Casi dos semanas después de ocurrido el accidente vial donde fallecieron tres niños jornaleros, se anuncian medidas para evitar el trabajo infantil y el traslado con sobrecupo en la carretera.
Si bien es una respuesta acertada, lo cuestionable es que se dé tras un accidente que ya costó la vida a cuatro personas, los tres niños fallecidos en el lugar del percance, y un adulto que fue hospitalizado pero no sobrevivió a las heridas sufridas.
Como siempre, las justificaciones, o mejor dicho los pretextos por parte de la autoridad son bastos. Las declaraciones de la delegación federal de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, iniciaron exculpando a los propietarios de los campos agrícolas, ya que en una revisión efectuada en el lugar, no se encontraron niños en la siembra.
Ya sería mucho que sabiendo que están en el “ojo del huracán”, los propietarios de los ranchos mantuvieran a los niños trabajando… cosa de sentido común que al parecer no captó el delegado Edgar Durón Puente.
La que sí documentó malas condiciones laborales desde el inicio, fue la Comisión Estatal de Derechos Humanos, pero la pregunta es la misma: ¿por qué hasta ahora notan las ínfimas condiciones en que jornaleros potosinos y foráneos son obligados a trabajar?
Dentro de la “acertada” respuesta la STPS informa que reforzará las acciones de vigilancia en los campos agrícolas, ¿por qué hasta ahora? ¿qué ha pasado entonces con los operativos permanentes que se supone realiza?
Con ello no se puede descartar que esta misma penosa situación de salarios de risa, niños explotados laboralmente y deplorables condiciones de vida, se repita en algún otro punto de la entidad potosina.
Dentro de lo malo, algo bueno, las víctimas del percance ya recibieron la indemnización correspondiente, aunque esto no devolverá la vida a quienes fallecieron en el percance, ni borrará el infierno que experimentaron los sobrevivientes.