A la vuelta, joven

Carlos Rubio

Podría considerarse antidemocrático desincentivar el voto para el próximo 2 de junio, pero hay que ser honestos, el panorama luce desolador.

No hay un solo perfil que convoque, ya ni si quiera a un cambio, sino a una ligera mejora.

Entre líneas, todos los candidatos responden: primero, a intereses personales y esa gran ambición que tienen por consolidarse en el poder (no al servicio público, al mero disfrute del poder), sin importar que eso implique degradar su dignidad; y segundo, a los intereses de sus partidos, dominados por viejos dinosaurios que ya ni si quiera ven la luz tan seguido, porque saben que su presencia contamina cualquier lugar que tiene el infortunio de tenerlos.

Es paradójico que una de las principales figuras que debería estar interesada en que se acuda a votar y debería incentivar el acudir a las urnas es, precisamente, la primera que elimina cualquier esperanza de los mexicanos: los partidos políticos.

¿Cómo le vas a pedir a una persona que vaya a votar si debe elegir entre Enrique Galindo (PRI) y Sonia Mendoza (Partido Verde)?

Por un lado, está un funcionario que se aferrará al cargo hasta el último día que la ley se lo permita y se encuentra explotando al máximo la exposición mediática que le otorga ser el alcalde del municipio más grande y con mayor presupuesto del estado. Que se ha topado con problemas que no ha podido solucionar y le ha quedado a deber enormemente a la ciudadanía.

Del otro, una mujer que lleva toda su vida viviendo a costa del erario y que incluso cambió radicalmente de partido político de derecha a (supuesta) izquierda, con tal de mantenerse vigente en la administración. Que de poco y nada le ha servido a San Luis Potosí tenerla como legisladora durante tantos años.

Podría otorgarse el beneficio de la duda a Sonia Mendoza, pero da más miedo que confianza la gran capacidad que ha tenido para mantenerse viva en ese juego llamado política, por lo que más bien parece que su supervivencia es gracias a que ha sabido adaptarse a las normas no dichas de los partidos.

Movimiento Ciudadano, la opción que a nivel nacional y local se promociona como de los “jóvenes”, no es más que una etiqueta propagandística, porque lo único joven que hay son los años que llevan los panistas de haber saltado he invadido ese partido. Eso sí, fue un gran logro haber terminado con la hegemonía de Eugenio Govea, que sólo se dedicaba a disfrutar de las pluris en el Congreso local.

Con decir que el líder en San Luis es Marco Gama Basarte, es más que suficiente para explicar por qué este partido no va a salir a flote en estas elecciones.

Morena, la supuesta opción de la transformación, está más que sepultado en San Luis Potosí. Desde el 2021 la alianza con el Partido Verde metió en un predicamento a todos los cuadros potosinos, del que, tres años después, no ha podido salir, a pesar de tener una nueva dirigencia, que debe sortear entre negarse al pacto con los Gallardo y aceptar las ordenes que vienen desde lo nacional.

Ya fue mucho tiempo para la crisis existencial en la que se encuentra este partido y poco se espera de él para este 2024. En las pasadas elecciones apenas logró tener representación en el Congreso por la vía plurinominal. Ni un solo distrito fue ganado por Morena.

Al Verde en San Luis parece que le quedan muchos años de dominio. Solo parece, porque cualquier movimiento negativo en su alianza a nivel federal con Morena sería el fin de este grupo comandado por la gallardía. Y si algo se sabe es que todas las alianzas terminan y se forman nuevas. Así le pasó al PRI con el Verde y al PAN con MC.

Es seguro que este año al estado potosino solo le auguran viejas políticas de la mano de viejos políticos. El abstencionismo es gran responsabilidad de que cada persona se informe y tenga la convicción de ir a votar, pero en gran medida, es causado por los nulos resultados que ofrecen quienes llegan al poder y la continua postulación de personajes impresentables que se esfuerzan por mantenerse vigentes y dañar a la ya de por sí muy herida administración pública.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Actualmente es jefe de información de Astrolabio Diario Digital, con interés y experiencia en Transparencia y el Derecho de Acceso a la Información Pública. Formó parte de la tercera generación del MásterLab en edición de investigaciones organizado por Quinto Elemento Lab.

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