María Ruiz
Cada 30 segundos una persona se suicida en algún lugar del mundo. En México, la situación es alarmante: en 2022, 8 mil 240 personas se quitaron la vida. En el estado de San Luis Potosí, 282 individuos cometieron suicidio, y de ellos 100 eran residentes de la capital.
Esta preocupante estadística fue revelada por Vicky Brizuela, presidenta de la Asociación Cocoy y Feli, quien destacó la necesidad urgente de abordar esta situación, que refleja serios problemas de salud mental en la población.
Durante la conversación, compartió su dolorosa experiencia personal al subrayar la importancia de una atención adecuada y de la eliminación del estigma asociado con la salud mental.
Brizuela afirmó que no se puede considerar efectivo el derecho a la salud sin abordar la salud mental, pues en ningún lugar del mundo se trata con la misma importancia que la salud física.
Actualmente, dijo, solo el siete por ciento de los presupuestos sanitarios globales se destinan a la salud mental.
“Esta desproporción nos lleva a preguntarnos por qué se presta tan poca atención al cuidado de la salud mental, cuando una de cada cuatro personas sufrirá algún trastorno mental a lo largo de su vida”.
La respuesta, según Brizuela, puede encontrarse en la persistencia de la estigmatización y la discriminación, ambas violaciones de los derechos humanos.
“La estigmatización es un factor decisivo en la calidad de los cuidados y el acceso a los servicios que necesitamos. El acceso limitado o interrumpido a estos servicios reduce las oportunidades de que las personas con trastornos mentales obtengan una educación de calidad y un empleo remunerado, perpetuando así la desigualdad y la inseguridad social”, explicó Brizuela.
Añadió que estas condiciones propician la ocurrencia de suicidios, una problemática que debe abordarse desde una perspectiva familiar y que resulta de una compleja interacción de factores biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos y ambientales.
Asimismo, consideró imperativo romper las barreras de la estigmatización y la discriminación para prevenir y tratar adecuadamente la depresión, el abuso del alcohol y otras sustancias, así como para apoyar a quienes han intentado suicidarse.
Brizuela insistió en que solo mediante la colaboración entre la sociedad y el gobierno se podrán obtener resultados significativos en la prevención del suicidio.
La presidenta compartió su trágica historia personal: un 24 de noviembre de 2019, su mundo se derrumbó cuando su hijo mayor decidió suicidarse a los 22 años. Un año después, el 27 de noviembre de 2020, su hermano por elección también se quitó la vida.
Estas pérdidas devastadoras la motivaron a crear la Asociación Cocoy y Feli, enfocada en apoyar a quienes enfrentan problemas de salud mental y prevenir el suicidio, para hablar abiertamente sobre estos temas.
“Nos da miedo decir la palabra ‘suicidio’, pero cuando te pasa quisieras haber hecho muchas cosas. El problema es enorme y se puede prevenir. Debemos actuar como sociedad y no ser indiferentes”, subrayó.
La Asociación Cocoy y Feli trabaja para abrir puertas y brindar apoyo a quienes lo necesitan.
“Aunque preferiría no haber vivido estas tragedias, hoy estoy aquí para transformar el dolor en amor y ayudar a evitar que otras familias sufran lo que yo he sufrido”, señaló Brizuela.
Por último, remarcó que la colaboración entre instituciones y la sociedad civil es esencial para enfrentar esta crisis.
“Solo juntos, sociedad y gobierno, podremos prevenir una de las principales causas de muerte en México”.