Octavio César Mendoza
Ruth González Silva, la distinguida y simpática primera dama de San Luis Potosí, hoy es reconocida como la mejor presidente de los 32 sistemas del DIF en el país. Su esposo, el activo y sagaz Gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, también ha sido considerado el mejor mandatario estatal de México en varias ocasiones. Dos primeros lugares en la misma pareja, no suele ser algo común; como tampoco lo es que ninguna de las dos figuras opaque a la otra.
Ese compartido sitial de honor y los adjetivos con los que defino las características de ambos personajes, provienen de varios factores: ellos generan admiración, son simpáticos por naturaleza, suelen mostrarse empáticos con los más vulnerables, y expresan respeto y amabilidad para con todos los demás. El hecho de ser un matrimonio que refleja madurez, afecto, responsabilidad, lealtad, independencia y alegría por la vida, los convierte en ejemplo de una pareja centrada.
Más allá de su función pública, ambos son cercanos a la sociedad, no son clasistas, presuntuosos o discriminatorios; suelen ser respetados fuera de su círculo íntimo de amistades, familia, y sectores sociales populares que los cobijan; pero también suelen ser descalificados por quienes los perciben como adversarios y les guardan resentimientos. No pocos han expresado su entusiasmo por ver a Ruth competir por un cargo de elección popular y, en contraparte, no pocos lo temen.
Significado derivado del griego sympátheia, vocablo compuesto de syn (reunión o convergencia) y pathos (experiencia de pasión o sufrimiento) que, a su vez, poseen el poético significante de “sufrir juntos las emociones”, la simpatía es una cualidad que refleja el sentimiento compartido entre dos o más personas de emociones como la alegría, el sufrimiento, la tristeza, el dolor y, a veces, hasta la atracción física, siempre dentro de los terrenos de lo agradable y lo sensible.
Para Fernando Estébanez García, catedrático de Griego en el I.E.S. Benlliure de Valencia, la palabra sympátheia se corresponde con el vocablo latín compassio, y es uno de los conceptos más productivos para la filosofía y la ciencia griegas. Epicuro la clasificaba como una dolencia compartida entre el cuerpo y la mente (compás que dibuja la compasión) y que el autor desarrolla en sus “Monemas básicos del léxico científico” para explicar aquello que vibra de forma semejante.
En las antípodas, la antipatía es un defecto cuyo significado proviene del griego antipathos, vocablo compuesto donde anti significa “contra” y pathos significa esa “experiencia de pasión o sufrimiento” ya citada. Este sentimiento de rechazo o animadversión hacia personas, lugares, objetos o situaciones, y su salto cuántico hacia el odio, es todo lo contrario a la simpatía y la empatía, y es causada por las emociones como el temor o la desconfianza hacia una otredad “amenazante”.
Etimologías aparte, si en este momento se llevara a cabo una encuesta para conocer quiénes son las figuras públicas que merced a su antipatía podrían disputar el trofeo Paquita la del Barrio 2023, en las semifinales habría cuatro personajes: Leonel “Serrato” Sánchez, compinche de Gabino Morales en la Secretaría del Bienestar; Goyo “Hard Rock” Cruz Martínez, alcalde de Axtla de Terrazas; Iván “La voz” Estrada Guzmán, ídem de Matehuala, y Fernando “El tiburón” Medina.
En octavos de final quedaron en la liza, precisamente, Gabino Morales Mendoza, quien ya descubrió que ser youtuber y hacer Tik-tok tienen tal grado de complejidad que pueden restar votos; José Luis “Tekmol” Romero Calzada, que ostenta más playeras de diferentes equipos que Sebastián “El loco” Abreu; Xavier “El exterminador de panistas” Azuara (por decisión propia, para asegurar la “pluri” again) y dicen los críticos que un tal Kike Galindo -quien piensa impugnar por la vía del epigrama.
Desde mi punto de vista, la final se dará entre Leonel “Serrato” Sánchez y Fernando “El tiburón” Medina. Ambos tienen pegada incendiaria de animadversiones y muchos deseos de generar la mayor de las antipatías populares, y buena estrategia para lograrlo. La desventaja para Leonel es que intenta picarle la cresta a un peso muy superior cuando él es peso minimosca, como las que merodean los plátanos maduros, y la desventaja de “El tiburón” Medina es que se pasó de bestia.
Esas asimetrías, sin embargo, no son óbice para que ambos lo sigan intentando; siempre y cuando los púgiles munícipes Iván “La voz” Estrada Guzmán y Goyo “Hard Rock” Cruz no se enfrasquen en un toma-y-daca de largos coletazos, y a falta de réferi en el cuadrilátero de sus respectivos partidos políticos (Morena y PAN) se declare que ¡hay tiro! en la casa del boxeo político local. Más que tenerles fe, lo digo desde el conocimiento empírico de las causas, hay que guardarles distancia.
En este momento donde hay más malos imitadores de Andrés Manuel López Obrador que dobles de Luis Miguel y mimos satíricos de José José, es muy importante atender más a las figuras que nos generan una imagen positiva como sociedad, que dignifican la política, que elevan el debate, que promueven los valores, que enarbolan causas legítimas. En este Potosí donde principal capital es la gente buena, tenemos personajes de sobra para admirar, respetar, y hasta para seguir sus pasos.
De ese tipo de personajes, de los que crean y transforman el mundo con las herramientas de la inteligencia y el trabajo, es de los que deberíamos estar hablando; porque de andar replicando chismarajos, se van convirtiendo los medios de comunicación en libelos alarmistas cuya utilidad práctica sólo se ocupa en los baños públicos y las verdulerías de a tres pesos por kilo. Hay que evitar que San Luis Potosí tenga su propio show de esa naturaleza llamada “la casa de los babosos”.
Hay que apostar por los personajes que sí le son útiles a San Luis Potosí.
Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.
Es poeta, escritor, comentarista y consultor político. Actualmente ocupa la Dirección General de Estudios Estratégicos y Desarrollo Político de la Secretaría General de Gobierno del Estado. Ha llevado la Dirección de Publicaciones y Literatura de la Secult-SLP en dos ocasiones, y fue asesor de Marcelo de los Santos Fraga de 1999 a 2014, en el Ayuntamiento y Gobierno del Estado de SLP, y en Casa de Moneda de México. Ganador de los Premios Nacional de la Juventud en Artes (1995), Manuel José Othón de Poesía (1998) y 20 de Noviembre de Narrativa (2010). Ha publicado los libros de poesía “Loba para principiantes”, “El oscuro linaje del milagro”, “Áreas de esparcimiento”, “Colibrí reversa”, “Materiales de guerra” y “Tu nombre en la hojarasca”.