Abuso de poder, primera causa de violencia dentro de la UASLP: encuesta

María Ruiz

El 24.2 por ciento de la comunidad de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) considera como principal causa de la violencia el abuso de poder, un 13.7 por ciento las represalias y un 9.4 por ciento la protección que se da a las autoridades.

Estas cifras fueron dadas a conocer por la titular de la Defensoría de los Derechos Universitarios, Urenda Navarro Sánchez, durante el foro universitario “Por una Igualdad Sustantiva y la Erradicación de la Violencia de Género”.

Los datos fueron obtenidos gracias a la Consulta Pública para la construcción de estrategias en materia de género y erradicación de la violencia en la UASLP; ejercicio que se realizó con la colaboración del Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (Ceepac).

También expone que un 16.6 por ciento de la población universitaria consideró que esto tiene un efecto contraproducente y deriva en acciones de injusticia social; el 15 por ciento señaló que se tienen efectos negativos en el rendimiento escolar y un 13.3 por ciento resulta en reproducciones de desigualdad dentro de la institución.

De igual modo, la consulta funcionó como un espacio de peticiones, en la que el 16 por ciento de las y los consultados señalaron que la UASLP debe hacer más eficientes los procesos de atención a la violencia; 15.5 por ciento indicó que es prioritario atender las sanciones que se señalan, aunque estén dirigidas a puestos directivos; y un 10.7 por ciento se posicionó a favor de crear espacios de diálogo para mejorar la convivencia en la Universidad.

Navarro Sánchez informó que el trabajo de consulta estuvo encaminado al fortalecimiento de la instancia especializada de atención a los casos de violencia de género, así como en la búsqueda de la construcción de una política institucional que consolide la igualdad sustantiva en la máxima casa de estudios.

Esto tuvo origen a partir de la realización del Diagnóstico de la Violencia en los Espacios Universitarios que se presentó en noviembre del año pasado, y en la que también ha estipulado realizar este tipo de ejercicio.

“Nos dimos cuenta que era necesario un diagnóstico de los síntomas, es decir, saber qué es lo que requiere la comunidad, que nos ayude a identificar las causas estructurales de esos síntomas de la violencia en el contexto universitario, para desde ahí trazar las estrategias que incidan en la erradicación de esas problemáticas y no solamente atacar los problemas superficialmente”, explicó.

Detalló que se hizo en la consulta una estimación cuantitativa sobre las condiciones estructurales que generan la violencia de género, por lo que el foro funcionará para disponer acciones estratégicas mediante mesas de trabajo para poder construir soluciones e identificar problemas estructurales en las dinámicas sociales de la Universidad.

“El programa tendrá una vigencia de tres años, este mecanismo conlleva una metodología de política pública que inicia con el diagnóstico, luego con la consulta y luego la definición del problema, que es el resultado de estos ejercicios que se llevarán a cabo en el foro. De ello vendrán la definición de estrategias, de ejes estratégicos y acciones que empujen a que la Universidad genere un sistema de justicia universitario, que no tenía estatutariamente y que ahora se ha ido delineando poco a poco”.

Por último, Navarro Sánchez detalló que es la primera vez en 100 años de esta Universidad que se realiza una consulta de esa naturaleza y de esta temática.

“Creo que nunca se había discutido la necesidad de poner en el centro de la política institucional el hacer este tipo de estrategias contra la violencia, y creo que justamente esto sirve para impulsar este tipo de acciones que pudieran tener realmente efectos, si bien no de forma inmediata, por lo menos a mediano y largo plazo a favor de la comunidad universitaria”.

Por otra parte, el rector Alejandro Zermeño Guerra remarcó que el foro y la consulta son acciones que, aunque no marcan una resolución del problema de violencia de género, al menos visibiliza lo necesario que es trabajar para poder erradicar las estructuras de violencia que han permanecido de manera “añeja” en la Universidad.

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