Auditor gallardista: a sus órdenes jefe

Antonio González Vázquez

Rodrigo Joaquín Lecourtois López continuará sirviendo al gallardismo del que ha sido servil empleado.

Su vasallaje se remonta a 2010 como abogado del ayuntamiento de Soledad de Graciano Sánchez y desde entonces, lo han utilizado para los menesteres que les haga falta.

Trece años de servidumbre que se extenderán por nueve años más.

Electo como auditor del Instituto de Fiscalización Superior del Estado, Lecourtois López, tiene ahora la tarea más relevante que le hallan encomendado: limpiar las cuentas públicas de su patrón y aliados.

El nuevo huésped de la casona de Vallejo 100, conoce muy bien esa zona del centro histórico, pues su anterior oficina estaba sobre la misma calle, pero marcada con el número 215, donde hacía las veces de Consejero Jurídico de Gobierno del Estado.

Oficina distinta, aunque bajo el mismo jefe.

Desde que se anunció el proceso electivo y después al abrirse el registro de aspirantes al cargo, se sabía de la operación política tejida desde la Secretaría General de Gobierno, para garantizar una designación a modo.

El nuevo auditor será el que el número dos de palacio palomeó.

El secretario General de Gobierno, J. Guadalupe Torres Sánchez ordenó a Rodrigo Joaquín que se inscribiera, así éste lo hizo pues para eso está, para hacer lo que se le ordena.

Antes del registro de las y los aspirantes, personal de la desaparecida Auditoría Superior del Estado ya sabían quién sería el futuro auditor. Esa certeza nacía del hecho de que contaba con la bendición del número dos.

A las y los legisladores les llegó el mensaje y lo demás ya es historia: se inscribieron doce, revisaron su documentación y los entrevistaron; tras escucharlos, la Comisión de Vigilancia redactó el dictamen y lo pasó al pleno.

Se presentaron los nombres de las y los doce y abrieron la votación. Así nomás, sin discusión ni debate. Era innecesario, ya todo estaba “planchado”.

Y así fue: Lecourtois López, 25 votos para hacer una mayoría aplastante.

Esa votación confirma que el poder legislativo está bajo el control absoluto del ejecutivo.

Tres semanas antes de eso, Astrolabio Diario Digital publicó una nota informativa bajo el título “Gallardista de cepa va por el cargo de auditor”.

Las y los diputados, así como los dirigentes de los partidos de oposición nunca se pronunciaron al respecto. Nadie hizo nada por exhibir el perverso vínculo con el gobierno de uno de los aspirantes y se sumaron a la farsa legislativa.

La elección del auditor no entró a la agenda informativa, salvo excepciones de algunos medios periodísticos que siguieron el procedimiento. El caso estuvo ausente de la agenda política y por ende, no fue tema para el análisis, discusión y debate.

Nunca se polemizó al respecto, pese a la evidencia de que Rodrigo Joaquín era el alfil del gobierno de Gallardo Cardona.

El proceso se llevó con la estrategia del bajo perfil, para que no se hable de eso más allá de lo permisible a fin de no meter ruido a Lecourtois López.

Ese manejo llegó hasta el día 12 de octubre cuando se realizó la elección: en esa sesión se agendaron otros asuntos que le restaron atención al tema del Instituto de Fiscalización Superior del Estado.

Ese día, el Congreso develó el epígrafe por el centenario de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, eligió a magistrados numerarios y supernumerario del Supremo Tribunal de Justicia, retiró el dictamen sobre la municipalización de Villa de Pozos, aprobaron el Presupuesto del legislativo para 2024 y extinguieron el Instituto Estatal de Vivienda del Estado y la Promotora del Estado.

Esos y otros temas, sirvieron como “caja china” para distraer a la opinión pública sobre el asunto que por su gravedad era el más importante: que el nuevo auditor es empleado del gobernador.

De Consejero Jurídico a auditor presuntamente autónomo e independiente.

Será la misma servidumbre que mantuvo en otros cargos como pieza del gallardismo, al que ha acatado disciplinadamente.

Su misión en el mayor de su simplismo será limpiarle las cuentas al gobierno estatal y aliados. En contraste, apretar tuercas a los adversarios; tapadera de algunos, acucioso y exhaustivo fiscalizador de otros.

Si el gobernador festeja que en el Congreso del Estado se siente como en casa, la buena nueva es que igual placer y confort gozará en el Instituto de Fiscalización.

Gallardo continúa ganando poder.

Postrados los partidos políticos, los poderes Legislativo y Judicial, la mayoría de ayuntamientos, el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la clase empresarial, la alta jerarquía católica, la mayoría de medios de comunicación y la lista sigue y sigue.

Lamentable es el escenario actual que se puede tornar aún más sombrío con lo que resulte de las elecciones de 2024, para el que el gallardismo vela armas con el objetivo arrasar de manera inmisericorde a como dé lugar.

Acrecentar el poder, como diría el clásico, “haiga sido como haiga sido”.

Total, casi nadie dice nada.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no necesariamente representan la postura de Astrolabio.

Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Ha sido docente de la Facultad de Ciencias de la Comunicación durante 25 años. Además, durante 30 años se ha desempeñado como periodista en medios como El Heraldo, El Mañana de Ciudad Valles, Pulso, Milenio San Luis, Diario Digital San Luis, Librevía, La Jornada, Global Media y actualmente en Astrolabio Diario Digital y Periodismo Político.com. También ha sido corresponsal de medios nacionales como Agencia de noticias Notimex, La Jornada y Milenio.

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