesta apresurada y sin fundamentos de la Fiscalía, que en ese momento estaba a cargo de Federico Garza Herrera. El 13 de marzo de aquel año se convocó a una conferencia de prensa y señalaron al suicidio como la principal línea de investigación.

Bere, quien conocía a Odalis mejor que nadie, es una de las personas que sostiene que la muerte de su mejor amiga no fue suicidio y debe de ser investigada de forma exhaustiva como feminicidio.

El 20 de marzo de 2018 se realizó otra conferencia de prensa, encabezada por el entonces director de la Policía Ministerial del estado, José Guadalupe Castillo Celestino. Ahí se informó que, de acuerdo con la declaración de Juan N., pareja de la adolescente y principal sospechoso del feminicidio, Odalis estaba deprimida y drogada.

La prima de Odalis acepta que su mejor amiga sí tenía episodios de tristeza profunda –como todo adolescente de 16 años–, pero dice que jamás se hubiera ido de este mundo sin despedirse de ella antes. También sostiene un argumento muy fuerte que no fue tomado en cuenta por las investigaciones: Odalis era una joven muy limpia y vanidosa, jamás se hubiera suicidado en la zona de transferencia del transporte público utilizando ropa deportiva.

La declaración de Bere, quien vio a su prima un día antes de su muerte y era la persona más cercana en su vida, solo fue tomada en cuenta para el peritaje psicológico, pero no para las investigaciones judiciales. La mejor amiga declaró en dichos estudios que Juan era posesivo, celoso y violento con Odalis, quien ya no quería estar con él, pero para la Fiscalía General del Estado no fue sospechoso y la declaración de Bere no fue necesaria.

“Me comentó que ya habían tenido varias peleas con jalones y golpes, pero solo llevaban como dos semanas de novios. Yo le pregunté, por qué aguantaba eso. Y, ella me dijo que eran sus tiempos, pero que ya estaba cansada de él. Yo sabía que pronto cortarían”, dice Bere, quien vio a su prima por última vez en los andenes de la zona de transferencia del transporte público.

Durante el primer aniversario luctuoso de Odalis, la Fiscalía informó que el caso se había cerrado declarando la muerte como suicidio.

Carmelo recuerda que cuando le entregaron la cédula de notificación no quiso firmar de enterado: “Para mí, me quitaron a mi hija y pensé que de esa forma podía detener el proceso y que se siguiera investigando”.

El pasado 17 de febrero, la familia Hipólito ganó un amparo, donde se enteraron que el caso de Odalis se reabrió, y que obliga a la Fiscalía a emitir un oficio que indique todos los actos de investigación y las diligencias realizadas.

Este amparo ganado es una victoria para Carmelo, quien espera que se realice la investigación a profundidad para darle justicia a su hija y a su familia.

El derecho a la memoria de la familia Hipólito

Cuando llegué a Palacio de Gobierno había tres personas en la entrada de las vallas que aíslan el recinto estatal y que un día antes, el 8 de marzo, habían sido derribadas por el Bloque Negro como acto de protesta durante la manifestación por el Día Internacional de la Mujer.

Durante 20 minutos, estuve explicando al oficial de la Guardia Civil Estatal, D. Torres O, que la lona de Odalis Hipólito se había quedado en la puerta principal del edificio y la familia quería recuperarla.

El agente se mostró indiferente, en todo momento atendió a otras personas, mientras le preguntaba, una y otra vez, con quién me podía dirigir para saber el destino de dicho objeto de memoria de la familia Hipólito.

En México, las familias de feminicidio, y todas las que hayan sufrido alguna violación grave a sus derechos humanos, tienen derecho de poder expresarse y de realizar actos de memoria para dignificar el recuerdo de sus hijas, sin que exista la censura o el impedimento del Estado.

Tras un intercambio, inútil, me cansé y les dije “son unos ineptos”, en ese momento, uno de los hombres que acompañaban al de la Guardia Civil comenzó a grabarme y a tomarme fotos, en una especie de intimidación.

Una fuente cercana al gobierno, que pidió el anonimato, aseguró que la lona había sido retirada esa mañana por el gobierno estatal y que, probablemente, había sido tirada a la basura. Otra acción simbólica de cómo el Estado ha tratado a la familia de Odalis Hipólito durante estos 5 años que han luchado por acceder a la justicia por el feminicidio de la joven de 16 años.

“Seguimos en el camino hacia la justicia y la verdad. Su familia, siempre recordaremos a Odalis con amor. Exigimos que se investigue de forma exhaustiva y con perspectiva de género. Exigimos un trato digno, que se investiguen las irregularidades y que garanticen nuestro derecho a la verdad y a la justicia”, señala la familia Hipólito.

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