Eduardo Delgado
Una añeja caverna junto al área de juegos en una escuela ocupada como jardín de niños en dos turnos con más de 500 alumnos, implica el riesgo de un accidente grave en la delegación Villa de Pozos. Empleados municipales faltaron hace días a una reunión programada para tratar el caso, porque recibieron la visita del alcalde Francisco Xavier Nava Palacios.
Directivas, madres y padres de familia han fracasado en la gestión de la solución definitiva de un problema que data de hace más de un cuarto de siglo y se agrava cada que llueve, porque se localiza sobre lo que fue una noria. La empresa panificadora Bimbo realizó obras hace unos dos años, pero pasado el tiempo el hundimiento persiste.
El área donde se localiza está “cercada” con una deteriorada malla de polietileno en color naranja a la que cualquier infante puede cruzar sin ningún problema, agachado, en cuclillas o a rastras. El plantel se localiza en la avenida Julián de los Reyes #350, en Villa de Pozos.
Introducido un palo de escoba, cuyo largo tiene una medida aproximada de un metro y 15 centímetros, no se alcanza a tocar el fondo. Como medida preventiva el hoyanco fue “tapado” con gruesos troncos de árbol.
Francisca Valero Ortega y Cinthia Elizabeth Álvarez Alcantar, presidenta y tesorera de la Sociedad de Padres de Familia, respectivamente, en el jardín de niños Josefa Ortiz de Domínguez turno matutino, recordaron que la primera semana de febrero se reunieron con empleados de la delegación.
Esa ocasión los servidores públicos acordaron volver al jardín de niños el pasado día 11, acompañados por el secretario general y el director de Obras de la delegación, encabezada por Tomás Olivares Robles, pero no se presentaron.
“Al siguiente día los fuimos a buscar y nos dijeron que no vinieron porque había estado aquí el presidente municipal. Nosotras les dijimos: ‘Pues se lo hubieran traído’”, comentó Francisca Valero.
Les reclamaron también por no avisarles que no acudirían, pues aquel día les suspendieron el recreo y programaron actividades especiales para mantener a los niños ocupados en las aulas.
Luego de ello, quedaron de volver a comunicarse para acordar el envío de tezontle para rellenar la caverna. “Quedaron muy formales de que la siguiente semana”, comentó la presidenta.
Antes, como medida preventiva, se comprometieron a cercar el área con malla ciclónica, cuya mitad de su costo sería cubierto por la delegación y cada una de las dos escuelas un 25 por ciento.
La malla fue cotizada por empleados de la delegación en 60 mil pesos. “No sé dónde la cotizaron, porque sí está muy elevado el costo”, estimó la tesorera.
En virtud de que persiste el riesgo de un accidente fatal, madres y padres de familia no descartan la posibilidad de salir un día a bloquear la carretera 57 para exigir la solución definitiva.
Desde hace más de 25 años
La directora del plantel del turno matutino, con unos 300 alumnos de entre tres y seis años, Ma. Antonia Alonso Martínez, advirtió que el grado de riesgo depende de la edad de los infantes, pues los más pequeños tienen menos capacidad para comprender el significado del peligro.
Por ende, explicó, el horario de recreo se modificó, de modo que “son escalonados, pues son 12 grupos en la mañana”.
Sostuvo que durante los dos años que lleva como directora, esa institución no ha obtenido ningún beneficio de la delegación.
Aparte, señaló que si bien la Secretaría de Educación Pública cubre el pago de salarios de los docentes, no aporta lo indispensable para el mantenimiento de la escuela ni para la adquisición de productos de limpieza.
Apeló a la responsabilidad social de las autoridades en los tres niveles de gobierno para resolver en definitiva el problema.
Mientras tanto, se cuestiona: “¿Si pasa algo… de quién es la responsabilidad? Claro, mía… sin embargo yo tengo copias de todos los oficios que he mandado a tanto a la Secretaría de Educación como al delegado”.
