Por Antonio González Vázquez
Los diputados arrancaron este jueves su último período ordinario de sesiones antes de despedirse de la curul y de todas las prebendas que la acompañan. Y como no podría ser de otro modo, inician su adiós con una fuerte carga de asuntos pendientes, habida cuenta de su escasísima productividad.
El legislativo celebró su sesión solemne de apertura del segundo período ordinario correspondiente a su tercer año de ejercicio legal.
Las estadísticas son contundentes y son del todo negativas para los diputados de los nueve partidos político representados en la legislatura.
En cuanto a iniciativas del 15 de septiembre de 2015, al inicio del período, hoy 1 de febrero de 2018, se presentaron mil 327, de las cuales, tienen categoría de pendientes, 803. Del total de iniciativas presentadas, se han aprobado 404; 96 han sido improcedentes; 9 han caducado; 6 dictaminadas y 10 dadas de baja.
Para que los diputados, que por cierto han sido reprobados por Congreso Calificado por su baja productividad, necesitarán aprobar 160 iniciativas por mes para lograr abatir el rezago de pendientes.
El pleno se reúne en sesión una vez por semana, lo que supone que en cinco meses se realizarían al menos 20 sesiones, lo que implica que se requeriría de que en cada sesión se aprueben 40 iniciativa, lo cual luce imposible.
Y esto, solo para abatir el rezago, sin contar todas las iniciativas que los diputados presenten en el curso del período.
También acumulan un rezago significativo en materia de juicios de responsabilidad administrativa o juicios políticos. De 54 que suma la legislatura, están pendientes por resolver, 52. Uno ha sido procedente y otro más improcedente.