Por Victoriano Martínez
Este domingo el movimiento Navista cumplió 64 años, el Frente Cívico Potosino (FCP) 41, y Xavier Nava Palacios uno como presidente de la agrupación civilista.
Hace 64 años, tanto representó el movimiento Navista los intereses de la población y su anhelo por liberarse del yugo del cacicazgo de Gonzalo N. Santos, que bastaron unos meses para que el poder del tirano quedara desmantelado, a manos de una candidatura totalmente al margen de los partidos políticos.
Algo similar pasó hace 41 años, cuando el movimiento Navista se reagrupó en el Frente Cívico Potosino y nuevamente con una representación netamente ciudadana frenó el intento caciquil de Carlos Jonguitud Barrios, esta vez apoyado por partidos políticos que se acercaron al movimiento.
A un año del relanzamiento del Frente Cívico Potosino, la agrupación está muy lejos de convertirse en un instrumento de la ciudadanía para que ella misma retome la lucha por su dignidad y por sus derechos en tiempos en los que los poderes político, económico y social son avasallados por un grupo caciquil cimentado en pactos de impunidad y manipulación populachera.
La gran diferencia de este último momento con los dos anteriores es bastante obvia: en los dos primeros casos el movimiento nació del pueblo, con el pueblo y para el pueblo.
En ambos casos, lo encabezó el Doctor Salvador Nava Martínez, quien resultó clave para que el movimiento no perdiera su esencia representativa, especialmente lograr que todas sus acciones tuvieran como finalidad que se realizaran para el pueblo.
La llegada de Nava Palacios a la dirigencia del FCP estuvo precedida por una errática trayectoria de cálculos politiqueros que lo hicieron pasar por postulaciones perredistas, panistas y hasta morenistas que, a diferencia de su abuelo, fue él quien se acercó a los membretes.
Si bien tuvo oportunidad de legitimar su representación popular tras el triunfo avasallador en la elección municipal de 2018, Nava Palacios no se desprendió de sus cálculos politiqueros –excesiva propaganda y promoción personalizada de por medio– que le impidieron que se reconocieran sus actos como un genuino trabajo con el pueblo y para el pueblo.
Una actitud como alcalde-precandidato que seguramente formó parte de las causas de su derrota en 2021 y que son parte del lastre que hoy le impide cumplir a cabalidad el compromiso público que hizo hace un año.
“Trabajaremos desde el Frente para hacer notar y denunciar los abusos y los excesos cometidos desde el poder. Trabajaremos desde el Frente para que la ciudadanía tenga una voz y pueda hacerse escuchar ahora que hay desde muchos medios y actores un silencio que lastima y daña a nuestro San Luis”, dijo entonces Nava Palacios.
Nava Palacios y el FCP estuvieron durante el último año más entre quienes guardaron silencio y, en los pocos casos en los que medio lo rompieron, destacaron aquellos que se dieron de manera reactiva, como tras su inhabilitación, el pago a ejidatarios por el puente en Periférico y Avenida Industrias y, más reciente, las observaciones a su cuenta por la Auditoría Superior de la Federación.
Es decir, pronunciamientos más en defensa propia que, aunque pueden argumentar que fueron acciones tomadas en su momento a favor de la población, no dejan de tener como detonante una reacción defensiva, cuando lo que se podía esperar era que se distinguieran de manera constante y frecuente por “hacer notar y denunciar los abusos y los excesos cometidos desde el poder”.
Si en algo tuvo razón Nava Palacios en su discurso de hace un año fue en señalar la falta de voces “ahora que hay desde muchos medios y actores un silencio que lastima y daña a nuestro San Luis”. Lo lamentable es que no promovió ni en el FCP, ni desde el FCP, una dinámica que rompiera ese silencio; más bien sus apariciones fueron apenas susurros.
El Frente Cívico Potosino conmemoró sus 41 años con un video de 4:43 minutos, publicado en su página de Facebook, en tanto que Nava Palacios lo replicó en su cuenta de esa misma red, con el siguiente mensaje:
“Hoy más que nunca es indispensable recuperar los valores que le dieron vida al movimiento civilista: democracia, dignidad, honestidad y vocación de servicio”, escribió.
Hoy más que nunca resulta indispensable que esos valores se vivan desde organizaciones como el FCP y tantas otras que guardan silencio, de tal manera que honren su origen, su razón de ser y su compromiso para las causas del bien común, sin cálculos que impidan que se anteponga cualquier cosa a la genuina búsqueda de beneficiar a la población… como siempre lo hizo el Navismo.
