Ciudad de México (13 de octubre de 2015).- La gran diversidad de las artesanías mexicanas es un claro reflejo de la rica creatividad de los artesanos que dan identidad nacional, y cuya cultura indígena se mezcla con la herencia española y se enriquece en la época contemporánea.
La multiplicidad de formas y objetos en los que se manifiesta el espíritu mexicano, se da entre miles de diseños en cerámica, máscaras, textiles, madera, laca, cera, metales y joyería popular, orfebrería, talabartería, hueso, concha o vidrio, entre otras ramas. Cada región del país latinoamericano ha creado sus propias artesanías, y son su tesoros que las distinguen, ya sea para uso doméstico, ceremonial, vestuario, de trabajo simplemente como adorno.
El Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías (Fonart) es el organismo del Gobierno mexicano que apoya, difunde y promueve la actividad artesanal del país. Mediante este fideicomiso se contribuye a la generación de un mayor ingreso familiar de las y los artesanos mexicanos, mediante su desarrollo social, humano y económico.
El fonart fue constituido el 28 de mayo de 1974 por mandato del Ejecutivo Federal, con el objeto social de fomentar la actividad artesanal mexicana, y cuyas vertientes principales son: capacitación integral y asistencia técnica, apoyos a la producción, adquisición de artesanías, apoyos a la comercialización y concursos de arte popular.
Una artesanía es un objeto de identidad comunitaria, elaborado manualmente o con la ayuda de instrumentos, para lo cual se utiliza materia prima de la región donde habita el artesano. Ya sea de origen prehispánico, colonial o contemporáneo, las artesanías mexicanas hacen gala del colorido y la riqueza cultural y natural, y que conforman la memoria cultural de una nación que aprovecha su diversidad biológica.
Técnica y ramas de la artesanía mexicana.
La técnica artesanal es patrimonio de una comunidad, ya que en sus piezas se imprimen valores simbólicos e ideológicos de una cultura local determinada. Son herencia de generaciones, a veces ancestrales, pues se remontan a épocas prehispánicas o a la enseñanza de los primeros colonizadores, aunque con el tiempo se hayan ido transformando.
Con base en fuentes del Fonart, las principales ramas de la artesanía son: alfarería y cerámica, textiles, madera, cerería, metalistería, orfebrería, joyería, fibras vegetales, catonería y papel, talabartería y peletería, maque y laca, lapidaria y cantería, hueso y cuerno, concha y caracol, vidrio y plumería.
Alfarería y textiles, las de mayores ingresos.
Aunque la rama de la cual se venden más piezas es la de fibras vegetales, las que reportan mayores ingresos son la alfarería, seguida por los textiles.
“La venta de piezas de alfarería, en especial las del tipo de Talavera, nos ha dado para vivir bien. Tan sólo en nuestro local comercial tenemos invertido un buen dinero, y casi toda nuestra familia vive de esto y gracias a Dios nunca nos ha faltado para comer y pasear casi todo el año”, expresa el señor Daniel Conde.
Entrevistado en su establecimiento comercial, en la delegación Xochimilco, don Daniel comenta que gran parte de su mercancía proviene del central estado de Puebla, reconocida por su producción de cerámica fina, en especial la del estilo Talavera.
“Este estilo se desarrolló gracias a la arcilla de buena calidad que abunda en esa región central del país, así como a la facilidad y creatividad de los artesanos poblanos para desarrollar hermosas piezas cotizadas a nivel internacional”, señala don Dani, como le llaman familiares y clientes asiduos.
En el local comercial de don Daniel se observan desde enormes esculturas hechas con piedra rosa, que miden hasta tres metros de altura, hasta adornos en miniatura o piezas de mediano tamaño como son candeleros, jarrones, platos, atractivas fuentes de patos o jarros, ya sea de barro o del llamado “talavera”, y en sus colores característicos con figuras en colores azul rey, blanco y amarillo.
Los estados más productores de artesanías.
El sureño estado de Guerrero vende la mayoría de las artesanías comercializadas tanto en México como al exterior del país, con un 30% del total, seguido por los estados de Oaxaca, Michoacán, Chiapas y el central estado de México.
En tercer lugar se ubica Puebla, el Distrito Federal, Guanajuato e Hidalgo, aunque también Jalisco, San Luis Potosí y Chihuahua reportan ventas importantes, de acuerdo a las estadísticas del Fonart.
Creaciones más representativas.
Sin duda, “El árbol de la vida” es una de las artesanías mexicanas más conocidas, en la que se representa la unión entre la cultura prehispánica y la europea, y muestra la historia bíblica de la Creación, por medio de las técnicas ancestrales de alfarería de los indígenas.
De acuerdo con una encuesta realizada por la revista México Desconocido, los alebrijes se colocan en segundo lugar en importancia en cuanto al número de producción y ventas de estos singulares personajes, que son figuras fabricadas con yeso, papel o cartón en colores llamativos y con formas de seres fantásticos.
El término alebrije lo comenzó a utilizar la familia Linares, originarios del municipio de San Martín Tilcajete, del estado de Oaxaca, muy famosa por sus piezas fantásticas elaboradas en cartón. Éstos también se fabrican en el poblado de San Antonio Arrazola, Oaxaca, por parte de la familia de Manuel Jiménez, aunque estos son tallados en madera y con un estilo propio de la artesanía del lugar.
Por su parte, el sombrero de charro está convertido en un auténtico símbolo mexicano, y es una de las artesanías de mucha demanda, en especial por parte de los grupos musicales de mariachi. Algunos son hechos de tela aterciopelada y con aplicaciones de cuerdas doradas y plateadas, que con su delicada colocación en los bordes y cuerpo, le dan un distintivo toque de estilo y elegancia.
Fuente: Sin embargo.