Por Victoriano Martínez
Imagine que se ve en la necesidad de acudir al Hospital Central porque tiene un padecimiento que a todas luces es una urgencia que siente que pone en peligro su vida y, antes de lograr pedir la atención, se topa con un cartel en el que en un octaedro estilo etiquetado frontal de comida chatarra dice “alto, peligro de muerte” y enseguida “no hay con qué atenderte y al gobierno no le importa”.
Trata de encontrar alguna explicación, y se encuentra con otro cartel que advierte: “Alto, no tenemos con que atender, pero… para conciertos sobran millones”. Entonces se encuentra un cartel con una amplia explicación dirigida a usted como “Querido paciente”, en el que enlistan los insumos y medicamentos faltantes.
“No queremos seguir con este cascarón de hospital, mereces una atención digna y voy a luchar por ello, porque Tú lo vales y eso lo haré haciendo un paro en mis labores para que la población se de cuenta de lo mucho que nos hace falta para cuidar tu vida”, termina el texto firmado por “Médicos residentes”.
Entonces es probable que piense: una cosa es que como paciente se queje uno por la falta de medicamentos, pero que los médicos residentes adviertan de un riesgo de muerte si lo atienden en esas condiciones es un acto de responsabilidad que se entiende en tanto evitan dañar a los pacientes en primer lugar y, en segundo, evitan incurrir en una negligencia médica si dan una atención a sabiendas de que no existen las condiciones.
Quizá para entonces recuerde que, en las campañas por la gubernatura en 2021, el actual gobernador Ricardo Gallardo Cardona prometió la construcción de cinco hospitales de especialidades en su sexenio, que ya va a la mitad, y resulta que el ya existente Hospital Central es calificado por sus residentes como un cascarón.
Con eso en mente, por casualidad lee una nota en Astrolabio Diario Digital que reporta que Gallardo Cardona aseguró que ya gestionan con el gobierno federal el abastecimiento de medicamentos, dado que el hospital ya forma parte del sistema IMSS-Bienestar.
“Si ellos ya no nos surten, tendremos que comprar medicamento con dinero estatal, siendo que ya están dados y entregados al IMSS-Bienestar. Sin embargo, no podemos dejar gente sin medicamento y tendríamos que entrar”, como alguien dispuesto a salir al quite para proteger a la población.
Es probable que para entonces Usted ya busque una alternativa privada para atenderse, o de plano se resigne a volver a su casa a esperar noticias sobre la reanudación del servicio porque no cuenta con recursos para acudir a cualquier otra clínica.
Sobrevive, y al día siguiente busca noticias sobre el desabasto de insumos y medicamentos en el Hospital Central. Entonces se percata que el paro va a continuar porque los residentes recibieron por parte de los directivos del sector salud la promesa de regularizar los abastecimientos.
Entonces lee que la directora de los Servicios de Salud del Estado, Elizabeth Dávila Chávez, asegura que ya se comenzó con una primera dotación de materiales de curación y medicamento, pero que no sabe precisar cuáles eran los faltantes que comenzaron a surtir, y da una presunta explicación sobre la razón del desabasto.0
“Se debió a un desfase administrativo que se está corrigiendo, se va a corregir, no solamente es este hospital, hay varios más”, dijo. “Ajá, sí se la creo”, exclama Usted con ironía.
Más adelante lee que el delegado del IMSS-Bienestar, Daniel Acosta Díaz de León, no puede precisar cuántos hospitales, de los que “hay varios más”, y dónde se encuentran, y se limita a decir que, en abastecimiento, “andamos más o menos arriba de un 80 por ciento en material de curación y hay medicamentos que son crónicos, medicamentos que no se consiguen en el mercado, pero la mayor parte se están surtiendo, todavía falta”.
Si esas posturas de los funcionarios responsables de garantizar la operación eficiente del Hospital Central no le inspiran confianza, quizá se sienta identificado con los residentes, quienes al final señalaron que mantendrán el paro hasta el viernes en espera de que se firme una minuta con los compromisos, además de que trabajarán bajo protesta y atentos a que se cumplan las entregas de materiales que ha prometido el Estado.
Si los médicos residentes desconfían, Usted con mayor razón. Para colmo se le aparece una declaración del diputado Marco Gama Basarte en la que anuncia que propondrá al Congreso de Estado un exhorto al gobernador para que San Luis Potosí se desincorpore del sistema federal IMSS Bienestar.
Usted aún se siente mal, pero ya no tanto por la enfermedad, sino por la cadena de hipocresías y poses mediáticas para quedar bien con la población: un gobernador que se dice dispuesto a salir al quite, funcionarios que dicen trabajar en la solución, pero incapaces de dar a conocer un diagnóstico de la situación y, para colmo, un diputado que le añade un ingrediente politiquero.
Quizá para entonces ya piense en reunir a toda su familia para explorar la posibilidad –bienes para resolver males– de una acción conjunta para llevarlo a un hospital privado, o quizá por el coraje hasta la enfermedad se le haya quitado, o quizá se resigne a esperar el desenlace natural de su enfermedad…