Sostuvo que le preocupa la seguridad de los infantes, en el entendido de que la salvaguarda de su integridad es uno de sus derechos primordiales, pero en esas condiciones están en riesgo, alertó.
Expuso que la oquedad tiene más de 25 años e indicó que, por escrito, en junio del año pasado, le solicitó “su pronta intervención” al titular de la Unidad Municipal de Protección Civil, Adrián Álvarez Botello.
“Vino una vez el delegado (Tomás Olivares) casi cuando llegó a Pozos, pero no necesitamos que nos visiten… requerimos que nos resuelvan”, precisó.
En el ámbito educativo “nosotros dependemos de un supervisor, luego de un jefe de sector y enseguida de la Secretaría de Educación; hace unas semanas vino la jefa de sector, me escuchó, me dijo que iba a estar al pendiente y me recomendó acomodar la cerca de plástico”.
En ese tenor, asegura hacer lo que está a su alcance, como sensibilizar a los padres de familia y maestras, a quienes les pide adoptar un cuidado especial de sus alumnos en las actividades recreativas.
Las aportaciones económicas de los padres de familia “son importantes, pero sólo el 52 por ciento de todos aportan”, refirió. Los papás tienen razón porque la Constitución garantiza la educación gratuita, “pero no lo es tanto porque ellos sostienen el plantel con sus apoyos”, añadió.
Sostuvo que el peligro de que un niño caiga en el socavón es latente, además de que cada que llueve la tierra reblandece.
Según personal de Protección Civil Municipal se debe retirar la tierra y rellenar con piedra bola, pero eso implica un costo “muy considerable, y si no hacemos lo menos costoso menos lo más costoso”, acotó Antonia Martínez.
Hace años, recordó, trabajó como maestra en el turno vespertino y entonces “la situación era peor”, porque profundidad de la oquedad se apreciaba a simple vista y la extensión era mayor.
En visita a la escuela, personal de la panificadora Bimbo les ofreció ayuda. “Vinieron ingenieros e hicieron un trabajo de limpieza, porque había muchos árboles tirados, mucha maleza y basura, además rellenaron y aplanaron”.
Colaboraron padres de familia de ambos turnos y la delegación mandó un camión para retirar la basura. Cuando la pesada unidad se aproximó al socavón se comenzó a hundir y fue retirado, recordó.
Y eso no es todo
Por si fuese poco, no es el único problema, pues la directora expuso que tan solo disponen de un módulo de sanitario en el plantel y junto a la dirección hay otro destinado a los docentes, el cual tiene más de 40 años de servicio.
“Hace dos años nos pidieron que lo clausuráramos porque es inservible, despide malos olores… ya está en malas condiciones y repararlo sería en vano, pero sigue en uso porque de alguna manera mitiga la demanda”, justificó.
Al respecto, envió oficios al alcalde capitalino, Xavier Nava, y al delegado Tomás Olivares, para solicitarles la reparación. El segundo le respondió que le giró el oficio al secretario, a quien cada año se le ha pedido lo mismo y no se resuelve nada, aseveró.
Aparte, expuso que el próximo domingo se cumplen tres años de que, mediante oficio, la supervisora de la Zona 052 de la Secretaría de Educación de Gobierno del Estado, Laura Catalina Valladolid Martínez, y la presidenta de la mesa directiva de la Sociedad de Padres de Familia, Francisca Valero, solicitaron la intervención del entonces delegado, Edgar Murguía Manilla.
En aquel entonces le pidieron la poda o la tala de un árbol cuya altura oscila entre los 20 y 30 metros de altura, porque temen que un día pudiera cae sobre un salón. Temor que se acrecentó luego de los recientes días en los que se han registrado fuertes rachas de vientos.
De tener frente a ella al alcalde capitalino, le pediría valorar las condiciones generales de todos los planteles escolares, porque todas las escuelas tienen necesidades, “pero que hay prioridades y entre ellas riesgos”.
Le sugeriría también pensar en qué haría como padre de familia si uno de sus hijos “estuviera en una escuela como esta… ¿actuaría de la misma manera?”, planteó.