Estela Ambriz Delgado
La organización ciudadana Guardianes de la Sierra de San Miguelito hizo un llamado a autoridades estatales y municipales para que se priorice el tema del derecho humano al agua por encima de eventos gratuitos para la población, y que se defienda esta importante área de recarga del acuífero potosino.
Consideraron que el tema del agua y su justa distribución es indispensable y prioritario, por el contrario del derroche de recursos en espectáculos, por lo que solicitan a las autoridades competentes a que se lleven a cabo acciones que impidan la urbanización de la Sierra de San Miguelito.
Además, el colectivo señaló que algunas autoridades tratan de deslindarse de su responsabilidad ante el desabasto de agua potable, bajo el argumento de que la sobreexplotación del acuífero potosino se debe a falta de conciencia de la población, mientras que en la Zona Industrial su uso nunca se limita y se mantiene la concesión a la empresa Aguas del Poniente Potosino.
Puntualizaron que lamentablemente no se puede vislumbrar que cese la sobreexplotación del acuífero, con acciones como las de la Secretaría de Desarrollo Económico, que atrae la inversión de empresas embotelladoras sin considerar la situación en se encuentra la ciudad, lo que evidencia que no existe la voluntad política para hacer lo correcto.
Los representantes de la organización también desmintieron que no hay agua en la ciudad de San Luis Potosí, pues se erige sobre el acuífero 2411, mismo que tiene una extensión aproximada de 1980 kilómetros cuadrados, según estableció el Consejo Técnico de Aguas Subterráneas en 2005.
“Este acuífero es el más grande del estado, no es casualidad que la capital se desarrolle aquí (…) el Valle de San Luis Potosí asemeja un cuenco, en el fondo pervive la mancha urbana y en sus bordes se alza la imponente Sierra de San Miguelito, con sus más de 111 mil hectáreas diseminadas entre los municipios de Villa de Reyes, Villa de Arriaga, Mexquitic de Carmona y San Luis Potosí”.
Asimismo, puntualizaron que el acuífero 2411 está cargado al lado poniente de la ciudad, en la zona donde se encuentran viviendas de tipo residencial, y que comenzó a fraccionarse sin control a partir del año 1990, por lo que abarca la zona de recarga más importante, lo que termina con las corrientes y escurrimientos naturales que infiltraban al acuífero.