Agresividad de cobradores de Banco Azteca alcanza a los vecinos de los deudores

Por Victoriano Martínez

La molestias por la cobranza por créditos de Banco Azteca y Electra no sólo alcanzan a los deudores que tengan un atraso en sus cuentas, o a quienes les pretendan hacer efectivos cargos inexistentes, sino también a los vecinos que tengan la mala suerte de escuchar cómo agreden a un deudor, como ocurrió el pasado viernes 22 de octubre en la colonia El Paseo.

Alrededor de las cuatro y media de la tarde, la tranquilidad de la cuadra se vio alterada por una mujer de nombre Lucila Elizabeth Martínez Guerra, quien golpeaba con fuerza la vivienda de un adulto mayor (71 años de edad) a quien le gritaba por su nombre y le exigía que saliera a pagar en ese momento el adeudo que tiene pendiente con Banco Azteca.

Al salir, el deudor –una persona muy tranquila– le explicó que su asunto ya lo ve un abogado que es con quien se tienen que entender, le pidió identificarse, lo que al parecer ofendió a la cobradora quien le gritó aún más y le dio un empujón.

Una vecina del otro lado de la calle se percató de la agresión, por lo que se acercó, pidió al señor que ingresara a su vivienda, cerrara y ya no le abriera a la cobradora, quien estuvo acompañada por José Adán Gómez Rodríguez, su subordinado.

A partir de ese momento, por casi media hora Martínez Guerra insistió en golpear la puerta y gritar en forma agresiva al deudor, lo que provocó la reacción de los vecinos de la cuadra, y hasta de la vuelta, quienes le pidieron que se retirara y le señalaron que si el agredido decidía presentar una denuncia, ellos irían de testigos.

La reacción de la cobradora de Banco Azteca fue extender sus agresiones verbales hacia los vecinos, al grado de comenzar a video grabarlos con un iPad, al mismo tiempo que hablaba por teléfono con audífonos manos libres. Algunos vecinos también comenzaron a grabar con sus celulares.

En el video que se presenta al final de este texto, la cobradora de Banco Azteca señala que los videos los tomó para compartírselos al abogado con el que conversaba telefónicamente, además de señalar que en su método de cobranza las reacciones de los vecinos “nos pasan siempre”. Esta es la transcripción de lo que se dice en ese video:

– Sin ningún problema, Lic. a ver, déjeme lo checo. Para que lo cheque, ahorita le voy a compartir la grabación, todas las grabaciones se las voy a compartir. ¡Tócale, Adán, por favor! Mire, le voy a compartir al señor que es un vecino, ni siquiera se le agrede, y me está grabando, o sea viene…

– ¿Y usted no me está grabando a mí?

– …a pelear por una cuenta que ni siquiera es de ellos.

– ¿Y usted no me está grabando a mí, oiga?

– Salen todos, salen todos, salen todos los vecinos a querer, este, ayudar al cliente, pero no le ayudan con dinero, ¿sí? La verdad. De verdad, de verdad, pues no, no se preocupe, no se preocupe. Este es un señor, la verdad que es un vecino, híjole. Este tipo de casos nos pasan seguido, la verdad. Nos pasan siempre.

Entre los videos que realizó a los vecinos, la cobradora cruzó la calle hasta el frente de la casa de la primera vecina que intervino, quien tiene un negocio de flores con un amplio portón, y captó las imágenes de quienes ahí se encontraban trabajando, de familiares y de cuando menos sus dos hijos menores de edad.

Unos minutos después de las cinco de la tarde, varios vecinos pidieron apoyo a través del 911, además de que se comunicaron al teléfono 457 105 3135, que aparece en una de las motocicletas en la que llegaron los cobradores, para reportar el incidente. En este caso, respondió una persona de recursos humanos de Banco Azteca, quien no se identificó pero ofreció pasar el reporte.

Algunos vecinos se comenzaban a alterar, por lo que subía el riesgo de que hubiera violencia. “Cuánto les tienen que dar, hombre, ahorita nos cooperamos para dárselos y que se vayan, ya después el podrá ponerse a mano con nosotros”, grito otro de los vecinos.

Una hora con 15 minutos después de la primera llamada al 911, llegaron dos policías municipales en motocicletas (la M-617 y la M-618).

Aunque los vecinos pidieron que Martínez Guerra les compartiera también a ellos los videos que realizó, el oficial de la motocicleta M-618, luego de que ella le dijo que podría borrarlos, le pidió que lo hiciera.

Varios vecinos le hicieron ver que pedían la copia de esos videos por ser la evidencia de la forma en que violó sus datos personales, especialmente de los menores de edad, pero se mantuvo atento a la pantalla del iPad de la cobradora quien le señalaba los videos que borraba. “Es que nosotros no podemos saber si se cometió algún delito”, expresó uno de los policías.

Uno de los vecinos más jóvenes levantó su celular y leyó el artículo 168 Bis del Código Penal estatal que describe el delito de cobranza ilegítima y sanciona “actos de hostigamiento, o intimidación, o amenazas de cualquier índole, o actos de molestia al deudor, sin mediar orden emanada de autoridad competente” con prisión de seis meses a dos años y multa de ciento cincuenta a trescientas unidades de medida y actualización.

Sin tomar en cuenta los señalamientos, el otro policía pidió que saliera el deudor. Al salir, se apartó con él y con el cobrador Gómez Rodríguez, con quienes acordó levantar actas con la versión de los hechos por parte de ambas partes.

“Pero nomás tenemos un formato para levantar el acta”, dijo y preguntó “¿habrá una copiadora por aquí?”. Uno de los vecinos se ofreció a ir a la copiadora más cercana y regresó con diez juegos. En tanto, el resto de los vecinos le hizo notar al policía que había dos actos violatorios de la ley por los que tenían que levantarse actas: la agresión al deudor y las agresiones a los vecinos.

Finalmente accedió a que el deudor, los cobradores y los vecinos levantaran un reporte cada uno por su cuenta. Los primeros en terminar fueron los cobradores quienes, tras entregarlo, se retiraron. En tanto el deudor y una vecina a nombre de todos llenaban los reportes correspondientes, uno de los policías hizo plática con algunos vecinos.

“Así son, a mi hijo le pasó con una tarjeta que le dieron y que nunca usó, pero un día le llegaron a cobrar de esa manera que porque debía 20 mil pesos y ni siquiera había usado la tarjeta ni sacado nada de la tienda”, les contó.

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