Por Victoriano Martínez
La solución a los problemas en el abasto del agua potable para la ciudad ya tiene un nuevo nombre: Acuaférico.
No es la primera vez que el alcalde Enrique Galindo Ceballos habla de una solución al abasto de agua, aunque la estrategia parece variar.
El pasado 27 de octubre se pronunció por un crédito de alto nivel y de largo plazo o una línea de inversión, para una inversión calculada en 2 mil 400 millones de pesos para modernizar 400 kilómetros de la red hidráulica y 105 pozos, e instalar 270 mil medidores.
De ponerse en marcha cualquiera de las dos opciones, o ambas, tampoco sería la primera vez que se concretaría una presunta solución.
El 12 de abril de 2012, el INTERAPAS firmó un Contrato de Prestación de Servicios (CPS) con Mejora Integral de San Luis Potosí, S.A. de C.V. por 12 años y una inversión de 923 millones 884 mil 140 pesos que se presentó como la solución a los problemas financieros y de operación del organismo operador del servicio de agua potable.
Un contrato que, de haberse cumplido, todavía estaría vigente hasta 2024, de no haber sido cancelado por Ricardo Gallardo Juárez durante la administración municipal que encabezó.
Un CPS que se denominó Mejora Integral de la Gestión (MIG), con el que habría responsable, cuando menos, de las fallas que persisten a pesar de que entre los compromisos del programa, y que tienen que ver con las fugas en la red y la rehabilitación de pozos.
El programa MIG resultó una historia de una licitación accidentada, con huecos legislativos y maniobras sospechosas de irregularidades como el fallo a favor de una empresa por 907 millones 633 mil 190.59 pesos y un contrato firmado con otra por un monto con 16 millones 250 mil 950 pesos más.
Al final, el programa MIG sólo alcanzó a operar un poco más de cuatro de los doce años pactados, sin que se vieran los resultados que su presentación ofrecía, pero que también resulta un periodo insuficiente para saber si para estas fechas habría impedido o no que el Interapas enfrente no sólo una crisis financiera, sino de fallas graves en el servicio de abasto a los habitantes de la ciudad.
Un antecedente con un alto costo y la pérdida de un apoyo con recursos federales que dejaron de fluir para resolver el problema del abasto de agua potable a la ciudad que tendrá que ser tomado muy en cuenta.
Desde octubre del año pasado, Galindo Ceballos no ha vuelto a mencionar su intención de invertir 800 millones de pesos anuales para la modernización de 400 kilómetros de la red hidráulica y 105 pozos y para instalar 270 mil medidores, y ahora ya habla de una obra distinta.
Al menos cuatro ciudades cuentan con acuaféricos para resolver la distribución del agua potable: Ciudad de México, Querétaro, Guadalajara y Ciudad Victoria.
Son obras que contribuyen a facilitar la distribución de agua, por lo que suponen contar con el líquido para hacerlo llegar a todos los puntos de la ciudad.
Si el 15 por ciento del agua que se consume en la zona metropolitana proviene de la presa El Realito, la operación de un acuaférico supondría que el 85 por ciento restante se dispersaría para toda la ciudad.
Además, un acuaférico es en realidad un acueducto similar al que trae el agua desde El Realito y no estaría exento de fallas como las 42 que éste ha registrado.
Se trata de obras de carácter hidráulico cuya realización requiere inversiones fuertes, además de llevarse un buen tiempo en su realización, de manera que si hoy el alcalde anuncia que en un mes se presentarán los costos, cotizaciones y acciones concretas, es claro que comenzarán a correr plazos que se alargarán y mientras tanto, los problemas de abasto se mantendrán.
Más que un plan B, la ciudad requiere de un plan urgente que solucione el abasto en un muy corto plazo, viene el verano, y deje abiertas las posibilidades de alternativas para el largo plazo.